China vuelve a ponerse de moda entre los inversionistas globales
SHANGHAI—Los inversionistas han vuelto a poner atención a China, después de meses en que los mercados globales se movieron en función de las interminables especulaciones sobre los próximos pasos de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Las acciones están subiendo en los mercados asiáticos y los precios de los commodities industriales como el cobre y el mineral de hierro se han recuperado en medio de señales que apuntan a un repunte de la economía china. Asimismo, el yuan frecuentemente bate nuevos récords contra el dólar a medida que el efectivo fluye al país.
El camino no ha estado exento de sobresaltos. La semana pasada, las acciones y bonos de los mercados emergentes se tambalearon y los precios del oro dieron un salto cuando se dispararon los costos del endeudamiento en el mercado de dinero de China, elevando los temores de una contracción de efectivo para los bancos. Algunos inversionistas temen que los esfuerzos oficiales para evitar una burbuja de deuda y mantener la inflación a raya limiten el crecimiento. Esta ansiedad fue la misma que, a principios del año, envió a la bolsa de Shanghai y los precios globales de las materias primas a pique.
La disposición a darle otra oportunidad a las acciones chinas y otros mercados estrechamente vinculados a la economía del país subraya la falta de opciones atractivas disponibles. El crecimiento global sigue siendo débil, mientras que el enorme apoyo de los bancos centrales a las economías desarrolladas ha dado como resultado precios casi récord en muchos mercados de acciones y bonos. Aunque el auge económico de China fue el motor del mercado global durante buena parte de la última década, su reciente bajón presenta una nueva oportunidad para entrar a ese mercado, dicen algunos inversionistas.
El Índice Compuesto de Shanghai ha ascendido 15% respecto a su punto más bajo del año, registrado a finales de junio, para cerrar el viernes en 2.132,96 puntos, aunque aún se encuentra 6% por debajo del nivel con el que comenzó el año. Los precios del cobre, metal del cual China representa 40% de la demanda global, han subido casi 9% desde que tocaron en junio su punto mínimo en tres años, cerrando la semana en US$7.180 la tonelada en la Bolsa de Metales de Londres.
Estos mercados han recibido un impulso de las alentadoras cifras económicas que China ha publicado en las últimas semanas. Una medida del sector privado de la actividad manufacturera del país subió este mes a su nivel más alto en siete meses, mientras que la economía registró una expansión interanual de 7,8% en el tercer trimestre, un crecimiento mayor que en los dos primeros trimestres de 2013.
El reciente lanzamiento de una zona franca en Shanghai y las expectativas de reformas económicas en una reunión del Partido Comunista el próximo mes también han contribuido al buen ánimo de los inversionistas. Se cree que en la reunión se discutirá ampliar el acceso a la economía a los inversionistas privados y extranjeros, más desregulación económica y medidas para permitir una mayor movilidad de la población.
Los indicadores han aliviado las preocupaciones de que China se desacelere dramáticamente este año. En los últimos años, la creciente economía china alimentó la demanda de commodities y elevó las perspectivas de los mercados emergentes, América Latina incluida como un exportador de muchas de estas materias primas. A medida que la segunda economía más grande del mundo comenzó a enfriarse, los mercados emergentes se volvieron cada vez más dependientes de las políticas de dinero fácil de los bancos centrales de los países acaudalados, los cuales podrían comenzar a desmantelar ese apoyo el próximo año.
Sin embargo, aún persisten algunos temores, la mayoría centrados en el mercado de préstamos chino. El Índice Compuesto de Shanghai cayó 2,8% la semana pasada y los precios globales de los commodities también bajaron después de que subieran los costos de financiación de los bancos chinos.
Los corredores aseguran que el rápido aumento de los costos de endeudamiento fue similar a la contracción de crédito de junio, que hizo que los bancos salieran desesperadamente en busca de dinero y dio un susto a los mercados globales.
También puso en evidencia los persistentes temores de una explosión de deuda, especialmente de los préstamos a los gobiernos locales. Estos créditos podrían alcanzar los 30 billones de yuanes (millones de millones), o US$4,92 billones, equivalente a 60% del Producto Interno Bruto del país, según algunos cálculos.
Los economistas aseguran que ese nivel de endeudamiento no es sostenible, pero muchos tienen miedo de que la economía china no pueda crecer sin ello. Es por eso que las señales de que el gobierno chino se prepara para restringir los préstamos, como sugiere la aparente tolerancia del banco central a los mayores costos de los préstamos interbancarios, se están contagiando a los mercados financieros globales.
—Jake Lee, Amy Li, Tatyana Shumsky y Prabha Natarajan contribuyeron a este artículo.
Daniel Inman y Shen Hong
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