China se alista para la nueva realidad de un crecimiento más moderado
BEIJING—En momentos en que los líderes de China inauguran su principal evento político del año, casi no cabe la menor duda de que la era de un menor crecimiento ha llegado.
El ánimo en torno a la economía está decayendo en casi todos los frentes, lo que significa que mientras crece la demanda de los ciudadanos por mejores colegios, pensiones más abultadas y cielos más limpios, el gobierno está en una posición más precaria para proveer tales servicios.
Las autoridades han intentado enviar el mensaje de que la desaceleración de la segunda mayor economía del mundo no es motivo de alarma, sino que se trata sencillamente de la nueva realidad.
De todos modos, cuando el discurso del primer ministro, Li Keqiang, sobre la marcha de la economía dé inicio hoy al Congreso Nacional Popular, la clave acerca de las intenciones del gobierno estará principalmente en una cifra: la meta de crecimiento económico.
El objetivo del año pasado se ubicó "en torno a 7,5%" y cuando la expansión alcanzó 7,4%, el nivel más bajo en más de dos décadas, el gobierno negó que se tratara de un fracaso.
Una meta considerablemente más baja para este año sugeriría que los líderes pondrán en marcha medidas dolorosas para modificar un modelo económico que en opinión de los expertos se ha agotado. En cambio, una leve variación del objetivo de crecimiento indicaría que el gobierno sigue aferrado a la estrategia de estimular la economía y las reformas pasarán a un segundo plano.
"Se están moviendo con demasiada lentitud", dijo Alexander Wolf, economista de Standard Life Investments. "Se perdieron el período dorado de un mayor crecimiento, cuando las reformas hubiesen sido más fáciles".
El analista añade que, de no mediar una reestructuración de las empresas estatales y otras reformas, la economía seguirá perdiendo fuerza. "Y si el modelo todavía no ha cambiado, entonces es una gran preocupación".
Los líderes chinos han anunciado medidas cada vez más drásticas en las últimas semanas para estimular el crédito de los bancos en un esfuerzo por recobrar los bríos económicos. Tales iniciativas, no obstante, podrían complicar la campaña para reducir la dependencia de la economía de las exportaciones, el mercado inmobiliario y el gasto fiscal.
La estrategia que escoja el gobierno tendrá repercusiones globales. Un plan que enfatice el crecimiento a corto plazo podría apuntalar una economía global aquejada por la crisis europea y la inestable recuperación de Estados Unidos. Sin embargo, también podría plantear interrogantes sobre el papel de China como motor de la economía mundial.
El gobierno afronta serias presiones internas para emprender nuevas medidas. Muchas empresas señalan que no quieren en-deudarse o expandirse debido a la debilidad de la demanda. Los negocios pequeños indican que los bancos no están otorgando préstamos ante los temores a un deterioro de su cartera incobrable.
"Las tasas de interés más bajas no han sido de gran ayuda", afirmó Chang Wenfei, gerente general de Ake Electronics, un fabricante de dispositivos inteligentes en la ciudad de Foshan, en el sur del país.
Mientras tanto, la desigualdad de los ingresos, la salud y las pensiones figuran entre las principales preocupaciones del público, según encuestas divulgadas por los medios de comunicación estatales.
Otra inquietud de la gente es el deterioro del medio ambiente a raíz de décadas de crecimiento desenfrenado. Un documental difundido en los últimos días que critica en forma discreta las políticas medioambientales del gobierno fue visto más de 100 millones de veces en Internet, obligando a los censores a contener la cobertura.
"Me preocupa no contar con un seguro social", dice Yang Jiahua, un guardia de seguridad de 54 años en una fábrica de juguetes en la provincia de Guangdong. "Sigo trabajando acá con la esperanza de obtener una pensión. De otro modo, me hubiera marchado hace rato. Me siento miserable y deprimido y no albergo muchas esperanzas".
Un factor que complica la labor de las autoridades es un entorno fiscal más restringido. Se prevé que China eleve su meta de déficit fiscal, que en 2014 alcanzó 2,1% del Producto Interno Bruto, pero algunos economistas calculan que, en realidad, el déficit ronda 7,5% del PIB al incluir la deuda de los gobiernos locales que no figura en los libros.
Se espera que el primer ministro Li reitere que el gobierno seguirá una política monetaria "prudente" y una política fiscal "proactiva". Los economistas prevén que eso se traduzca en nuevas medidas de estímulo monetario y gasto gubernamental conforme el crecimiento se desacelera y el capital se traslada a otros países.
Eso podría sentar las bases de una burbuja bursátil y permitir que las empresas no aborden sus problemas de exceso de capa-cidad, algo que es muy evidente en el sector de los bienes raíces.
Decenas de torres residenciales siguen desocupadas en Dalian, una ciudad portuaria del noreste, en una escena que se repite a lo largo del país y evoca los excesos que imperaban antes del colapso de los precios.
La inversión estatal en la red eléctrica está manteniendo a flote a los fabricantes de cables de cobre, aseveró Zhang Xuhua, ge-rente de comercio exterior de Shangshang Cable Group Co., pero dos años difíciles han mermado la confianza de la industria, agregó.
Incluso las compañías que serían grandes beneficiarias del mayor gasto fiscal en carreteras y proyectos de acueductos y electricidad señalan que los contratos estatales apenas compensan el impacto del enfriamiento económico.
"La situación del crédito bancario no ha mejorado mucho", aseveró el dueño de un fabricante de cables en la ciudad de Yixing, una base de manufacturas de cobre, cuya empresa acaba de cesar sus operaciones.
—Chuin-Wei Yapcontribuyó a este artículo.