China quiere cobrar impuestos a ciudadanos que viven o invierten en el extranjero
El país asiático prevé que se tribute por los ingresos obtenidos en cualquier lugar del mundo
HONG KONG.- Como personas y empresas chinas salen en número creciente al exterior, las autoridades impositivas del país comienzan a pensar en seguirlas.
Los multimillonarios pequineses que crearon compañías con nombres crípticos en las islas Vírgenes Británicas para ocultar sus fortunas, están en la mira. También lo están los comerciantes de Guangdong que viven y trabajan en África y América latina. Los agentes impositivos chinos exigen ahora que sus ciudadanos informen cuánto ganan en el extranjero.
Al pedir esta información, las agencias recaudadoras nacionales y municipales chinas están comenzando a aplicar una norma ampliamente ignorada: los ciudadanos y las compañías deben pagar los impuestos locales sobre la totalidad de sus ingresos a nivel mundial y no sólo por lo que ganan en China.
En el otro bando se encuentran las naciones europeas, Japón, Australia y Canadá que cobran impuestos a las personas dentro de sus fronteras, pero eximen a la mayoría de los expatriados.
Los economistas y contadores debaten desde hace mucho tiempo si es justo gravar a ciudadanos y compañías que están en el extranjero. Los europeos sostienen que los expatriados usan menos servicios oficiales, como la salud pública, mientras que tienen un gran rol en la promoción de las exportaciones.
Los partidarios de cobrar impuestos sobre los ingresos mundiales han argumentado que tales exenciones son regresivas y que afectan negativamente a individuos de ingresos más bajos, si se considera que muchos expatriados son banqueros y otras personas que actúan en el ámbito de las finanzas, con ingresos elevados.
Siendo por entonces aún un país muy pobre, China envió equipos de agentes impositivos a Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y otros países, en busca de asesoramiento para redactar un código fiscal moderno. Los funcionarios chinos prefirieron la definición estadounidense del ingreso, con su alcance mundial, al promulgar su código fiscal en 1993. Este código sigue vigente al día de hoy, aunque con muchas enmiendas.
El 1° de febrero entrarán en vigor nuevas normas que prohibirán una amplia variedad de inversiones internacionales, que están consideradas maniobras para evadir impuestos. Las normas podrían afectar indirectamente a muchos individuos chinos ricos, que comúnmente hacen inversiones en el extranjero a través de compañías que se crean especialmente.
La aplicación de la normativa impositiva se ha visto limitada, en parte porque China no contaba con datos de los ingresos e inversiones en el extranjero de sus ciudadanos. Pero el gobierno chino ha estado negociando simultáneamente con Estados Unidos y otras naciones para compartir información sobre cuentas bancarias en el extranjero de ciudadanos chinos.
La campaña china por el cobro de impuestos se da cuando la economía del país comienza a desacelerarse. Las finanzas de los gobiernos municipales de toda China se han deteriorado considerablemente en los últimos dos años.
La decisión fiscal de China podría aumentar la presión en favor de acciones similares de países con déficit considerables en sus cuentas públicas y con gran cantidad de expatriados ricos, como Australia, Gran Bretaña, Francia e Irlanda.
Desde Deloitte se predijo que China se centraría en unos cuantos casos destacados, para persuadir a otras compañías e individuos de declarar sus ingresos extranjeros y pagar impuestos sobre ellos.
Traducción de Gabriel Zadunaisky
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