Una empresa eslovena expone la misión imposible de trabajar en la Argentina
Iskraemeco es una empresa eslovena que está en la Argentina desde 2018, importa medidores eléctricos y les instala el software para funcionar, pero desde hace meses está paralizada por las restricciones para importar
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Iskraemeco es una empresa eslovena que está en la Argentina desde 2018 y se dedica a importación de medidores eléctricos. Tiene una planta en Parque Patricios, donde les instala el software para adaptar los aparatos a las características que les piden sus clientes, que son las principales distribuidoras eléctricas del país, entre las que se encuentran Edenor y Edesur.
La decisión del Gobierno de restringir las importaciones para cuidar los dólares frenó la operación de la compañía. El último contenedor fue nacionalizado el 7 de noviembre pasado, hace más de tres meses.
La situación de Iskraemeco ayuda a explicar tres complicaciones que atraviesa la Argentina en mayor o menor medida. En primer lugar, la falta de insumos para operar con normalidad, debido a la escasez de dólares que tiene el Banco Central (BCRA).
En segundo término, la fragilidad del servicio de energía eléctrica en el país, que se mantiene a través de aparatos en constante reparación, en vez de reemplazarlos por nuevos de mejor tecnología, lo que explica luego los cortes de luz en los picos de calor.
Por último, es una de las causas que señalan las empresas multinacionales para explicar por qué deciden dejar sus operaciones en la Argentina, entre ellas Enel, la dueña italiana de la distribuidora Edesur.
Enel mantendrá sus activos en Chile, Brasil y Colombia, que son mercados donde la compañía está instalando colectivos eléctricos, pero desinvertirá en el país y en Perú. “En la Argentina, estamos todavía luchando para que nos dejen entrar un cargador eléctrico”, se quejaban en Enel, antes de tomar la decisión de irse. La chilena Falabella también puede dar fe de este problema.
Un caso testigo
Iskraemeco es una empresa europea, con sede en Eslovenia, que se dedica a la medición de energía eléctrica. Sus principales operaciones están en Alemania, Suiza y Austria. Hace unos años quiso ingresar al mercado de América Latina y en 2018 desembarcó en la Argentina, en un contexto de recomposición tarifaria para las empresas de distribuidoras eléctricas, donde se destacan Edenor y Edesur.
Al poco tiempo, la mayoría de las distribuidoras del país empezaron a invertir en cambiar los medidores eléctricos. Entre ellas, las empresas provinciales de Córdoba (EPEC), Tucumán (EDET), Santa Fe (EPE), Mendoza (Edemsa), Neuquén (EPEN), Río Negro (Edersa), San Juan (EPRE) y Corrientes (DPEC).
“Nos fue bien importando medidores. Instalamos una planta chica en Parque Patricios, con la idea de traer los medidores vainilla y en la Argentina le cargamos la configuración específica del software. Ya no existe más ese medidor con el disco mecánico que giraba; hoy todo es electrónico. Le cargamos el software, calibramos el medidor y lo despachamos a los clientes”, explica el director financiero de la empresa, Fernando Barbeito.
Entre los pedidos de los clientes, está la instalación de los medidores bidireccionales, que sirven para aquellos hogares que quieren generar su propia electricidad con paneles solares e inyectar los excedentes a la red (generación distribuida).
La compañía, a su vez, se sumó al programa de prácticas formativas de la Ciudad de Buenos Aires, que contrata empleados por un plazo de tres meses, en los cuales el gobierno porteño paga una parte de la remuneración. La empresa se compromete luego a efectivizar al menos al 20% de los trabajadores que participan.
“El gobierno de la Ciudad tiene una bolsa de trabajo. Ellos hacen el primer filtro para ingresar y luego la empresa hace el segundo. Se contrata a los empleados por un plazo de tres meses. El programa funciona muy bien. Hicimos dos programas de prácticas formativas con cinco chicos cada uno. Del primero quedaron efectivizados tres. Del segundo, asumimos el compromiso de incorporar a uno, pero a partir de abril. Lo podríamos incorporar desde el primero de marzo, pero no tenemos trabajo para darle. Entonces ‘pateamos’ la incorporación un mes con la expectativa de que esto se solucione”, dice Barbeito.
La planta tiene nueve empleados actualmente, pero está parcialmente paralizada por la falta de medidores. El último contenedor que se nacionalizó fue el 11 de noviembre pasado, que ingresó al país bajo el viejo esquema del Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI), reemplazado en octubre por el actual Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA).
“Desde entonces empezamos a presentar las SIRA, pero están permanentemente en estado ‘Observadas’. Tenemos medidores que están en la Aduana. Los derivamos a zona franca para bajar los costos de almacenamiento, pero no los podemos liberar porque no tenemos aprobadas las SIRA”, explica Barbeito.
La compañía pidió información acerca del avance de las SIRA en la página de la AFIP, en el servicio SC-Solicitud de contacto, y también envió mails a los correos que ofrece la Secretaría de Comercio para hacer los reclamos.
“Nos contactamos en nombre de la firma Iskraemeco SRL (CUIT 30-71630442-2) a efectos de solicitar tengan a bien informarnos la razón por la cual las SIRA [especifican los números de tres] vinculadas a la adquisición de medidores de energía eléctrica permanecen en estado Observadas. Destacamos que se trata de un insumo esencial para la provisión del servicio eléctrico”, señala la misiva enviada, pero nunca tuvieron respuesta.
Mientras tanto, los clientes también empezaron a reclamar por los medidores que solicitaron. “Hablamos con las distribuidoras para explicarles la situación, porque nos empiezan a correr las multas y garantías que pueden ejecutar las cauciones con las compañías de seguro. Presentamos todos los documentos para evitar las sanciones y las penalidades. También les pedimos ayuda a esas empresas, que son provinciales y tal vez tienen mejor llegada con la Secretaría de Comercio, pero nos dijeron que no tenían acceso y que les estaba ocurriendo lo mismo con un montón de otros insumos”, dijo Barberito, que tiene la difícil tarea de explicar esta situación a la casa matriz en Eslovenia.
La compañía también analizó preguntarle a las distribuidoras eléctricas si estaban dispuestas a pagar el precio de los medidores a la cotización del contado con liquidación (CCL a $367 vs. $196, del oficial), para destrabar las importaciones. Sin embargo, el despachante de aduana le indicó que tampoco se estaban aprobando las SIRA que se solicitaban tildando la opción de que no se accedía al mercado único de cambios (MULC).
“Ya con las SIMI teníamos la dificultad de que recién podíamos pagar las importaciones a los 180 días de la salida del puerto del producto. Entre todo, podíamos hacerlo porque importamos de la casa matriz y nos toleraban ese tiempo, pero es imposible hacerlo con un tercero. Con el esquema SIMI, ya veníamos acumulando deuda, pero presentando toda la documentación al banco, al día 180 estábamos habilitados a pagar. Ahora la situación es más complicada. Estamos por lanzar un esquema de reparación de medidores para rescatar el servicio y ocupar la planta. Tenemos un almacén vacío y estamos pagando el costo de almacenamiento en zona franca”, concluye el director financiero de Iskraemeco, que no pierde la esperanza de que la situación se normalice en algún momento.
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