Alberto Fernández encargó dos pedestales, por casi US$30.000 cada uno, a través de una contratación directa; la escultura de Carlos Menem ya está finalizada y se espera que sea sumada al Hall de Honor, donde todavía faltan varios mandatarios
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Mármol de carrara, molduras finas, alfombra roja, pisos de piedra blanca y negra tipo tablero de ajedrez, arañas de cristal y 28 rostros estáticos de expresidentes argentinos configuran la escena del llamado Hall de Honor, en la entrada principal de la Casa Rosada. Los bustos fueron inaugurados, removidos y reubicados de acuerdo con el gusto y orientación política de cada gobierno. Según diversas fuentes consultadas, una estatua presidencial tiene un valor estimado -sin contar el componente histórico- de entre US$25.000 y US$30.000. ¿Su pedestal? Cerca de US$18.000.
De acuerdo al portal Compr.ar, la Secretaría General de la Presidencia busca adquirir dos pedestales por US$29.645 cada uno. Aunque múltiples fuentes confiaron que serían destinados a sostener las figuras de María Estela Martínez de Perón y de Carlos Menem, la versión oficial es que se encargaron para reemplazar dos pedestales en malas condiciones.
Sin embargo, la misma Secretaría General de la Presidencia confirmó a LA NACION que el busto de Menem está terminado y se encuentra en manos de la Casa Rosada, dato desconocido hasta el momento. También aseguró que no compró la estatua con el rostro del riojano, sino que la recibió como donación del artista Fernando Pugliese, fallecido en mayo de 2021. La pieza está valuada en US$25.000.
Pese a las insistentes consultas de LA NACION, -la primera fue realizada el pasado 17 de marzo-, recién ayer a las 19:54 llegó la confirmación de que ya hay un busto de Menem finalizado. Por el momento, no hay registro de la donación en los portales de obsequios oficiales, aunque la carga se realiza de manera continua y el artista falleció hace 10 meses. Al respecto, la Secretaría General dijo que todavía se encuentra en trámite y prometió remitir la documentación a este medio.
El proceso de compra de los dos pedestales -por US$29.645 cada uno- tuvo lugar a principios de marzo a través de una contratación directa. Hubo varios interesados a los que se les solicitó presupuesto por fuera del procedimiento oficial y algunos de ellos, que prefirieron mantener su nombre en reserva, mostraron a LA NACION sus cotizaciones, por menos de US$19.000 cada pieza.
“Durante 2021 se inició el proceso administrativo para la contratación de los especialistas que acreditaran la idoneidad técnica y económica para la construcción de dos pedestales. Dadas las especificidades técnicas, se utilizó un procedimiento de contratación directa por especialidad”, explicaron desde el Gobierno.
La tarea se encargó a la empresa Ragolía, que realizó obras en los hoteles Alvear Palace, Icon y Art. El 3 de marzo, un día antes del dictamen de evaluación favorable, Pablo Francisco Ragolía, en representación de la empresa, visitó la Casa Rosada. “Se intentará utilizar el material lo más similar al que actualmente está representado en los pedestales del Museo”, consigna el documento firmado en esa ocasión. Solo resta concretar la adjudicación.
Los secretos de los bustos
El emplazamiento de los bustos está regulado a través de decenas de decretos y resoluciones dispuestos por las distintas gestiones. En algunas ocasiones en contra de la historiografía, la suerte de las esculturas queda sujeta a las preferencia ideológicas del gobierno de turno. Las características, el material utilizado, los artistas elegidos y la expresión de los jefes de Estado llevan el sello de cada administración.
Uno de los últimos actos presidenciales de Cristina Fernández de Kirchner en 2015 fue colocar la escultura de su marido. Hizo el descubrimiento un día antes de que termine su mandato, acompañada por Evo Morales. El busto de Kirchner se inauguró en tiempo récord, ocho años después de finalizado su período, mientras que expresidentes anteriores a él todavía no tienen exhibida o encargada su figura.
Según las regulaciones en la materia, el busto debería representar con “exactitud los rasgos fisonómicos, carácter y expresión”. En el caso de Néstor Kirchner, a diferencia de todo el resto, sonríe desde su pedestal. Otro detalle que llamó la atención fue el agregado de una venda en la frente del expresidente, que rememora el día de su asunción, cuando sufrió un corte al chocar con una cámara.
La escultura de Néstor Kirchner fue también creada por el escultor Pugliese, autor de otras figuras icónicas como la de Jorge Borges y Adolfo Bioy Casares en el café La Biela y de la de Tato Bores sentado detrás de su escritorio en la Avenida Corrientes. A diferencia de otros bustos, el de Kirchner no fue hecho con mármol de carrara macizo, sino con fibra de vidrio. Luego, el busto viajó a Italia para ser pasado por mármol con una técnica punto a punto.
En una de sus últimas obras, además del busto de Menem, Pugliese inmortalizó por primera vez a Alberto Fernández. Lo esculpió en resina tocando la guitarra junto a Dylan y Prócer, los perros presidenciales.
Sorpresas y reclamos
La normativa que dispuso en su momento que los bustos debían acomodarse en orden cronológico se respetó durante muy poco tiempo. No menos de 20 veces se registraron modificaciones, según la documentación de la Casa Rosada a la que accedió LA NACION.
Los funcionarios de Mauricio Macri encargados de rediseñar el Hall de Honor se encontraron con una sorpresa. Cristina Kirchner no había continuado los deseos de su marido, impresos en un decreto de 2006, para que sean quitados todos los presidentes argentinos no constitucionales del salón. Los rostros de Edelmiro Farrell, José Félix Uriburu y Pedro Pablo Ramírez, mandatarios a partir del golpe de Estado de 1943, seguían expuestos. Junto con los cuadros de Hugo Chávez y otros líderes de Latinoamérica, fueron retirados. Fernando de Andreis, Secretario General de la Presidencia de ese entonces, debió atender el reclamo de una pariente de Farrell, que se quejó a través de una carta.
La gestión anterior ubicó a los presidentes por orden cronológico, como estaba reglamentado, pero se encontraron con un problema: la forma del salón. De acuerdo con dónde se marcara el inicio y la trayectoria de la línea del tiempo, el orden podía ser completamente distinto. Decidieron, entonces, llamar a la Academia Nacional de la Historia para que se ocupe y contrataron a un servicio especial para moverlos, por temor a que se dañen.
“Restauramos bastantes porque estaban destruidos. Uno incluso se había caído en uno de los últimos actos de Cristina en el gobierno. Estaban mal cuidados y algunos pedestales estaban rotos”, comentó un exfuncionario a LA NACION.
En agosto de 2020, en plena pandemia, Alberto Fernández dio marcha atrás y acomodó los bustos de acuerdo con las preferencias de Cristina Kirchner. Quedaron en primer plano, de izquierda a derecha, Raúl Alfonsín, Néstor Kirchner, Juan Domingo Perón e Hipólito Yrigoyen, como lo había dejado la vicepresidenta en 2015.
Cuando cientos de personas irrumpieron en Casa Rosada cruzando los portones exteriores durante el velorio de Diego Maradona, cayó la figura de Yrigoyen al suelo en medio del caos. Sufrió algunos daños y se salieron dos barras del pedestal. Para evitar mayores desastres, el busto del expresidente radical fue resguardado en la oficina del exvocero presidencial Juan Pablo Biondi. Según reconstruyó LA NACION, Alberto Fernández ordenó sacar rápidamente los de Alfonsín, Kirchner y Perón, que eran los que más peligro corrían. El resto quedó allí.
El episodio no generó mayores inconvenientes gracias al seguro contra robos y roturas que rige desde 2014, cuando el Estado firmó un convenio con Nación Seguros S.A. para la provisión del servicio. En junio del año pasado se estableció un precio de $602.205,78 a pagarse en cuotas de acuerdo con el portal de compras.
Quiénes sí y quiénes no
Hay varios expresidentes que estarían en condiciones de tener su lugar en el hall, pero por distintos motivos no están allí. Según la norma, deberían tener su estatua ocho años después del fin de su mandato. En caso de haber llegado a la presidencia en más de una oportunidad, se toma en cuenta el primer período.
Martínez de Perón, Menem, Fernando De la Rúa, Eduardo Duhalde y Cristina Kirchner podrían (o deberían) estar en el salón. Mauricio Macri recién podrá sumarse en 2027 y Alberto Fernández, en 2031.
El Presidente tenía la intención de inaugurar el busto de Menem antes de su muerte. El domingo en el que falleció, se puso en contacto con Zulemita y, según su relato, lamentó no haber podido concretarlo con él en vida. “Nos negábamos a la imposición del busto porque esperábamos que él se repusiera y lamentablemente no lo logramos”, aseguró Fernández.
En 2007, Néstor Kirchner mandó a hacer tres bustos: los de Héctor Cámpora, Raúl Alfonsín y Martínez de Perón. Pero su esposa fue la encargada de darles destino, como presidenta entrante. Cristina Kirchner nunca inauguró el de Cámpora ni el de Martínez de Perón. Más aún, el de Martínez de Perón estuvo “perdido” durante más una década.
Cómo pasó de estar en la Casa Rosada a intentar venderse en un anticuario del conurbano es un misterio. Lo cierto es que en 2020, una escultura de 75 centímetros de alto de mármol de carrara macizo no pasó desapercibida ante los ojos del coleccionista Pablo Miño, vendedor y militante peronista. Sorprendido por haber dado con semejante pieza, se puso en contacto con autoridades y la escultura fue entregada a la Casa Militar. Aunque ya está en manos de la actual administración, todavía no fue puesta en el Hall de Honor, ese lugar donde se escribe parte de la historia.
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