Arrastra un déficit operativo muy grande; en el último tiempo, perdió terreno con los billetes importados
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La empresa que fabrica billetes en la Argentina se llama Casa de Moneda. Pero no sólo hace eso. También dedica tareas a la producción de todas las patentes que circulan en el país y a la elaboración de estampillas de tabaco, fajas, pasaportes e impresión de títulos universitarios, monedas y medallas conmemorativas (como la de los 200 años de la Universidad de Buenos Aires), entre otros productos.
Esta compañía pública, creada en 1875, sin embargo, fue la que arrojó el peor déficit en 2023, debido a la negativa de la administración anterior de emitir billetes de mayor denominación, lo que generaba que las máquinas de impresión estuvieran las 24 horas del día, los siete días de la semana trabajando. Según datos oficiales, cerró el año pasado con un resultado financiero negativo de $422.879 millones y así superó las pérdidas que ocasionaron Aerolíneas Argentinas ($385.115 millones) y Aysa ($384.239 millones).
El vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció en la red social X el cierre de esta empresa del Estado, que a los pocos minutos borró. Esto colocó sorpresivamente a Casa de Moneda en el centro de la agenda, una compañía comúnmente asociada a los billetes pero de la que poco se sabe.
“La licitación del Banco Central sin invitarnos fue muy fuerte”, dicen los directivos en la imprenta, acerca de la orden que realizó la entidad monetaria para preadjudicar 540 millones de billetes terminados de $20.000, que llevarán el rostro de Juan Bautista Alberdi, para el período marzo-julio del año próximo, como adelantó LA NACION. “Nos sorprendió el anuncio. Veremos si se oficializa y cómo lo hacen”, dijo otro de los trabajadores de la empresa estatal.
La fabricación de billetes representa el 90,7% de los ingresos de Casa de Moneda, de acuerdo a cifras sobre su unidad de negocios durante todo 2023. Esto explica por qué los bancos y el Central se encuentran entre sus principales clientes. Por esta actividad, la compañía produjo 3014 millones de billetes, por $95.462 millones.
En segundo lugar se ubican los pasaportes y la gráfica general que la imprenta provee para el Ministerio del Interior y organismos que dependen de él, como por ejemplo el Registro Nacional de las Personas (Renaper). Representaron el 3,9% de los ingresos de la empresa durante el año pasado.
El tercer producto relevante que lleva la estampa de Casa de Moneda son las cédulas y las patentes que tiene como cliente a la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara). En términos de volumen o cantidad de producción, concentraron el 32% pero en ingresos, el 3,8%.
Otro producto que elaboran son las estampillas y las fajas. Aquí se anota como compradora la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Pese a que en volumen de producción resulta importante, este ítem no le deja demasiado dinero. Concentraron el 0,4% de sus ingresos, unos $490,9 millones.
Durante la gestión de Javier Milei algunas cosas cambiaron en esta empresa pública. Según los últimos datos disponibles de 2024, no es la más deficitaria sino la tercera. Las que la superaron en este ránking negativo son Aerolíneas Argentinas y Aysa.
Además, presenta otra particularidad. En un contexto generalizado de recortes en el universo de las compañías del Estado, las transferencias del Gobierno a Casa de Moneda crecieron interanualmente un 60% en términos reales hasta agosto, tal como refleja la Oficina de Presupuesto del Congreso. A principio de año había arrancado con una merma de los fondos estatales que absorbía, superior al 70% en términos reales, pero después de mayo comenzó a recibir más dinero de la administración central.
De todos modos, evaluar el tamaño de su planta es otra manera de ver el ajuste en esta empresa. En enero, tenía 1387 empleados, según el Indec. Dicho número cayó a 1318 en agosto. Es decir, en ocho meses redujo su plantel un 5%.
El hombre al frente de Casa de Moneda, Daniel Méndez, que llegó con la gestión libertaria, fue designado en el puesto el 27 de diciembre con mandato vigente hasta el 22 de diciembre de 2024. Antes se desempeñaba como asesor financiero de manera autónoma. Su currículum también incluye un paso por el Mercado Central y una empresa tabacalera.
Importación de billetes
Pese a la incorporación de nueva tecnología que hizo la empresa el año pasado, el 75% de los billetes que está en circulación es importado. Solo el 25% restante se produce en las dos sedes que tiene Casa de Moneda, en Retiro y en Don Torcuato (la ex Ciccone). Una paradoja para un país que padece la falta de dólares con reservas negativas en el Banco Central.
Durante este año, el Banco Central adjudicó la compra de billetes de $10.000 y $20.000 a las imprenta China Banknote Printing and Minting Corporation (CBPM) y a la estadounidense Crane Currency, donde pagó entre US$48 y US$56,50 el millar. Casa de Moneda, por caso, tendría dificultades para hacer la misma provisión por debajo de los US$90. De hecho, ni siquiera fue invitada por su principal cliente, el Banco Central, para participar de la compulsa, porque debe trabajos que ya están pagos.
Una curiosidad de los billetes es que hasta diciembre de 2019, los presidentes de las cámaras de Senadores y de Diputados alternaban sus firmas en los billetes, junto con la del presidente del Banco Central. Mientras que los presidentes del Senado (el vicepresidente de la Nación) firmaban los billetes de más alta denominación, los de Diputados firmaban los de más bajo valor. Sin embargo, en enero 2020, el BCRA emitió una resolución para que solo figuren las firmas del presidente de la entidad y de Diputados, porque la exvicepresidente Cristina Kirchner no quería firmar los billetes de los animales.
Esto cambió de nuevo con la llegada del gobierno libertario: en el billete de $10.000, con las imágenes de María Remedios del Valle y Manuel Belgrano, se puede ver la firma de la vicepresidente Victoria Villarruel.
Las monedas, por su parte, se dejaron de fabricar en 2020, cuando el valor del metal hasta triplicó el valor facial de la de máxima denominación ($10).
El renacer de Ciccone Calcográfica
Ciccone Calcográfica es recordada recientemente por ser la imprenta por la cual el exvicepresidente Amado Boudou fue condenado a cinco años y 10 meses de prisión por haber intentado quedarse con el 75% de las acciones de la empresa, en 2010. Sin embargo, previamente, Ciccone era conocida por ser la única imprenta privada que tenía autorización para imprimir billetes en todo América Latina.
Su crecimiento exponencial se dio en 1978, cuando fue la encargada de imprimir las entradas del Mundial de fútbol organizado en la Argentina. En 2013, fue expropiada y actualmente forma parte de la empresa estatal Casa de Moneda. Tiene una bóveda antisísmica, con niveles de seguridad de última generación, donde se brinda el servicio de atesoramiento de billetes al Banco Central.
En el mundo, solo el 39% de los países tiene casas de impresión. En América Latina, ese porcentaje disminuye al 30%, pero solo tres países tienen la imprenta por fuera del control del Banco Central, lo que le permite proveer de billetes a otros países. Estos son la Argentina, Brasil y Chile. En Colombia, México y Estados Unidos, por ejemplo, el Banco Central o la Reserva Federal imprimen directamente los billetes y no pueden exportar el servicio.
Si bien actualmente las máquinas de Casa de Moneda no dan abasto para imprimir los pesos argentinos, la empresa estatal se ilusionaba en el futuro con poder exportar billetes a países del Caribe, cuando la emisión de una serie de mayor denominación le permita volver a tener excedente de capacidad instalada.
Casa de Moneda tiene también un equipo de 14 diseñadores que dibujan las imágenes de los billetes. Lo hacen con mucho nivel de detalle: para los billetes de José de San Martín invitaron al Instituto Nacional Sanmartiniano para que apruebe si era correcta la vestimenta y la cantidad de botones que tenía el traje del general a la edad en la que fue grabado.
Para la serie de billetes de Heroínas y Héroes de la Patria, los diseñadores eligieron la tipografía Monteserrat, creada por la argentina Julieta Ulanovsky, que está en los billetes de $10.000.
Producción de patentes
Casa de Moneda es la encargada también de imprimir todas las chapas y patentes de autos y motos del país. Por mes, se fabrican 100.000 patentes nuevas y 20.000 de reposición.
“La demanda de patentes por reposición aumenta por factores climáticos, porque cuando hay una inundación hay más pedidos, y en época de vacaciones también crece la demanda por el traslado de la gente. Cuando son patentes de repuesto, figura la D de duplicado o la T de triplicado. Después de la quintuplicada, se usa un número, pero es un caso cada tanto. Tuvimos el caso de una persona que perdió la patente 21 veces, deberían haberle sacado el registro. Tuvimos que inventar un cuño, porque no existía”, dijo Hugo Pérez, gerente de Producción de la exCiccone, quien trabaja en la imprenta desde 1989.
La fabricación de patentes se hace en un galpón inaugurado en 2022, con techos curvos de ladrillos a la vista y olor a laminado, donde trabajan 288 personas, de lunes a viernes. Los pedidos son realizados por el Renaper, pero se coordina la entrega con la Acara, que las distribuye entre las concesionarias.
La imprenta tiene la certificación para imprimir todas las patentes del Mercosur, por lo cual, en el futuro, también podría ofrecerle el servicio a Uruguay a los estados de Brasil, donde la producción está delegada en las provincias.
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