El pedido de la vuelta a las aulas traspasa la ciudad y atraviesa la ruralidad. Una asociación del agro se hizo eco del reclamo y fue tajante: "Es un objetivo prioritario en la búsqueda de una real igualdad de oportunidades", dijo la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer).
"Resulta imperioso que se realicen todos los esfuerzos tendientes a recuperar la presencialidad en las escuelas de la provincia. No puede pasar un día más sin que los principales actores comiencen a consensuar estrategias que desemboquen en una vuelta a las aulas", indicaron.
Para la entidad, "independientemente del sanitario, las asimetrías que dejó el ciclo escolar debieran hacernos reflexionar y buscar mecanismos que dejen de ensanchar la brecha entre nuestros niños y jóvenes".
Asimismo, contaron que muchos alumnos del sistema educativo entrerriano perdieron el año escolar: "Zonas rurales, islas y barrios pobres fueron los más perjudicados. En ese marco, urge que gremios y Gobierno provincial se reúnan para delinear las clases que se avecinan".
Aclarando que no se debe obviar la cuestión sanitaria, Farer entiende que "resulta imprescindible que los chicos vuelvan a la presencialidad. De manera normal o bajo los mecanismos alternativos que puedan surgir, que los alumnos vayan a la escuela debiera ser uno de los temas que más importancia, ideas e interés ocupe en la agenda del estado entrerriano".
"No podemos hacernos los distraídos. Gobierno, legisladores, gremios, dirigentes, docentes, padres, todos, tenemos que hacernos cargo, en mayor o menor medida, de cómo resolvemos esta intrincada coyuntura", señalaron.
En cuanto a la desigualdad que se generó el año pasado, la asociación ruralista puntualizó que "no es aceptable de ninguna manera que un país y una provincia con enormes desigualdades económico sociales y que necesita imperiosamente de la mano de la educación, se den el lujo de planear un calendario escolar para los chicos con mayores ingresos y siga postergando a otros con menores recursos".
"Las clases virtuales, que pueden haber llegado para quedarse en algún sentido, fueron una herramienta necesaria, pero en ningún caso puede ser la única. Este formato deja afuera a miles y miles de estudiantes ya que excluye, discrimina, condena y es profundamente injusto. La presencialidad es imprescindible", remarcó.
Por último, subrayó que "sumar un año más sin aulas, para muchos puede ser más de dos años sin clases, puede ser la exclusión definitiva del sistema educativo y una hipoteca grande de su futuro".
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