Según la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), en octubre pasado ingresaron US$743,5 millones, una merma del 25% contra igual mes de 2022 y una retracción del 63% frente a septiembre último
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En medio de la escasez de dólares que enfrenta el país, la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan el 48% de las exportaciones argentinas, anunciaron que en octubre pasado las empresas del sector liquidaron US$743,5 millones. Se trata de una baja del 25% en relación con el mismo mes de 2022 y una retracción del 63% versus septiembre último, cuando ingresaron US$2045 millones.
La fuerte baja se da en línea con lo que ha sido este año marcado por el impacto de la sequía, que hizo perder más de 50 millones de toneladas de producción. En efecto, en lo que va de 2023 el sector cerealero oleaginoso aportó US$17.492.336.169 a las arcas del Banco Central (BCRA), una caída del 50% contra 2022.
“El ingreso de divisas de octubre está fuertemente impactado por la falta de granos, es un mes donde la industria ha atravesado márgenes negativos muy grandes y alta capacidad ociosa”, dijo Gustavo Idígoras, presidente de Ciara-Cec.
Entre los motivos que aceleraron la caída está principalmente la sequía, que golpeó fuertemente en la región de la pampa húmeda. A esto se le sumaron los diferentes tipos de cambio que impulsó el Gobierno, denominados como dólar soja, mecanismos que aceleraron los negocios a lo largo de este año, pero también influyó el clima electoral.
En la industria señalaron que comparado con los primeros 10 meses del año pasado, el sector cerealero-oleaginoso perdió valores de ventas al exterior por 17.539 millones de dólares, el 50% de baja mencionada antes.
“El ingreso de divisas del mes de octubre es el resultado de la sequía, que ha generado pérdidas de stock disponible de granos, así como de un proceso electoral que siempre condiciona el mercado de granos. El remanente de granos de la cosecha gruesa va a limitar las operaciones de las terminales portuarias y de la industria de la molienda de soja en los próximos meses”, advirtieron.
Señalaron que el complejo oleaginoso-cerealero, incluyendo al biodiésel y sus derivados, aportó el año pasado el 48% del total de las exportaciones de la Argentina, según datos del Indec. En esa línea destacaron que, el principal producto de exportación del país es la harina de soja (14,2% del total), que es un subproducto industrializado generado por este complejo agroindustrial, que tiene actualmente una elevada capacidad ociosa cercana al 50%. El segundo producto más exportado el año pasado, de acuerdo con el Indec, fue el maíz (11%) y el tercero el aceite de soja (6,9%).
La escasez de dólares le generó al Gobierno problemas para manejar el tipo de cambio. David Miazzo, economista jefe de la Fundación FADA, explicó que para contrarrestar este escenario, el Gobierno implementó el dólar soja, agro y exportador con un tipo de cambio especial para dar un incentivo de venta al productor y morigerar el impacto de la caída de divisas.
“La menor producción, menores exportaciones y menores ingresos de dólares juegan en contra de la estabilidad cambiaria. Hay menos oferta de dólares para lograr cierta estabilidad cambiaria. El problema es que esa menor oferta de dólares, que le puede pasar a cualquier país, se da en un contexto de alta debilidad macroeconómica, con muy bajas reservas internacionales, un tipo de cambio atrasado, alta brecha cambiaria y un incremento significativo de la oferta de pesos: producto de la emisión y el déficit. Si hay menos dólares con pocas reservas y dólar atrasado y más pesos en el mercado, eso se torna en un combo explosivo para la estabilidad cambiaria que es lo que se ha visto en este segundo semestre, cómo va creciendo la brecha cambiaria, incluso, con el salto del tipo de cambio oficial que vimos en agosto”, aseveró.
La sequía provocó que la producción cayera más de un 40-50%. “A eso se le suman menores precios internacionales [tras el efecto de la invasión de Rusia a Ucrania que provocó una suba en un primer momento]. Eso hace que la producción de este año termine valiendo cerca de la mitad de lo que valía la del año pasado. Eso se traduce de manera directa en una caída en el nivel de ingreso de dólares y de liquidación por exportaciones, por lo que van a terminar el año en la mitad o incluso menos de lo liquidado el año pasado”, dijo.
Para el economista, se registró un escenario de menor volumen y precio que impactó en el ingreso de dólares. Además, otro factor clave fue la expectativa de un cambio de gobierno y del tipo de cambio con la excandidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, o el líder de La Libertad Avanza, Javier Milei, que entró al balotaje.
“La expectativa de modificación del esquema cambiario, sumado a la alta brecha cambiaria genera una expectativa devaluatoria. Esta expectativa deriva en incentivos a no vender las pocas toneladas de granos que quedan, porque el productor espera recibir el doble o el triple de pesos de lo que hoy le pagarían en esa situación de liberación cambiaria”, añadió.
Para 2024 se espera que haya una mejora en valor en la exportación de trigo y cebada cercana al 70%. Según un informe de RIA Consultores, de Javier Preciado Patiño, exsubsecretario de Mercados Agropecuarios, llegarán el próximo año un total de US$3628 millones. Esto se compondrá de 2704 millones de dólares con el trigo. En tanto, hay que sumar US$924 millones con la cebada.
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