AVELLANEDA, Santa Fe.-Un día después de que se concretara la intervención de Vicentin, los primeros cambios en la empresa sorprendieron a los empleados en esta ciudad, donde esta mañana al horario de entrada dos policías federales -sin uniformes- tomaban los datos en una planilla y medían la fiebre a los trabajadores que debían hacer una extensa fila en la puerta de la agroexportadora.
"Hace 38 años que trabajo aquí y ni siquiera cuando ingresé como trabajador eventual me sentí de esta manera. Yo venía contento a trabajar", admitió David, un veterano empleado de la firma que estaba este viernes en la fila que se había originado en la puerta de la sede de la administración de la agroexportadora. Algo similar ocurrió en la planta agroexportadora en esta ciudad.
Al lado de la cola de los empleados esta mañana seguía montada la carpa que se armó desde el martes pasado, cuando comenzaron las protestas en Avellaneda en repudio al anuncio del presidente Alberto Fernández que el lunes pasado anunció la intervención y expropiación de la empresa. Este viernes la carga estaba vacía. Y la bronca inicial de los empleados había virado hacia la "resignación" –como explicó uno de los empleados- ante "los nuevos patrones".
Esta nueva escena en la puerta de la empresa en Avellaneda muestra los primeros efectos de la intervención que se concretó ayer a primera hora de la tarde, cuando ingresó al edificio que hace 90 años era un almacén de ramos generales, el subinterventor Luciano Zarich, acompañado del escribano oficial Carlos Gaitán, Zarich y el síndico Ernesto García, del estudio Baravalle & Granados, junto con directivos de Vicentin.
La intervención se firmó esta vez de manera consensuada con la empresa, según explicaron a LA NACION fuentes de Vicentin, unas tres horas antes de que se concretara el encuentro en Olivos entre el presidente y el CEO de la agroexportadora Sergio Nardelli y otros funcionarios.
El mandatario santafesino dijo que "el presidente está dispuesto a escuchar alternativas superadoras" y cuando le preguntaron sobre la expropiación habló de "rescate".
"Se busca que la Argentina siga siendo un jugador clave con jugadores nacionales es lo que realmente importa e interesa", dijo.
Desde la empresa señalaron a LA NACION que una nueva reunión en el horizonte de esta trama va a ser clave, como es la que mantendrán con YPF este viernes a la tarde. "De ahí puede salir una postura superadora. Creemos que el gobierno busca ganar tiempo y buscar que la empresa se debilite cada vez más a nivel económico", apuntaron.
Vicentin aceptó la intervención porque –según voceros de la compañía- no tiene ningún sentido "resistir" este paso.
La agroexportadora debe 99.000 millones de pesos a 2600 acreedores, de acuerdo a la causa de convocatoria de acreedores. Las plantas estuvieron paralizadas tres meses pero desde hace abril empezaron a trabajar a fasón con girasol y soja, con lo que un 40 por ciento de la capacidad de molienda de las plantas de Ricardone, San Lorenzo y Avellaneda, estaba activa. "Vicentin pagó la semana pasada 100 millones de pesos a proveedores para poder cumplir con la recuperación de las plantas", afirmó un directivo para señalar que no había intensión de la empresa de quebrar.
La postura del Gobierno de Santa Fe es que la empresa sea intervenida por un plazo determinado, en acuerdo con el juez de la convocatoria de acreedores y la empresa, y luego se defina un plan de negocios, con la posibilidad de que se cree un fideicomiso con participación de YPF Agro y las cooperativas, fundamentalmente ACA, que tiene deudas por más de 100 millones de dólares dentro de la convocatoria de acreedores.
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