La liquidación de divisas de octubre terminaría en unos US$2000 millones, la segunda marca en importancia para este mes en particular desde un récord de 2021
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La agroindustria viene ayudando al veranito cambiario, reflejado en la mejora de distintas variables como la baja del dólar, y octubre podría finalizar con una muy buena noticia. Según una estimación del sector privado, la liquidación de divisas rondaría los US$2000 millones, el segundo registro más alto para este mes desde octubre de 2021, cuando habían ingresado US$2417 millones. En octubre de 2023, tras un año marcado por la sequía, se habían liquidado US$743 millones.
El dato fue destacado por Javier Preciado Patiño, de RIA Consultores y exsubsecretario de Mercados Agropecuarios, e incluye ventas al exterior de harina y aceite de soja, además de maíz. Hay molienda de soja en niveles históricos para esta época del año y se espera que las exportaciones se mantengan elevadas hasta fin de año, garantizando un ingreso significativo de divisas.
Este mes, la industria aceitera argentina programó el embarque de 2,58 millones de toneladas de harina de soja, un 39% más que el promedio histórico y un 7% más que en septiembre pasado. Respecto de la molienda, el volumen rondaría las 4 millones de toneladas, una cifra que podría alcanzar un récord mensual.
Según Preciado Patiño, este ritmo de procesamiento responde a “una situación particular en el mercado internacional del aceite de soja y girasol”, que ha dinamizado la actividad en el segundo semestre y generado un flujo constante de divisas para el país.
Explicó que en el sudeste asiático, donde se importa gran cantidad de aceite vegetal —principalmente de palma, girasol, canola y soja—, el aceite de soja es actualmente más económico que el de palma, lo que lo hace más atractivo y eleva su demanda. “Esto dinamiza el mercado de soja, harina y aceite de soja. La Argentina, como principal exportador de estos productos, encuentra una oportunidad de rentabilidad que permite a la industria comprar, procesar y exportar con beneficios”, comentó.
Todo esto, sostuvo, hizo que este sea un año “bastante particular” para este sector. La industria aceitera, detalló, compra soja de manera continua durante el año, aunque la molienda y la exportación tienden a disminuir tras el pico de cosecha, que ocurre entre abril y mayo. Sin embargo, este año, la fuerte demanda internacional de aceites vegetales ha mantenido un ritmo elevado en el flujo de exportaciones, incluso en octubre. “Estamos viviendo un segundo semestre de alta actividad de molienda y de exportación. El flujo de dólares, que normalmente alcanza su pico en abril, mayo y julio, se ha desplazado hacia julio, agosto y septiembre”, comentó.
La tendencia de alta molienda también se observó en septiembre, cuando la industria alcanzó un récord histórico para ese mes. Las fábricas procesaron cerca de cuatro millones de toneladas, duplicando el volumen del mismo mes de 2023 y superando en un 6% el récord anterior de septiembre de 2015.
Además, un factor que incentivó las ventas de soja por parte de los productores es la reducción de la brecha entre el dólar blue y los financieros. “Esa brecha se encuentra en mínimos desde que asumió el Gobierno, lo que permite al productor vender su soja y obtener un margen económico que puede convertir en dólares para mayor tranquilidad”, explicó. “La conclusión es que, al final del día, el productor está vendiendo y la soja sigue fluyendo”, añadió.
De cara al futuro, Patiño advirtió que este dinamismo podría no perdurar. “La cosecha de Estados Unidos se proyecta en 125 millones de toneladas, un incremento de 12 millones de toneladas respecto del año pasado, mientras que en Brasil se anticipa un aumento en la siembra de soja con un buen clima; también es posible que se incremente el área en la Argentina”, indicó.
Esta combinación de factores podría llevar a un mercado de bajos precios para el próximo año, especialmente a partir de febrero, cuando se definan las cosechas sudamericanas. “Es probable que veamos una baja en la actividad en noviembre y diciembre, aunque aún será mejor que el promedio de los últimos años”, explicó.
Eugenio Irazuegui, de la corredora Zeni, destacó el impacto de la demanda internacional en el aumento de la actividad de molienda y amplió: “Ante el interés de la demanda internacional de asegurarse cargamentos de subproductos de soja, especialmente el aceite de procedencia argentina, se ha observado un aumento en la actividad de molienda de poroto. Tomando como parámetro la soja industrializada en los primeros nueve meses del año, se registra un acumulado de 30,90 millones de toneladas. Dicho volumen implica un salto del 43,9% en comparación a igual período del año pasado, tras la severa sequía que diezmó la cosecha y derivó en una escasa oferta de mercadería doméstica. No obstante, a pesar de la recuperación productiva, parte de la originación de grano por parte de las fábricas proviene de importaciones, en su mayoría procedente de Paraguay”.
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