Estamos en plena campaña de instalación de los cultivos de verano (siembra, fertilización, ajustes de control de malezas, etc.) y es cuando conocer, y actuar en consecuencia, sobre la variabilidad que hay en cada sitio sobre la producción y las respuestas a nuestras decisiones de manejo ayuda a lograr mejores resultados. Soy ingeniero agrónomo, egresado de la Universidad Nacional de La Pampa y socio de DZD Agro, una consultora enfocada al planeamiento e implementación de estrategias de producción y de desarrollo de productos y soluciones agropecuarias.
Desde mis orígenes profesionales, tanto en actividades públicas como privadas locales e internacionales, busco interpretar cómo las condiciones donde producimos se relacionan con el crecimiento de cultivos y pasturas para considerar cuales son las decisiones de manejo a plantear en concordancia también con diversos modelos productivos y empresariales.
Ante la complejidad de procesos que participan a la hora de decidir como encaminar un cultivo es en la planificación estratégica anticipada y alineada con los propósitos particulares de cada productor y cada empresa donde se consolidan planteos sólidos de convivencia entre las demandas ambientales, empresariales y sociales.
El manejo variable de las decisiones en los planteos agropecuarios es inherente a la búsqueda de eficiencia en las decisiones de producción. Conocemos, aún antes de acceder a información de monitores de rendimientos, que los resultados de producción, medidos al cosechar, varían entre lotes y dentro de estos.
Nos sobran ejemplos y experiencias donde vemos por qué recomendar diferentes planteos de estructuras de cultivos, de elección de genotipos y de fertilización entre otras prácticas. También al conocer más sobre estas decisiones variables nos encontramos con experiencias cuyos resultados acompañan a las variaciones en producción que intentamos modificar y en otras que el esfuerzo de manejo se busca atenuar la variabilidad.
Las plantas, o mejor dicho su organización en cultivos, crecen en relación con los recursos a los que acceden y en particular limitados por los que se encuentran en cantidad insuficiente. Al producir en secano, solo con el agua de lluvia, la capacidad que tienen los suelos de administrar (capturar, almacenar y disponer) del agua es de central importancia. Esta característica es inherente a cada tipo de suelo (es decir se generó durante miles de años al formarse los suelos) y alterada al manejar los suelos según labranzas, rotaciones y su manejo con el tránsito de maquinarias.
Según la región donde nos encontremos identificamos el espesor de suelo (por ejemplo, sobre la tosca o sobre horizontes arcillosos), la cantidad de arena en los suelos profundos, la posición en el paisaje o la presencia del agua freática como indicadores primarios de las diferencias en producción dentro de los lotes. Labranzas, rotaciones y transito de maquinarias también conducen a estas diferencias porque mayormente alteran la cantidad de agua que logra ingresar a los suelos.
Cada día accedemos a nuevas herramientas que nos ayudan a identificar sectores de los lotes donde los cultivos muestran diferencias al crecer. Al identificar y describir estos sectores donde la expectativa de crecimiento de los cultivos es relativamente uniforme es que planificamos cómo plantearlos.
El punto de partida que mayormente me conduce a delimitar estas áreas con aparentes expectativas productivas diferentes es su trayectoria productiva histórica (imágenes de índice verde, resultados de rendimientos, conocimiento de los productores, etc.) acompañada con los mapas de suelos acotando su dimensión y muestreos "inteligentes" de diagnóstico a cada una de las estrategias de manejo a implementar y accesibilidad a su aplicación. Sí, cada decisión de manejo (y son muchas, algunas veces consideramos mas de 40 intervenciones en cada cultivo desde el barbecho hasta su cosecha) pasan por este análisis.
En la integración de pequeñas decisiones a partir de diagnósticos variables consolidamos planteos dinámicos que responden a la búsqueda continua de planteos eficientes en interacción con el ambiente atendiendo a mejoras continuas en la eficiencia productiva y empresarial.
Conocer la variabilidad y actuar en concordancia, aunque conduzca a decisiones de aplicación uniforme o "promedio" entre varios sectores con variaciones en producción, es hoy un valor de diferenciación estratégico por sobre la decisión de manejo variable de insumos.
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