Se trata de la cordobesa Valorasoy, que sostiene que el dólar soja encareció el costo del grano para su transformación en productos de alimentación
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CÓRDOBA.- Una empresa que transforma soja en proteína que se usa para la industria y la alimentación humana adelantó vacaciones porque afirma que está trabajando a pérdida como consecuencia de un encarecimiento de costos en el marco del dólar soja II, medida que restituyó el ministro de Economía, Sergio Massa, con el fin de conseguir un piso de US$3000 millones para las reservas del Banco Central (BCRA).
“El daño ya está hecho”, dice a LA NACION Alfredo Ricca, presidente de Valorasoy, empresa cordobesa que exporta el 80% de su producción.
El dólar soja mejoró el precio pagado por los exportadores del grano a los productores, pero complicó a empresas más chicas que deben competir por la mercadería con el fin de su transformación en alimento ya sea humano o animal. En este último caso, el Gobierno prometió a firmas que extrusan soja para expeller de alimentación animal una compensación de 20.000 a 25.000 pesos por tonelada que aún no se oficializó.
Ricca plantea que el Gobierno busca recaudar pero el sector “no puede contribuir” porque su capacidad de compra y almacenamiento es chica y las empresas funcionan con “acuerdos” con los productores de soja porque compran porotos con trazabilidad, segregados, no mezclados. “Si se toma una medida arbitraria siempre a alguien se deja descolocado y desamparado”, sintetiza.
Valorasoy está en El Tío, a 130 kilómetros de la ciudad de Córdoba y emplea a 35 personas. Lleva entre sus negocios 11 años exportando soja texturizada a América Latina, Filipinas, Sudáfrica y Egipto; además, produce aceite para el mercado interno. De los US$500.000 de facturación mensual, 80% depende del negocio externo.
Ricca repasa que con el primer “dólar soja” de setiembre ya quedaron “fuera de las condiciones de las grandes empresas”. Detalló que ahora, con el segundo, vuelven a lo mismo, que es “comprar a $230 [el tipo de cambio del dólar soja II] y vender el producto de exportación a $170 [dólar oficial]″.
La soja texturizada lleva un proceso de tecnificación e industrialización y se comercializa embolsada: “Con los valores de la soja que pagamos en la Argentina está más cara que en Chicago, trabajamos a pérdida”.
Señala que en el marco de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja) se reunieron con el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, y otros funcionarios y les advirtieron el problema que enfrentaban no sólo con el dólar soja I, sino que le anticiparon que desde el 1° de octubre último, cuando terminó la versión anterior del programa, no habría soja para comprar.
“Después vino el dólar soja dos y ya piensan que puede haber más versiones -describe el empresario-. Es mejor que blanqueen que no hay más retenciones y que todos sepamos a qué atenernos”.
Ricca admite que la situación les “quita el sueño” a las 400 aceiteras y productoras de proteínas vegetales. “No sabemos al día de mañana lo que vamos a hacer; no se puede seguir produciendo a pérdida. Estoy adelantado vacaciones en la empresa y, a la vez, haciendo una ampliación de US$200.000 de inversión”, señala.
Subraya que se debe cumplir contratos firmados de exportación y no lo puede hacer. “Si fallás una vez te cambian como proveedor y lo que llevó años de conquistar se pierde”, resume.
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