La era "malezoica" comenzó con la agricultura, allá hace 10.000 años cuando quisimos que se desarrollaran unas plantas más que otras, cuando empezamos a desear que determinadas especies de plantas no estuvieran presentes.
Desde aquel lejano momento hasta ahora hemos pasado por diferentes sistemas de producción y de manejo de malezas. Actualmente, a veces llegamos al momento de: "¿ingeniero, qué le tiramos acá a las malezas?, es un desastre, si no le meto disco no puedo hacer otra cosa, es muy caro".
Situaciones reales con las que debemos vivir, convivir y superarlas, debemos trabajar mucho para no llegar a esto.
Entonces, preguntémonos: ¿Cuándo empieza el manejo de malezas? ¿A la cosecha, en el barbecho, en el otoño, a la siembra? No, en ninguno de estos momentos.
Empieza cuando una persona se decide a trabajar en el campo, cuando un grupo de investigadores define una línea de investigación, un estudiante realiza su tesis, un emprendedor crea una nueva herramienta.
Empieza cuando llegamos a un campo por primera vez, al monitorear y registrar qué malezas hay presentes, y haciendo mapas de las malezas más difíciles de manejar. Empieza en la cosecha del cultivo anterior, al limpiar la cosechadora cuando llega al campo, cosechar por separado las partes con malezas semillando y, por qué no, realizando un manejo de malezas a la cosecha, pensando en las herramientas que se están utilizando en otros países como los destructores de semilla, o el dejar la granza y las semillas de malezas en zonas identificadas para poder controlarlas mejor.
Empieza al sembrar un cultivo limpio de malezas, y usando de forma inteligente los herbicidas residuales que tenemos disponibles. Al elegir el cultivo a sembrar, la fecha de siembra, la distancia entre hileras, la densidad, al realizar una siembra de calidad, ya que muchas veces nos ha pasado de encontrar yuyo colorado a la cosecha de trigo y cebada nacido en los peludos de siembra y no en el resto del lote.
Empieza al decidir hacer un barbecho verde, o un cultivo de servicio, al elegir la rotación de cultivos. Al pagar un arrendamiento de valor de mercado menos el costo extra de malezas que tiene por ser un campo rematado todos los años y con muchos problemas de malezas resistentes. Al mirar la rotación como un continuo y no como un cultivo que empieza y termina en un año.
Continúa en los barbechos, cuando tomamos decisiones de con qué y cuándo controlar las malezas, cuando decidimos adoptar una tecnología como las aplicaciones dirigidas para poder realizar los controles en el momento adecuado y con los productos y dosis necesarios. Sigue cuando realizamos aplicaciones de calidad, con conocimiento y prudencia.
Continúa en los cultivos, cuando dejamos semillar las malezas o decidimos hacer un control manual sacando las malezas resistentes que van a semillar o van a llegar a cosecha y provocar una gran diseminación de las mismas con la cosechadora. Cuando decidamos invertir un peso más este año para evitar en dos o tres años tener un problema difícil de resolver.
Cuando entendemos que no existen las soluciones fáciles, que suelen ser parches a situaciones de la naturaleza que son pura biología.
El manejo de malezas va a ser exitoso (e integrado) cuando nos hagamos todas estas preguntas y más (no dejemos de preguntar) cuando contagiemos al vecino a mejorar, cuando dejemos de ver solamente el negocio y aprendamos a ver la biología que nos rodea y que define nuestras producciones. Cuando entendamos que somos parte de la naturaleza y de la evolución de las especies, no en la teoría de Darwin, sino en la práctica del ayer, el hoy y el mañana. Mientras transitamos esta era "malezoica" y el manejo de malezas no empieza, ni termina, continúa.
El autor es asesor de Agroestudio Viento Sur SRL
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