La realizó la Universidad Austral a estudiantes de entre 22 y 35 años en los últimos dos años de carreras universitarias sin vinculación directa con el agro; se destacaron las oportunidades del sector
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La mirada de los jóvenes urbanos hacia el sector agropecuario es de pujanza, proyección y crecimiento. Este imaginario es transversal en todo el país; entienden que tiene un carácter estratégico para el ingreso de divisas para el país. Además, tienen la convicción de que se pueden conseguir salarios competitivos en empresas y compañías relacionadas con el campo.
Esas fueron algunas de las conclusiones a las que llegaron en la Escuela de Posgrados en Comunicación y el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, luego del 3º relevamiento cualitativo sobre la percepción sobre la agroindustria a estudiantes de entre 22 y 35 años que están en los últimos dos años de carreras universitarias sin vinculación directa con el agro, pero que podrían ser empleados por el sector. La encuesta se realizó en septiembre pasado tanto en el AMBA como en el interior del país, por ejemplo La Plata, Córdoba, Rosario, Tandil, Salta, Neuquén, Santa Rosa, de universidades públicas y privadas. La presentación del trabajo se hizo esta mañana y estuvo a cargo de Silvina DiGianno y Damián Fernández Pedemonte, ambos profesores e investigadores de la Universidad Austral. Moderó Bernardo Piazzardi, también profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de esa casa de estudios.
Para los jóvenes, el fin de la carrera universitaria es un momento bisagra, donde el paso siguiente será su inserción laboral plena y el ámbito del trabajo tendrá un rol más protagónico, es decir se dedicarán de lleno a su actividad profesional. Para estos jóvenes, conseguir el título universitario, además del simbólico, tendrá un efecto práctico: una mejor retribución económica. Por otro lado, una vez ya en las empresas que los contraten tienen la expectativa de complementar su formación académica, generando vínculos, contactos, de “hacerse conocido” en el medio de interés.
A diferencias de la generación anterior, señalan que hoy el acceso a oportunidades laborales trascienden las fronteras geográficas, donde el trabajo remoto y la flexibilidad, se instalaron como horizonte. En este escenario nuevo, los vínculos con la empresa se volvieron más laxos, efímeros y cambiantes y hay una menor expectativa por permanecer en un puesto y están abiertos a la “caza” de nuevas oportunidades. Surge de la encuesta también que para esta generación el “equilibrio entre vida privada y profesional cobra otro valor para una generación” y están más enfocada en vivir experiencias hoy que en construir un “futuro seguro”.
“Me gustaría trabajar en una buena empresa”, “Mi proyección es prestar servicios propios, incluso al Gobierno”, “Mi objetivo además de seguir escalando es tener un proyecto propio”, “No dependés de nadie, no me gusta tener jefes, estoy capacitado para estar solo. Es tener otras libertades. Ahora tengo pocos días de vacaciones, pero si soy jefe tengo más días para estar con la familia, más libertad. Mi idea es tener un emprendimiento y el día de mañana seguir mi camino, trabajar desde afuera”; fueron algunas de las respuestas de los encuestados.
“El propósito, lo vocacional y la motivación priman al momento de elegir un camino profesional”, dice el estudio.
Y, en esa amplitud, algunos visualizan como oportunidad trabajar en el exterior del país: “Los cambios estructurales articulan con valores de época como la libertad, independencia y foco en el propósito, propios de esta generación”.
Ya recibidos, entre las expectativas que tienen frente a un posible empleo es conseguir una “adecuada retribución económica, trabajar en un buen ambiente laboral, con buen trato y respeto; además de aprender, estar motivado, proyectar crecer en los desafíos; sin olvidar tener esa flexibilidad necesaria como un buen balance de vida.
Frente a las búsquedas laborales del sector, se encuentran con la sorpresa por la diversidad de profesiones que convoca. Les llama la atención la variedad de empleos y perfiles requeridos por la agroindustria, a partir del imaginario y preconcepto de la ocupación exclusiva de profesiones vinculadas “al campo”, como ingenieros agrónomos o veterinarios.
Y, en tiempos de innovación, para los encuestados toma relevancia la IA, la cual está presente en sus vidas, la han incorporado y experimentado en diferentes medidas. La ven como una oportunidad, como una herramienta que aporta eficiencia a diversos procesos, con la que conviven en armonía y sin demasiadas preocupaciones.
Bioeconomía y agrobioindustria
En cuanto a las connotaciones de que poseen acerca de las palabras agro y agroindustria, relacionaron con el primer vocablo a “materia prima, campo, trabajo sobre la tierra, commodities, la pequeña escala y lo local”. En cambio cuando se les preguntó sobre qué le sugiere la palabra agroindustria, dijeron: “Mayor escala, transformación de recursos naturales, agregado de valor, procesos, tecnología y exportaciones”.
En cuanto a la Bioeconomía la asociaron en mayor medida a la puesta en valor de los recursos naturales: “El buen uso de los recursos se puede usar económicamente muy bien. En el norte hay mucho litio, que se usa con energías en los autos y en los celulares. Hay una buena capacidad para salir adelante, hay que aprovecharlo” (AMBA), “Explotar un recurso natural, renovable” (AMBA), “La bioeconomía puede venir por el lado de la energía, la sustentabilidad” (AMBA).
Por otro vincularon a la Bioeconomía con una economía verde y sustentable: “Usan los recursos del país, es mejor porque no destruyen” (AMBA), “Relaciono la economía con el ser humano, la tierra. Un poco lo que nombraron con el ser humano, bio, vida” (AMBA); “Refiere a producir de forma sustentable” (Interior).
Sin embargo no todo es positivo, hay cuestiones que ponen algo de distancia entre esa juventud que espera comenzar en breve su etapa profesional con el sector agropecuario. Una de ellas es esa percepción controversial en torno al cuidado del ambiente y la sustentabilidad. Para algunos, se encuentra un cambio de paradigma en favor de la sustentabilidad.
Pero para otros, prima la imagen de afectación del medio ambiente (agroquímicos y contaminación), lo que genera rechazo a trabajar en el sector. También perciben que en el campo persiste una situación de atraso y de tradicionalismo (estudiantes del AMBA). Y otros jóvenes consultados de esa zona también dijeron en una primera instancia que trabajar en el sector implicaría vivir en el campo, aunque luego muchos de ellos reflexionaron respecto a los avances del trabajo remoto.
En síntesis, para los jóvenes el sector tiene una gran oportunidad dado que posee mucho para contar. En este contexto, detectaron un vacío de conocimiento de un sector que es reconocido como estratégico, donde el país cuenta con ventajas competitivas y se asume alta proyección de futuro, pero del que se desconoce su necesidad de talentos profesionales y la escala y relevancia de muchas empresas que lo componen.
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