En Patagones, el productor Alcides Haure vio morir 200 ovejas por la sequía que no ha terminado y 1050 madres no dieron crías
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Este año, para el productor Alcides Haure los números de su campo en el partido de Patagones, al sur bonaerense, son completamente negativos. En marzo pasado puso en servicio a 1050 madres ovinas. Sin embargo, con el recrudecimiento de la sequía no nació ni un animal: perdió el 100% de la preñez. Hasta la fecha, en el establecimiento solo se registraron 100 milímetros de lluvia, una cifra ínfima en comparación con la media anual de 400 para esta época. Eso no fue todo, también se le murieron 200 madres.
“Fue terrible porque en julio y agosto, que es cuando se da la parición, no nació ni una cría. En esos meses la sequía nos castigó duro. El campo se convirtió en un desierto”, dice el productor. Las imágenes lo reflejan: hay kilómetros y kilómetros donde la tierra reemplazó las antiguas pasturas y cultivos que solían ser el sustento de los animales.
El campo está ubicado en una de las áreas donde “la sequía sigue siendo muy extrema y la situación de los productores es dramática”. Se trata de una zona que abarca aproximadamente 100 kilómetros de largo, desde la ciudad de Villalonga hacia el extremo sur del partido, a la altura de Carmen de Patagones.
“La oveja merino tiene una característica especial. Para poder salvarse cuando está en estados corporales complejos opta por parir y dejar morir el cordero. A raíz de esa situación perdí el total de la producción”, cuenta el productor.
A diferencia de lo ocurrido en gran parte de la zona agrícola durante 2022, para su campo fue un año “muy favorable en términos forrajeros”. Esto posibilitó la formación de reservas para el inicio del nuevo año. No obstante, con la escasez de lluvias estas reservas comenzaron a agotarse. A eso se agregó que todos los años el productor siembra entre 150 a 200 hectáreas de trigo o cebada. Sin embargo, este año no pudo sembrar ni una sola hectárea.
Ante la escasez de pasturas, Haure relata que tuvo que recurrir a la compra de rollos y granos para complementar la alimentación del rebaño. Sin embargo, la situación se volvió tan crítica que ninguna medida fue suficiente. “Tuvimos que empezar a comprar y eso nos originó gastos muy difíciles de afrontar”, apunta.
Frente a este escenario, el productor quedó en una situación financiera muy compleja. “En este contexto se hace muy difícil subsistir porque los financiamientos bancarios que existen son a una tasa en la cual no es viable que uno pueda sacar un crédito para enfrentar la situación”, dice.
Gastón Sebastián Scheffel, presidente de la Asociación Rural de Patagones, había indicado a LA NACION que en el partido hay aproximadamente entre 500 y 600 productores de los cuales estimó que hay al menos un 50% afectado. Los productores calculan que, en general, les quedará aproximadamente un 30% del ganado, considerando tanto la venta forzada como la pérdida por mortandad. Sin embargo, algunos se tuvieron que desprender de todos sus animales.
En este contexto, Haure agradece que pudo salvar la mitad de la hacienda. Hace casi dos meses pudo alquilar un campo que todavía tenía algo de pastura para trasladar todas las ovejas que le quedaban. “Gracias a Dios pude conseguir eso, tuve que vender algo de capital productivo para poder seguir llevando adelante todos los gastos. De esa forma esperemos que se revierta la situación climática”, comenta y concluye: “Si no lleve pronto, esto va a ser una catástrofe”.
El jueves pasado, el gobierno nacional homologó la extensión de la declaración de emergencia agropecuaria en el partido de Patagones y en 38 distritos más. La decisión fue tras el pedido realizado por la provincia de Buenos Aires luego de que el gobernador, Axel Kicillof, extendiera la emergencia desde el 1 de noviembre de 2023 hasta el 31 de enero de 2024 para las explotaciones agrícolas, forestales y frutihortícolas, y desde el 1 de noviembre último al 30 de abril del próximo año para las producciones ganaderas, tamberas y apícolas.
En el caso de Patagones la decisión del mandatario provincial, según informaron fuentes oficiales, ocurrió luego de la recomendación realizada por la Comisión de Emergencia y Desastre Agropecuario provincial (Cedaba) tras su última reunión en el Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense, a cargo de Javier Rodríguez, donde se analizaron los pedidos de distintos municipios y los datos relevados hasta la fecha sobre la situación de las distintas producciones.
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