Un valioso libro -Las chacaritas de Buenos Aires y sus habitantes, una historia diferente de nuestra ciudad, le llevó a Arnaldo Cunietti- Ferrando más de veinte años de investigación hurgando en la Biblioteca Nacional, en el Archivo General de la Nación y en otros lugares.
Dice el autor: "nuestra tarea ha sido presentar una nueva historia de Buenos Aires, reconstruyendo el reparto de las tierras vírgenes, y su conversión en chacras y chacaritas". Aparecen así diversos propietarios y ocupante, la posterior evolución de las tierras con la parcelación en quintas y su urbanización final con la apertura de calles y publicitados loteos, que dieron nacimiento a los diversos barrios de la capital.
El punto de partida de la propiedad rural y urbana comienza con el reparto de tierras hechas por el fundador, Juan de Garay en 1580. Cuenta de los pobladores de las primeras estancias y chacras. Muchas no fueron ocupadas por falta de población o por el riesgo de ser atacados por los aborígenes. El gobierno de Hernandarias, (1608/9) otorgó nuevas mercedes con frente al Riachuelo y comenzaron los pleitos por superposición de propiedades.
Los nuevos pobladores, producto de la inmigración, en su mayoría labradores, fueron ocupando las tierras de "pan llevar" para cultivar maíz, trigo y cebada, edificando tahona y hornos. Otros se atrevieron a plantar las primeras vides. Comienzan a surgir las escrituras notariales del siglo XVII que permitió la ubicación de los propietarios tomando como frente el Río de la Plata y el Riachuelo. Se habían perdido las primeras actas capitulares y los más antiguos registros de escribanos. Recién en 1863, surgió el Registro Estadístico de Manuel R. Trelles, que salvó del olvido y la destrucción de esos valiosos documentos.
Uno de los atractivos de esta obra es que permite ubicar, en forma correcta, algunos nombres de propietarios. Los títulos de merced en base a los documentos de ventas, servían para legalizar la propiedad, pero su ubicación en la práctica era diferente. El autor descarta algunos planos antiguos, no así el de Martín Boneo trazado en 1780, que los consigna en forma correcta. Cunietti analizó títulos de propiedad y planos inéditos encontrados en mensuras y pleitos existentes en su gran mayoría en legajos en el Archivo General. A partir de ahí pudo reconstruir la trayectoria de cada propietario relacionando la transformación de las chacras en quintas, sus posteriores loteos, con ventas, retroventas, cesiones, traspasos, pleitos, donaciones, divisiones, quiebras y toda forma posible de transmisión de tierras. Con esos miles de documentos, pudo armar el rompecabezas.
Los temas son muchos: el Riachuelo de los navíos; el nacimiento del pueblo de La Boca. El comercio negrero, el Asiento de la Compañía de Guinea, o el Origen de las tierras de los primeros templos, las corrientes religiosas y la confiscación de sus propiedades por parte del Estado, entre otros.
Cunietti-Ferrando no pudo ver su obra publicada. Tenía muy avanzada la segunda parte, según me hizo saber dos días antes de su fallecimiento, el 3 de noviembre de 2018. Es un trabajo modelo, serio, respetuoso y ameno, de excelente elaboración, donde suma todos los conocimientos de un gran investigador.
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