En Salta, Alejandro Schej sufre ataques de un grupo de personas que entran a su campo para llevarse decenas de bolsas que luego venden
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En Salta, Alejandro Schej (50) jamás se imaginó que aprovechar un chaparrón de diciembre pasado y adelantarse a la siembra de un lote de 180 hectáreas de maíz se iba a transformar en un gran disgusto que le generaría costos económicos adicionales para detener un presunto grupo de motochorros en una zona rural. El sábado pasado, tras percatarse de sucesivos robos de choclos en su campo, llamó a la policía, organizó una redada para atraparlos pero la situación se volvió insostenible: los ladrones idearon una manera de saquear el maizal.
Ahora, el productor tiene que afrontar gastos extraordinarios de $15.000 por cada personal adicional de la policía que supervisa la zona a partir de las 17 e impedir que los delincuentes sigan saqueando el lote; en total desembolsa por noche $30.000. En la zona entre Las Lajitas y Apolinario Saravia, los productores decidieron sembrar tarde el maíz de segunda; Schej, en tanto, fue de los primeros que hizo las tareas de rigor, pero la movida le jugó en contra.
“La gente comenzó a venir del pueblo Coronel Mollinedo que está a 4 kilómetros, y el sábado anterior comenzaron a sacar choclos. El lunes tuvimos que venir nosotros, al parecer entre ellos se whasapean, se pasan los mensajes por las redes, porque lamentablemente la finca se encuentra en la ruta provincial N° 4 y al fondo pasan las vías del ferrocarril”, señaló.
Cuando tomó conciencia de la situación, comenzó a turnar el personal que trabaja con él, pero el miércoles se percataron de que seguían entrando y llevándose la producción. “Contraté personal adicional de la policía para poder cuidar las 24 horas. Tengo dos personas adelante, dos atrás y nos vamos alternando así las 24 horas, pero ellos [los ladrones] van y vienen. Si los atrapás te dicen que es para comer”, expresó.
Los ladrones venden las bolsas de choclo a un camión que se posa en Las Lajitas, por cada paquete les pagan $3000, según pudo saber Schej. Por moto se están llevando tres bolsas, que representan $9000 y cada bolsa tiene 110 choclos. Las que le sacó a los chorros hasta ahora son 25 bolsas. “Seguro que si me pongo a buscar adentro del maizal me encuentro con un montón de bolsas… Y las que se han llevado”, añadió. El daño económico también se genera cuando ingresan al lote, ya que por cada choclo que sacan pisotean tres o cuatro plantas, que después el cabezal de la cosechadora no lo levanta.
“Hay gente que conozco que viene y me pide una bolsa, yo se la doy, pero sin hacer daño. Ahora, estos entran por la cortina que tengo con el campo del vecino y entran al mío. El otro día agarré siete motos que estaban en grupo. En una moto iban 14 tipos ¿cómo iba a hacer frente a 14 tipos? Con la policía agarramos seis”, explicó. Tras atraparlo, la policía le sugirió que hiciera la denuncia y así secuestrar a las motos, pero les dijo que no quería tener problemas con nadie. “Llegué a confiscar 20 bolsas y todavía hay adentro. [Los ladrones] deambulan por el lugar, esperando que se descuiden los chicos [que cuidan] para entrar y llevarse las bolsas. Ahora no vienen solo en moto, sino en camionetas”, amplió.
Ante la situación desesperante que vive por estos días, explicó que no ve la hora de que el maíz madure para que disminuya el robo. “Antes había tenido uno que otro tema de una bolsa, pero nunca había tenido problema con eso. Este año evidentemente cometí el error de sembrar primero y es el único lote en toda la zona que está para choclo”, narró.
Después del operativo que se hizo en su finca, cuyo alambrado rompieron para ingresar con los vehículos, los supuestos ladrones intentaron ingresar a un campo vecino para ver si el lote cercano ya estaba en condiciones de levantar la cosecha de choclos. “Si me descuido dos segundos, entran y se llevan todo. Las bolsas de choclo que les saqué las tuve que regalar. Nunca vi semejante cosa, es un robo piraña. Están pendientes para entrar, se tiran a un costado de la maleza para vigilar”, explicó.
Según indicó, ladrones hacen una señalización con bolsas blancas que cuelgan a un costado de la ruta para que los vehículos frenen en ese lugar, carguen las bolsas llenas y continúen sin ser vistos.
El productor contó que viene de una familia de zapateros de Salta que de a poco se ha hecho un lugar en el sector agropecuario. “Empezamos con las zapatillas, pero a mi papá le gustaba el campo y yo comencé a estudiar agronomía en 1991, compró un campito, después compró el del vecino, hasta que compramos esta parte que son 180 hectáreas”, contó. Además, dijo que se dedican a la ganadería, soja y maíz, en otro campo de 500 hectáreas a 50 km.
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