Según un informe de la Sociedad Rural de General Villegas, en el oeste provincial, las pérdidas alcanzan cultivos y a la producción ganadera; reclamo por obras y el mantenimiento de caminos
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Tras los más de 300 mm que cayeron durante enero en el partido bonaerense de General Villegas, en el oeste provincial, el 40% de la superficie, sobre 723.300 hectáreas, quedó afectada por anegamiento y/o inundación. Como consecuencia de eso, la actividad ganadera es la más perjudicada, se estima que habrá menor inversión, oferta y producción. En tanto, también se aguardan grandes pérdidas en los cultivos, principalmente en aquellos que estaban en etapas tempranas de emergencia, principalmente las sojas de segunda, y en menor proporción maíces de segunda y tardíos.
Así lo detalló en un informe la Sociedad Rural de esa ciudad. La entidad remarcó la importancia de evaluar la situación financiera de los productores que podrían necesita refinanciar deudas y créditos.
En rigor, de acuerdo a las estimaciones, por cada hectárea de maíz que se pierde, con un potencial de 10.000 kilos por hectárea, se resignarán US$2800 al valor oficial por hectárea, según el precio FOB actual. Esto si se considera que la mayoría de las inversiones ya están realizadas por parte del productor, solo faltando aquellos gastos afectados a la cosecha y la comercialización del mismo
Al desglosar esa cifra, el trabajo indicó que, de ese monto, US$985 aproximados serían por impuestos directos, US$336 de retenciones, US$47 de sellos + IIBB del grano y US$603 por hectárea de IIGG (Ganancias) que al ser un ingreso marginal no se descontarían las erogaciones ya ejecutadas.
De viajes sin realizar para el transporte serían unos US$350 por hectárea, aproximadamente. Del gasto de cosecha corresponderían unos US$150 aproximados. En tanto, del ingreso para el productor el impacto es de US$1119, recurso que podría destinar de tenerlo para pagar los nuevos costos de implantación del cultivo que viene, el costo de la tierra -como alquiler- o dividendos, intereses y créditos tomados y un saldo de renta del capital utilizado.
En lo que respecta a la soja, en la entidad ruralista estimaron que por cada hectárea que se pierda con un potencial de 4000 kilos por hectárea no estará el equivalente a US$2536 al valor oficial, según el precio FOB actual. De ese monto, US$1322 serían de impuestos directos, US$836 de retenciones, US$32 de sellos + IIBB del grano, y US$454 de Ganancias. De viajes sin realizar el impacto será de US$140 por hectárea.
Del costo de cosecha corresponderían unos US$106 de impacto. En tanto, el productor no podrá contar con US$843 que, igual que la soja, le servirían para cumplir compromisos.
Más allá de la situación para la soja y el maíz, se afectaron en mayor proporción ambientes destinados a la actividad ganadera. “Vemos que se perderán recursos ya implantados como pasturas que tienen un costo inicial alto a amortizar en varios años de producción. Esto es posible que genere o un aumento de costo para mantener la carga o la necesidad de vender y achicar los rodeos. Por tal motivo no solo se pierde el recurso, sino que además se afecta a la producción ganadera”, precisó la organización.
Destacó la importancia de “tratar de acompañar al productor con opciones de financiamiento que permitan recomponer el planteo forrajero”. El costo de implantación de una pastura se encuentra en alrededor de los US$350 por hectárea más IVA.
En este contexto, la entidad reclamó por la falta de canales y mantenimiento de cunetas y alcantarillas. En ese sentido, remarcó: “Sin ordenar los pasos de aguas es imposible tener caminos”.
“Sin caminos no hay civilización, la gente va a las ciudades y los campos quedan despoblados. Dificultando conseguir mano de obra para una actividad muy necesaria para el país, económicamente y territorialmente”, agregó.
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