En Corrientes, la avícola Santa Ana vive momentos de incertidumbre luego de que el Senasa ordenara el sacrificio de los animales tras supuestamente detectar la enfermedad
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“Lo que pedimos es que se vengan a hacer las muestras”, dijo Daniel Enciso, de la avícola Santa Ana. Se trata de un establecimiento de más de 200.000 gallinas ponedoras, en Corrientes capital, que la semana pasada recibió una “intimación” de parte del Senasa porque se habían detectado, presuntamente, “casos positivos” de influenza aviar en ese lugar. Los dueños argumentan que hubo un error en las muestras y acudieron a la Justicia, donde el juez Juan Carlos Vallejos hizo lugar a un amparo. En tanto, desde el Senasa insisten en la aplicación de una supuesta norma. Los empleados llevan adelante un acampe en las afueras de la planta en apoyo a la pyme.
“A raíz de un caso de gripe aviar que se produce en una localidad cercana al establecimiento, a 10 kilómetros, esa detección de casos dio lugar a una orden de muestreo por parte del Senasa. El martes pasado recibimos un kit de un técnico del Senasa, pero hubo un malentendido con la veterinaria de la empresa”, dijo Enciso.
Su postura, dicen, está respaldada por cámaras de seguridad de la empresa que habrían entregado a la Justicia para que se verifiquen los hechos. “Fue un hecho involuntario…”, afirmó. La odisea de la avícola, que emplea a 150 empleados, comenzó el jueves cuando se comunicó un oficial del organismo informándoles que las muestras dieron negativas.
Unas horas después, a la noche, recibieron otro llamado. “Nos llamó de nuevo diciendo que las muestras habían sido positivas. Entonces, empezamos a repasar lo que había pasado aquel martes. La veterinaria es de la empresa y mi papá le dijo: dejame a mí la caja que yo hago las muestras, pero él se descompensó, porque tiene cáncer, se fue y no pudo hacer nada. Después, ella agarró la caja y se las llevó, pero las muestras no se hicieron. Jamás un técnico del Senasa ingresó al predio”, relató.
Cuando llegaron los resultados, desde la empresa consultaron al Senasa cómo había obtenido las muestras. Les dijeron que habrían sido provistas por la veterinaria, que confiada con la palabra del dueño no habría procedido a efectuarlas.
“No hay evidencias de las muestras. Nadie se acercó a los galpones, no hay ingreso a los galpones en ese tiempo. Fuimos al Senasa para explicar todo esto, diciendo que no había síntomas de la enfermedad, y que no se habían hecho las muestras”, explicó.
Los resultados hablan de 20 muestras en gallinas de 12 semanas. “Nuestras aves tienen de 30 semanas para arriba. No existen menos de eso, por eso les pedimos que vinieran a hacer las muestras”, destacó.
“Nos enteramos de todo esto cuando nos cambiaron de resultados negativos a positivos. Los técnicos no dan cuenta de esta enfermedad, solo recibimos una notificación contundente”, observó.
Pese al argumento que plantearon para evitar la mortandad sin un diagnóstico claro de la situación, recibieron una intimación para declarar la forma de sacrificio, sin contestar la nota de descargo que habían hecho ante el Senasa por el malentendido.
“En otra acta debíamos especificar cómo íbamos a cavar las fosas para sacrificar las aves. Cuando estábamos contestando los descargos, pusieron una retroexcavadora enfrente. Fuimos a la Justicia, tenemos los videos de seguridad. Hoy la veterinaria declaró ante el fiscal y se hizo todo de nuestra parte, lo único que solicitamos es un muestreo [verosímil]”, mencionó.
El productor explicó que van a colaborar en todos los procesos para determinar si las gallinas están enfermas. “Necesitamos que se haga otra muestra, pero ahora el nivel de inseguridad nos pone en el lugar de tener que participar del muestreo, de ser testigos. Acá el monopolio lo tiene el Senasa y nosotros estamos en vilo, angustiados desde el jueves, porque las respuestas fueron contundentes: terminan su empresa, su pyme”. Contó que el comité técnico de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia), que los representa, solicitó al Senasa que se haga nuevas muestras.
“Luchamos contra una institución nacional, y nosotros somos una pyme. Cada día que pasa nuestras aves muestran que clínicamente no hay rastros; sabemos que esto lo tiene que detectar un laboratorio. Ahora un juez nos dio lugar a un amparo”, contó.
En este contexto, la directora nacional de Sanidad Animal, Ximena Melón, dijo: “El veterinario oficial del Senasa está encargado de la toma de muestras o de supervisarla en algunos casos, donde quien toma las muestras es un veterinario privado, acreditado por Senasa, quien tiene un vínculo con Senasa a través de resoluciones, las cuales lo definen como el responsable de la sanidad de las aves de la granja”.
También explicaron que esta granja se encontraba en una zona de 10 km alrededor del primer brote que se confirmó en San Cosme, Corrientes, en aves de traspatio. “Este radio de perifoco de 10 km hace que todos los establecimientos que se encuentren en esta área delimitada tengan mayor probabilidad de tener la enfermedad, por el hecho que puede llegar a difundirse a través de un brote cercano”, afirmó.
“Hasta el momento de la toma de muestras, esta granja era negativa. Entonces, el veterinario del Senasa con la veterinaria privada acreditada del establecimiento decidieron que esta última sea la encargada de la toma de muestras, ya que es quien se encuentra permanentemente adentro de los galpones y en contacto con los animales”, añadió.
Por otra parte, expresó: “En estos casos, lo que se hace es firmar un acta conjunta. El veterinario oficial del Senasa, para no agregar ningún riesgo a la granja y si el titular así lo prefiere, no ingresa a los galpones, sino que entra la veterinaria acreditada, toma las muestras, las entrega y el veterinario del Senasa es el responsable de acondicionarlas y enviarlas al Laboratorio Oficial del Senasa en Martínez, que es el único laboratorio que hace el diagnóstico. Tanto el veterinario del Senasa cuando las acondiciona, como el laboratorio cuando las recibe, si hubiesen recibido los hisopos limpios en los envases lo hubieran notado y no hubiera pasado desapercibido”.
Desde el organismo manifestaron que, si en un radio de 10 km hay un brote confirmado, se busca activamente el virus antes de esperar los 14 días que se produzca mortandades o síntomas clínicos. “El virus está, no es necesario esperar esos 14 días, porque si no estaríamos llegando tarde y permitiendo que el virus durante 14 días se siga dispersando y genere mucho mayor problema para la avicultura. Por eso se busca activamente en esta zona de alrededor de 10 km de un foco para adelantarnos a su avance y poder eliminar/disminuir su avance lo antes posible”, justificaron.
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