En el partido de Pergamino, la familia Testa lleva adelante prácticas y usa herramientas para aumentar el secuestro de carbono; el establecimiento forma parte de una red de Bayer y fue visitado por la Global Farmer Network (GFN)
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MANUEL OCAMPO.- El sol se había escondido entre las nubes, pero igual la temperatura empezaba a subir cuando, minutos antes de las 9, más de 80 productores provenientes de 20 países, integrantes de la red Global Farmer Network (GFN), cruzaban la tranquera del establecimiento “La Chacra”, en el partido de Pergamino. Llegaban para conocer algunas de las iniciativas que se llevan adelante en la Argentina en pos de un modelo de agricultura sustentable. Fue el jueves pasado.
El campo elegido para el cónclave pertenece a los hermanos Testa, una familia que va por la tercera generación en la administración del establecimiento y que es uno de los 26 Bayer Forward Farming (BFF) que la compañía alemana tiene alrededor del mundo. El objetivo es compartir experiencias y trabajar en forma colaborativa con productores independientes para promover la agricultura moderna y sustentable.
“Tenemos el compromiso de tratar de mostrarle a la sociedad que se puede producir de manera sostenible y sin complicar el medio ambiente. Todos los sistemas que tenemos trabajando tienen tecnología de lo último que hay en el mundo, todo digitalizado al 100% estamos tratando de generar trazabilidad a toda la producción que hacemos”, explicó Marcelo Testa, que produce con su hermano Carlos.
En las 130 hectáreas que componen el establecimiento, la familia de productores utiliza una amplia variedad de innovadoras prácticas agrícolas sustentables, las cuales les presentaron a los miembros del Global Farmer Network. Se trata de una asociación internacional que, desde hace 23 años, reúne a productores agropecuarios de todo el mundo comprometidos en la producción de alimentos y en la construcción colectiva de una agricultura sustentable.
Es la primera vez que el encuentro, que se realiza anualmente desde 2006, se hace en la Argentina y durante seis días. En diálogo con LA NACION, los extranjeros que viajaron al corazón productivo para conocer el campo de los Testa manifestaron que estaban sorprendidos con lo avanzada que está la agricultura en el país y pusieron énfasis en la importancia de ir camino a prácticas amigables con el medio ambiente.
Una de las primeras instalaciones que va en esa línea, y que les presentaron en el establecimiento, fue la cama biológica Phytobac con la que los Testa degradan microbiológicamente los excedentes de fitosanitarios antes de que lleguen al suelo.
Lisandro Martino, representante de Ventas SeedGrowth para Bayer Crop Sicence, explicó a este medio que durante el lavado de cualquier instrumento que esté en contacto con un ingrediente activo, sea una mochila de aplicación de un pico o un aplicador terrestre, el agua queda contaminada con esos activos en suspensión. “Por eso la idea con esto es que el recurso no se vierta en el suelo, sino que sea capturado por una platea de lavado, desde donde se la conduce a un tanque”, comentó.
Luego, agregó, la riegan sobre una cama biológica que está formada por tierra y 40% de residuos orgánicos. Estos son principalmente rastrojos de trigo para ayudar a fomentar la actividad de bacterias y hongos que ya están presentes en el suelo y que degradan esos activos en suspensión.
“Hay un seguimiento de la sanidad de esa cama biológica, semestralmente se hacen análisis para evaluar si esos activos se van degradando”, destacó.
Por otro lado, en ese camino a reducir el impacto ambiental, Testa contó que pusieron el foco en incrementar aquellas prácticas agrícolas que apuntan a aumentar el secuestro de carbono en el suelo. Fue así que comenzaron a formar parte de la iniciativa “PRO carbono”. Así como también del programa “Yo Aplico Responsablemente”, que forma parte de un convenio con IRAM para la certificación de aplicaciones seguras para los productores bajo la norma 14.130 de Buenas Prácticas Agrícolas.
Galo Benedit, líder de la Interfaz Comercial de Sistemas Agronómicos para Latinoamérica de la empresa alemana, señaló que en el campo de la familia de agricultores se implementa una secuencia de cultivos “más intensificada” para tener la mayor parte del año cultivos vivos desarrollándose en el lote y así lograr captar más recursos de la atmósfera, transformarlos en biomasa (vegetación de cultivos) y dejarlos en el suelo como potencial carbono a ser capturado.
“Después buscamos tener germoplasmas y biotecnología de punta para maximizar el rendimiento porque con más rendimiento capturamos más biomasa y dejamos más residuos en el lote. Además buscamos tener una estrategia de fertilización específica para cada uno de esos cultivos”, sostuvo ante LA NACION.
El especialista dio como ejemplo la fertilización nitrogenada en el maíz: hacen una aplicación en la siembra y después más cercana a floración. “Eso nos permite ajustarla y darle al cultivo los nutrientes en el momento que lo necesitan y ser más eficientes”, comentó.
También hicieron una fuerte implementación de la agricultura digital. “Incorporamos plataformas como FieldView para identificar en un lote las áreas más productivas, las menos o las promedio y, de esta forma, vamos a poder asignar mejor los recursos que tenemos disponibles a cada una de las zonas”, detalló.
También aplican una estrategia de protección de cultivos contra malezas, plagas y enfermedades basada en el monitoreo estricto de estos factores, además de una aplicación dirigida enfocada de acuerdo a la necesidad del lote. “Eso nos ayuda a hacer un mejor manejo de la aplicación de producto”, comentó.
Durante la jornada presentaron los resultados alcanzados. Luego de dos campañas, la captura de carbono fue de más de +950 kg/ha CO2; cayó el impacto de productos de protección de cultivo de -57% emisiones de GEI; hubo balance positivo de fósforo del suelo, con reposición versus extracción.
Además, se incrementó en promedio el rinde 17% en producción de granos y el margen bruto creció en 12% versus los sistemas de manejo tradicionales.
“Estamos buscando que la captura de carbono sea apetecible e interesante para el productor. Además, si hacen las cosas bien y pueden capturar carbono e implementar valores de biodiversidad, en algún momento a esos servicios ecosistémicos alguien los va a pagar. Si bien para eso falta un tiempo, hay un camino que recorrer y eso es lo que estamos tratando de hacer nosotros”, explicó el director del Global de Bayer ForwardFarming, Patricio Gunning.
El ejecutivo señaló que en los establecimientos como el de Testa, uno de los 26 que hay en el mundo, lo que hacen desde 2014 es compartir con los productores prácticas agronómicas sustentables, además de que les permite testearse y corregirse. Allí “salen propuestas productivas de sistemas nuevos que están totalmente asociados a la sustentabilidad”.
La mirada de los productores extranjeros
Marco Aurelio Pasti es italiano, está a cargo de tres fincas que totalizan 1000 hectáreas en donde hace maíz, trigo, cebada, nueces y también tiene una planta de biogás. Viajó a la Argentina para participar del “Global Farmer Network”.
“Es muy avanzada la agricultura argentina, es increíble toda la tecnología que utilizan y quedé admirado con lo rápido que incorporan. De hecho hay muchos cultivos que en este país están creciendo, mientras en Italia bajan por las dificultades que tenemos para adoptar algunas de las innovaciones que acá ya se usan”, remarcó.
“Cuando se recorre los campos queda claro que se puede seguir produciendo cuidando el medio ambiente. El problema es que la imagen que tiene la sociedad muchas veces es equivocada y eso es utilizado por la política”, agregó.
Para el italiano, eso trae problemas para los productores porque no hay incentivos para producir. Dio como ejemplo la producción de maíz en su país: cayó de 10 millones de toneladas hace 15 años a 4 millones y se necesita importar.
Guillermo Bretón es un agricultor mexicano que produce en la zona del altiplano, cerca de la ciudad de México y es miembro del Global Farmer Network. Reconoce que es inspirador ver cómo en la Argentina buscan la forma de trabajar de una forma distinta apostando por el suelo y por el medio ambiente.
“Estoy realmente sorprendido; yo había ido a Córdoba a ver ganado, pero no conocía la agricultura y la siembra directa tan de cerca. Es impresionante como en este país hace más de 30 años los productores se organizaron para cuidar la salud del suelo, la materia orgánica y proteger la biodiversidad. Crearon este círculo virtuoso que hace que toda esa apuesta tienda a la sustentabilidad y, además, a aumentar el rendimiento”, manifestó.
“Hay situaciones que acá están naturalizadas y en otras partes no están dimensionadas, como lo que implica ir al pro carbono, los sistemas ecosistémicos y la protección de la biodiversidad tanto en el suelo como en lo que se siembra. Todo esto está generando que los sistemas sean más resilientes; ahora que están pasando una sequía tan tremenda, si no hubieran hecho todo esto durante tantos años dudo que la hayan podido soportar”, indicó.
“Me llevo de este viaje esta idea de buscar trabajar de una forma distinta apostando por el suelo y por el medio ambiente. El primer paso es romper paradigmas”, concluyó.
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