Las propuestas de bajar retenciones a cambio de bonos o el pago de impuestos despiertan polémica; el escenario de la campaña 2024/25 es complejo
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Cuando hay quietud, mover el avispero puede traer beneficios. Quedarse congelado mientras el mundo sigue girando, generalmente trae perjuicios. Esas ideas generales pueden servir para describir la relación del campo con el Gobierno en los últimos tiempos.
La propuesta de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA) que tiene en sus manos la dirigencia rural de la Mesa de Enlace y que apunta a cambiar la baja de Derechos de Exportación (DEX) de los principales granos por un bono a cotizar en el mercado de capitales viene a sacudir una cierta modorra del agro en relación con el principal impuesto que provoca distorsiones en la producción.
La primera conclusión obvia es que la solución no es bajar 11 puntos porcentuales a los DEX de la soja y otros cuatro a los del trigo y del maíz por una suerte de Bopreal sino directamente llevar las alícuotas a cero. Desde el punto de vista del agro no hay dudas de eso. ¿Pero qué se hace mientras el Gobierno promete que algún día eliminará esos tributos, pero no fija fecha? La respuesta no es sencilla. Algunos creen que se debe ir por el camino intermedio: una propuesta alternativa, como el de los bonos o pago a cuenta de impuestos, o conseguir un cronograma de rebaja. Ambas opciones no son ideales, se sabe. Otros creen que es conveniente insistir en la queja.
Sea cual sea la mejor decisión, en tanto este gobierno vea, como los anteriores, que el campo está dividido, no se moverá un centímetro de su decisión. Explicará también que los números y realidad de la macroeconomía lo obligan a mantener la cautela.
La campaña agrícola 2024/25 va a ser muestra de lo que puede significar dejar las cosas como están. A menos que la situación climática tenga un giro de 180° y las lluvias logren recomponer el déficit hídrico, los números de la cosecha no revelarán un salto importante en el segundo año del gobierno de Javier Milei.
Por supuesto que hay incógnitas que se han despejado favorablemente: esta administración se comprometió a no intervenir en los mercados, vía cupos de exportación, y tiene interés en avanzar en la desburocratización y el peso del Estado en los negocios. ¿Alcanzará esto para una campaña agrícola con márgenes ajustados, particularmente para los granos gruesos? Difícil.
Los especialistas del negocio recomiendan ocuparse como nunca antes de los detalles. “En un contexto de resultados proyectados de soja y maíz poco alentadores, sobre todo en campos arrendados, los productores deberían revisar todo los “micronegocios” que hay dentro del “negocio macro” de la agricultura”, explica Matías Amorosi, de AZ Group. “Habrá que mover toneladas de arena para encontrar una pepita de oro”, alerta.
No obstante, recuerda que la producción es dinámica y que su resultado depende de cómo se vaya trabajando profesionalmente. “Lo importante es actuar como empresarios: hubo campañas que arrancaron negativas y luego cambiaron de tendencia”, dice.
Para Amorosi, dependerá de “cómo se tomen las decisiones en los micronegocios agrícolas, en materia financiera, compra de insumos y estrategias de comercialización de granos para alcanzar resultados que justifiquen el riesgo y trabajo asumido”. Al respecto, aconseja prestarle mucha atención al área de financiamiento. “Se está en un momento de cambio y una mala decisión con un crédito puede resultar muy costosa en el resultado económico final de la actividad agrícola. Es un escenario distinto del ciclo anterior, en el que la inflación podía disimular errores productivos, porque el costo del dinero era inferior a ella”, señala.
El escenario de precios dista de dar señales positivas, más allá de que en las últimas semanas hubo una recuperación en comparación a lo que se vislumbraba en agosto pasado. La Bolsa de Cereales de Córdoba, en un informe sobre mercados, de cinco factores que pesan sobre las cotizaciones de la soja, cuatro son bajistas y apenas uno es alcista. Hay una relación stock consumo en niveles récord, Estados Unidos se aproxima a levantar una gran cosecha y Brasil se prepara también para llegar el año que viene a una producción récord. A su vez, la Argentina tendrá un incremento de la superficie por la retracción del maíz debido a la chicharrita. Apenas la eventual demora en las siembras de Brasil actuarían como dato que empuje las cotizaciones hacia arriba en algún momento. En ese contexto, los especialistas del negocio recomiendan diversificar siembras para mitigar los riesgos. Por ahora, hay una estrategia defensiva.