Por efecto de la escasez de lluvias los espejos de agua del departamento General López se redujeron en más de un 40% y el índice de vegetación cayó un 26% entre 2020 y 2023;
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Por efecto de la sequía la superficie de las lagunas en el sur santafecino disminuyeron en los últimos tres años más de un 40% su superficie y el Índice de vegetación de diferencia normalizada (NVDI), que se usa para estimar la cantidad, calidad y desarrollo de la vegetación, se redujo un 26%. En rigor, pasó de 0.62 en enero de 2020 a 0.46 en el mismo mes del 2023, con la consecuente pérdida de capacidad fotosintética y de productividad.
Los datos surgen de un relevamiento realizado por el ingeniero agrónomo Mario Monti, socio Consultora RPM, quien para ver el impacto del fenómeno meteorológico La Niña comparó con imágenes satelitales tomadas el 16 de enero del 2020 y el 8 de enero el estado de los espejos de agua del departamento General López. Además, capturó el NDVI con una sucesión de imágenes que tomó todos los años en enero en el mismo período.
En las imágenes se puede ver que la laguna de Cañada de Los Leones, que ocupaba 4500 hectáreas desapareció por completo. En tanto, laguna de Melincué se redujo en un 45%, pasó de ocupar 9800 hectáreas a 4400 hectáreas, y la de Maggiolo pasó de 2200 a 700. La laguna Villa Cañadas se achicó en 1400 hectáreas y actualmente ocupa 4400 hectáreas. En tanto, la de Teodelina se redujo en casi un 50%, pasó de abarcar 1250 hectáreas a 650 hectáreas.
En el caso de La Picasa, el especialista sostuvo que la mayor disminución del espejo de agua se produjo entre el 2020 y 2021. Durante ese tiempo pasó de más de 22.000 hectáreas a 15.000. “La fuerte precipitación producida durante el primer semestre del 2022 fue compensada por la extrema sequía en el periodo septiembre-diciembre del mismo año, haciendo que se mantenga la superficie de la Laguna en los niveles del año anterior”, comentó.
Monti explicó que a excepción de la laguna de La Cañada, de Leones, y la de Melincué, las otras lagunas están sobre el Mar de Arena Pampeano, que eran campos de dunas de arena. “En ese relieve medanoso, que ya está erosionado, se formaron estos ambientes de laguna que naturalmente fluctúan de acuerdo a los ciclos húmedos o secos. El problema es que ahora pasamos por una fase seca que fue violenta porque duró tres años, cosa que no es usual y que derivó en una seca muy importante con un impacto muy negativo sobre la actividad productiva”, explicó.
En esa línea advirtió: “Las lagunas son un indicativo del estado de humedad de nuestra región, tienen un rol importante porque generan ambientes de húmedos, alimentan napas y gran parte de los pueblos de la zona dependen del agua subterránea, que son también alimentados por las lagunas”, manifestó el especialista.
Frente a ello alertó que “se empieza a producir un ambiente de sequía y cada vez nos estamos acercando más a un proceso de desertificación, siendo que como sociedad tendríamos que buscar mantener húmedo”.
“Necesitamos del verde y del agua que esta en profundidad aumentar la producción. De lo contrario se afecta la economía”, sostuvo.
El estudio arroja que anualmente la máxima disminución de precipitaciones se produjo durante el 2021, pero en el periodo de septiembre a diciembre la mayor caída de lluvias se dio en 2022. En ese sentido, Monti explicó que el índice verde lo tomó durante enero, que es cuando están implantados los cultivos de la gruesa, cuyos niveles de productividad está en gran medida condicionados por los niveles de lluvia de primavera-verano.
“Tomar ese período es importante porque los maíces se comienzan a sembrar en septiembre, mientras que en octubre-noviembre se siembra la soja. Entonces lo que llueve entre septiembre y enero es lo que repercute sobre la productividad. Si llueve bien esos meses se completa bien el ciclo”, dijo.
No obstante, aclaró que hay una compensación que pueden lograr los cultivos que es por napa freática. “Si están entre uno y dos metros de profundidad es efectiva para alimentar de agua a los cultivos en el caso de hacer falta, pero depende de las lluvias anteriores, pero igual compensa parcialmente. Lo importante es que llueva bien en los meses de verano”, expresó.
Por esa razón, indicó que si se analiza la información de los últimos tres años, si bien el 2021 fue el año que menos llovió, durante el verano los acumulados fueron mayores a los del 2022, y de cierta forma se compensó el déficit del resto del año. Sumado a que las precipitaciones del año anterior habían sido relativamente buenas.
“Es un escenario diferente al del 2022 que si bien el acumulado anual fue superior, la mayor cantidad de eventos se dieron en el otoño, mientras que en otoño y verano fueron muy bajas. Eso hizo que el índice verde bajará aún más sumado a que era el tercer año de bajas precipitaciones”, comentó.
En este contexto, para Monti sería importante empezar a ver los fenómenos climatológicos de forma integral y que en los lotes en donde se practica agricultura “hay que aumentar la materia orgánica en los suelos aumentando las coberturas, consumiendo más agua, favoreciendo una mayor infiltración”.
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