Se trata de firmas que están sacando ganado de sus establecimientos sin reponerlo o hace un tiempo no ocupa sus corrales
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Como consecuencia de sucesivos meses de pérdida, que en diciembre pasado llegó a significar más de $47.000 por animal engordado, en la Cámara Argentina de Feedlot (CAF) alertaron que el 21% de las empresas que están en la entidad han salido o están en proceso de retirarse de la actividad. Esto a pesar de que a fines de enero pasado se recuperó el valor de la hacienda.
En diálogo con LA NACION, Juan Eiras, vicepresidente de la CAF, que agrupa a los establecimientos de engorde a corral, explicó que se trata de algo más de 40 establecimientos que están en proceso de vaciamiento, es decir sacan hacienda sin registrar ingreso de animales o que directamente se encuentran sin ocupación.
“Se les deterioró el negocio por falta de precio del gordo [el animal producido], una fuerte suba del precio de los alimentos, la sequía prolongada que hizo que se acelere el encierre de un montón de categorías que teníamos prevista ingresar escalonadamente después de la recría de primavera y, además, cierres de ciclos productivos con fuertes pérdidas producto de compras de invernada a valores elevados o ventas de gordo con caída nominal y real de precio”, detalló el directivo, que había anticipado el dato sobre la realidad de las empresas a la revista de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya).
Sostuvo que hasta la recuperación del precio que comenzó a fin de enero los resultados desde junio último fueron mes a mes cada vez más negativos hasta llegar a perder más de $47.000 por animal. Perdían $2.000.000 por camión con ganado para el mercado.
Para el empresario, la suba registrada “no alcanzó para recomponer la pérdida”. Precisó: “Seguimos teniendo 20 o 30% menos de capital de trabajo”.
En la organización todos los meses relevan el nivel de actividad y dividen a los establecimientos de acuerdo al comportamiento. Están las empresas en llenado, que ingresan más hacienda de la que sacan; las que están vaciando con ingresos, es decir que sacan más de lo que reponen, y las que vacían sin ingresos. Se agrega las que se encuentran sin ocupación.
Estas dos últimas son las que representan el 21% del total de las empresas de la cámara, que tiene 221. En la actividad hay un 25% de establecimientos vaciando con ingresos y un 54% con un balance levemente positivo, es decir ingresa más de lo que saca.
Para Eiras, el aumento del precio de la hacienda puede impulsar a algún establecimiento a retomar la actividad, pero aclaró que en general es muy difícil que se recuperen. “Cuando una empresa se vacía en función de que el negocio la descapitalizó y hay este tipo de subas, queda más lejos de poder volver, ya que necesitaría un 40% más de su capital de trabajo porque todo vale más”, expresó.
En un feedlot, el 65% de la inversión es el animal que se compra para el engorde. Luego hay un 30% del costo de la alimentación y un 5% de gastos operativos.
Aclaró que hay empresas que cerraron o están en proceso de hacerlo, pero eso no significa que sus dueños se hayan retirado de la producción agropecuaria. “Los feedloteros somos casi todos integrados con agricultura o cría de ganado. Por eso lo que hace el productor es tomar la decisión de salir de una fase de su negocio que lo esta dañando”, dijo.
Sobre el escenario para 2023, opinó: “Es un año electoral, inflación por arriba del 100%, un Gobierno que por lo electoral y las promesas de baja inflación va a tratar de contener mayores ajustes en la carne al mostrador y eso, de alguna manera, va a repercutir en la hacienda en pie. Además, por la sequía va a faltar comida [granos] y el crédito”.
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