Ayer, tras analizarlo durante las últimas semanas, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ordenó a la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) que levante la prohibición del uso de combustible fósil con un corte de 15% de etanol durante el verano, estación en la que no estaba permitido su uso ya que algunos estudios indicaban que en esa época la nafta con este corte incrementaba las emisiones de gases.
Esta medida no resulta definitiva, ya que deberá aguardar aún que dicha Agencia emita una nueva reglamentación y que la misma pase por otros estamentos del Estado, que también deberán considerarla para su aprobación. En su recorrido hasta volverse efectiva, seguramente la medida estará expuesta a demandas judiciales presentadas tanto por asociaciones que se oponen a la iniciativa por cuestiones ecológicas como por la industria petrolera, que evidentemente también se vería afectada.
Si esto pasara por todos los filtros y el próximo verano se pudiese utilizar E15 en todo el territorio de los Estados Unidos, el consumo de maíz, según los más optimistas y acelerados generadores de datos, podría incrementarse en hasta 50,8 millones de toneladas.
Frente a esta elucubración, y teniendo en cuenta que para el informe mensual que el USDA publicará el jueves los privados prevén las existencias finales estadounidenses de maíz 2018/2019 en 48,74 millones de toneladas, evidentemente el impacto en precios sería más que importante y extendería, además, su influencia potencialmente alcista sobre las cotizaciones de otros cultivos, como la soja, que compiten mano a mano por territorio en la misma época del año.
Pero no se puede ser inocente y pensar que esto que anunció Trump pocas horas antes de presentarse en una convención en el Estado de Iowa, que es el principal productor de maíz de los Estados Unidos, es algo que se venía estudiando en la Casa Blanca desde mucho tiempo atrás y que recién ahora se ha llegado a conclusiones válidas como para impulsar el cambio. Esto claramente se relaciona con encuestas partidarias, justo cuando estamos a menos de 30 días de las elecciones de medio término estadounidenses.
La guerra comercial entre los Estados Unidos y China, propiciada por el propio Trump, generó bajas de precios importantes para muchos productos del campo, que impactaron en el cinturón agrícola, la región donde el partido Republicano tuvo un muy buen desempeño en las elecciones que lo llevaron a la presidencia. Esos electores hoy están desencantados por esta situación. Entonces, ¿populismo de derecha? o, mejor, ¿FarmPopulismo?
Trabajo para los politólogos, a quienes evidentemente habrá que recurrir para entender los mercados de granos, ya que cada día que pasa vemos como antiguos parámetros de oferta y demanda que utilizábamos históricamente para tratar de predecir las variaciones en las cotizaciones van dejando lugar a las decisiones y a los caprichos de una política cada vez menos predecible.
El autor es analista de mercados
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