En la Argentina se deja sentir el entusiasmo en una renovada apuesta por el trigo. Corriendo mayo, los productores ultiman decisiones de cara al inicio de la siembra. Las perspectivas climáticas se muestran favorables, los beneficios de la rotación suman incentivos y los precios locales a cosecha -si bien han registrado descensos en las últimas semanas- aportarían resultados aceptables en planteos que combinan trigo con soja o trigo con maíz.
En este contexto, vale repasar en detalle el primer escenario que ha dejado planteado el USDA, a nivel mundial, para el ciclo 2020/21, para intentar comprender hacia dónde se podrían mover los mercados. En términos generales, los números aportados destacan que el cereal argentino mantendría su participación en el comercio internacional, pero en un contexto de mayor producción mundial, nuevo aumento de stocks y normalización del saldo productivo en Australia.
De esta forma, el escenario mundial planteado por el USDA aporta optimismo de cara al inicio de la nueva campaña, pero, a la vez, llama a mantener la cautela y a centrar atención en la evolución de algunas cuestiones claves.
Por una parte, el organismo planteó perspectivas favorables en el plano productivo y comercial para Argentina. Así, la cosecha fue ubicada en 21 millones de toneladas, ubicándose el país en la lista de los responsables de impulsar el avance de la producción mundial. Esta intuición se muestra en línea con la expansión en el área a sembrarse estimada por las bolsas locales (6,7 millones de hectáreas según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y 7 millones de hectáreas según la Bolsa de Comercio de Rosario), y el predominio de condiciones climáticas favorables en principales zonas productoras del país.
En tanto, en el plano comercial, según el USDA, las ventas externas se mantendrían firmes, asegurando la participación de la última campaña, en los flujos comerciales mundiales. A la vez, en cuanto a nuestro principal mercado de exportación -Brasil- se estima que mantendrá el ritmo de importaciones totales de los últimos ciclos (en torno a 7 millones de toneladas). De esta forma, se espera que el mundo continúe mostrando destacado apetito por el cereal argentino.
Pero, por otra parte, el escrutinio de las proyecciones del USDA para el ciclo 2020/21 también obligan a considerar la posibilidad de que el trigo enfrente una serie de factores que podrían condicionar la evolución de las cotizaciones (dejando a un lado la incertidumbre que suma el contexto de pandemia o eventos inesperados derivados de ello, como nuevas políticas de restricciones al comercio por parte de principales exportadores o mayores fricciones en el Mercosur).
Así, se destaca que el mundo volvería a contar con un holgado saldo productivo, el cual ascendería a 768 millones de toneladas con perspectivas que resultan heterogéneas al analizar en detalle los principales núcleos trigueros.
Entre otros, tanto Rusia como Australia renovarían su aporte, registrando recuperaciones en los volúmenes de cosecha y ganando participación en el comercio internacional. En particular, se destaca Australia, donde se espera un retorno a valores típicos, próximos a 24 millones (frente a 15 millones en 2019/20). En caso de materializarse, esto podría imponer mayor competencia al trigo argentino en mercados del sudeste asiático. De todas formas, resultará crucial el acompañamiento de condiciones climáticas más favorables, dado que se ha comenzado a alertar sobre deficiencias hídricas en zonas productoras del país oceánico. Esto constituye un elemento clave, a seguir en los próximos meses, el cual podría inclinar el devenir de los precios.
En contraposición, el bloque de países europeos registraría una caída conjunta en su marca, próxima a 11 millones de toneladas para totalizar en 143 millones de toneladas. En sentido similar, se espera una ligera contracción en la producción de EE.UU., a 50 millones de toneladas. De tas formas, como adelantamos, esto estaría más que compensado por el avance productivo en otros países.
En sentido similar, el USDA estimó un nuevo aumento en los stocks mundiales (para 2020/21), a pesar de prever un avance en el consumo. Así, las existencias marcarían un nuevo récord, ascendiendo a 310 millones de toneladas. De esta forma, continuarían gravitando en niveles holgados, en términos globales.
En suma, el escenario planteado por el USDA resultaría alentador en términos productivos y comerciales para nuestro país, pero dejaría latente la posibilidad de que los mercados transiten condicionados dadas las perspectivas de una holgada oferta mundial. Para el trigo argentino, particular impacto podría tener el devenir de la campaña australiana, con abultado volumen de producción, que podría imponer mayor competencia en destinos del sudeste asiático.
Repasando el mercado, en materia de precios a cosecha, se ha registrado cierto deterioro en las últimas semanas, para retroceder a niveles de US$160. Esta dinámica ocurrió en sintonía con el devenir de los valores de exportación, que registraron caídas mayores a US$10 en el último mes, impactando negativamente en la capacidad de pago del sector.
Hacia adelante, debe tenerse en cuenta que las perspectivas locales y el escenario internacional aportan algunas luces pero llevan a mantener cautela, a seguir de cerca la evolución de los fundamentos destacados anteriormente, a ajustar los números del negocio productivo y a no dejar pasar la posibilidad de cerrar resultados económicos cuando estos alcancen niveles aceptables.
Las operaciones con opciones pueden aportar beneficios a la estrategia de comercialización, asegurando pisos de venta y permitiendo capturar subas. Recordamos que, además, nos movemos en terreno incierto, en cuanto al devenir de las decisiones en el plano de la política económica local y las relaciones con Brasil, nuestro principal mercado de exportación.
El autor es responsable del Departamento de Análisis de Mercados de Grassi SA
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