Llegaron las lluvias y se renovó el optimismo de cara a la nueva campaña triguera. Los eventos habrían cubierto gran parte de las zonas más afectadas por la sequía y podrían constituir un punto de inflexión en las perspectivas de siembra. Además, los pronósticos a mediano plazo apuntan a un Niño moderado. Así, con la incertidumbre climática que tiende a despejarse, estamos en un buen momento para empezar a poner un ojo en el mercado. ¿Qué pasa con los precios? ¿Qué podemos esperar en el corto y mediano plazo? Más allá de lo que pase en el mundo, ¿cuáles son los factores locales claves a seguir hacia adelante? Vamos a verlo.
Está claro que estamos parados en un mundo muy distinto al del año pasado. Los precios de los granos, en términos generales, volvieron a los niveles de preguerra. El trigo, a nivel internacional, salvando casos puntuales, vale poco más de la mitad que lo que llegó a valer durante la guerra. La demanda está tranquila y bien abastecida. En el horizonte cercano, parece no haber motivos para pensar en un cambio drástico en el escenario internacional, más allá de alguna cuota de volatilidad transitoria que pueda sumar el conflicto entre Rusia y Ucrania. Este es el marco en el cual tenemos que analizar el mercado local.
Ahora bien, para pensar lo que pueda ocurrir con los precios en la Argentina entendemos que se destacan tres factores que estarán jugando la pulseada local, pudiendo aportar mayor firmeza o debilidad, siempre dentro del contexto internacional señalado. El devenir de cada uno, será clave para los precios.
La tracción del sector exportador
Según los últimos datos oficiales, las compras del sector exportador se ubicarían ligeramente por debajo de 0,3 millones de toneladas y las DJVE serían nulas. Este panorama contrasta fuertemente contra el del año pasado, cuando para la misma época, las compras alcanzaban 4 millones y las DJVE 8,4 millones de toneladas.
Así, cuando pensamos en los precios a cosecha, actualmente en torno a los US$235 por tonelada, tenemos que considerar que la exportación aún no se encontraría demasiado activa en el mercado. Hay poco negocio concretado en el segmento físico.
Las perspectivas de la campaña actual
La oferta local estará jugando un rol muy importante. Las lluvias recientes y el cambio en las perspectivas parecen abonar la idea de una importante recuperación en el saldo productivo. Con clima a favor, parece razonable pensar en una campaña que podría volver a superar las 20 millones de toneladas. Además, hay que destacar que no solo el escenario productivo se mostraría muy distinto al de la última campaña, sino que está latente la posibilidad de que las necesidades financieras puedan estimular las ventas en cosecha. Claramente, el camino es largo y recién comienza.
Las políticas
Se trata de un factor que se irá aclarando con el correr de los meses, a medida que avance la carrera electoral. Sobre esto, hay tres puntos importantes a considerar.
El primero tienen que ver con los volúmenes de equilibrio y su vigencia. Un mercado conectado al mundo evita la posibilidad de desacoples significativos en las cotizaciones locales. El segundo, son las famosas retenciones. Actualmente, la tajada del Estado por este concepto en trigo es del 12%, representando unos US$35 por tonelada. Ambas regulaciones, tienen impacto directo en la capacidad de pago del sector exportador y, luego, en los precios en dólares percibidos por el productor.
Y, el tercero, lo constituye el régimen cambiario. La brecha entre tipo de cambio al cual se liquidan las exportaciones (dejando a un lado los tipos de cambio diferenciales de los PIE) se mantiene arriba de 95% frente a las paridades bursátiles (por ejemplo, MEP). Una posible liberalización y unificación del mercado cambiario implicaría una mejoría significativa en el precio en pesos cobrado por el productor. Es un dato no menor al momento de pensar en tomar decisiones con valores pesificados.
Así, el devenir de las distintas políticas tendrá efectos particulares en las cotizaciones en dólares y/o en pesos. Lamentablemente, las plataformas de los candidatos resultan difusas y, más aun, lo es el resultado de la contienda electoral (en un escenario donde no hay que descartar una segunda vuelta).
En síntesis, dado que es poco probable que veamos precios totalmente desacoplados de las tendencias internacionales, en un mundo donde no se esperan sobresaltos, es probable que las oportunidades o amenazas para las cotizaciones locales estarán atadas a la interacción de los tres factores mencionados. Esta es la pulseada que tenemos que seguir de cerca al momento de planificar la estrategia comercial. Hay que mirar el mercado y estar atentos para cerrar buenos negocios en el momento preciso.
El autor es responsable del Departamento de Análisis de Mercados de Grassi SA
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