A medida que se aproxima la cosecha de trigo, va subiendo la temperatura por la aprobación para la siembra, no para la comercialización, del trigo HB4 resistente a sequía, de origen transgénico, desarrollado por la firma Bioceres.
Esta semana, los exportadores, agrupados en CIARA-CEC, notificaron a los corredores de granos y a las bolsas que iba a ser considerada mercadería de rechazo la eventual presencia de materiales OGM en el cereal.
En la nota, les piden a las entidades de la cadena comercial que emitan una comunicación donde se recuerde que “no se encuentra autorizada la comercialización (del HB4) y que toda presencia en la cadena comercial implicará rechazo de mercadería así como posibles acciones hacia el vendedor”.
Al mismo tiempo, frente a los reclamos de los acopiadores, el Ministerio de Agricultura anunció una auditoría sobre el estado actual de las siembras con este material. Al cierre de esta edición, esta medida no se había formalizado en el Boletín Oficial.
Bioceres había anunciado que en esta campaña se habían sembrado unas 55.000 hectáreas con el HB4, que estaban sometidas a un programa de trazabilidad. Agricultura autorizó la siembra de la variedad, pero condicionó la aprobación para su comercialización al visto bueno de Brasil, el principal mercado individual para las exportaciones de trigo argentino. Este paso todavía no se concretó y la industria molinera del país vecino anunció que no estaba dispuesta a adquirir trigo transgénico con el argumento de que no es aceptado por los consumidores.
Pero el propio ministro de Agricultura, Julián Domínguez, volvió esta semana a expresar su apoyo a este desarrollo. “Creo en la biotecnología”, dijo en una recorrida por el clúster semillero de Venado Tuerto, en Santa Fe. En esa declaración no solo hizo referencia a este material. Tambíén hizo un sorpresivo pedido a Bayer para que retorne con su programa de soja resistente a insectos que fue discontinuado para el país.
Domínguez también vinculó su respaldo a este desarrollo con la cumbre climática de las Naciones Unidas que se está realizando en Escocia y dijo que la tecnología debe dar respuesta a los problemas de sequía e inundaciones que se proyectan para el futuro a raíz del cambio climático.
Sobre este punto, el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) y otras entidades dieron su respaldo al documento elaborado por Agricultura en el que se reafirma la sostenibilidad del sistema productivo argentino y que es a partir de los cambios que ya empezaron y no de la eliminación o reemplazo que van a encontrarse las soluciones a los desafíos que vienen. Domínguez le dio continuidad a una línea de trabajo que había establecido su antecesor, Luis Basterra, de coordinar con Brasil y otros países de la región, con el apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (IICA), una identidad común en organismos internacionales como la FAO y las Naciones Unidas frente a la avanzada de los gobiernos europeos. También le puso un freno a los cuadros medios del Ministerio de Ambiente que quieren cortar la producción ganadera.
Posiciones
Cuando al ministro se le pregunta por un eventual riesgo en los mercados al encontrar trazas de trigo OGM, contesta que no debe tenerse temor y que el país debe ser independiente en sus desarrollos tecnológicos.
Respecto del trigo HB4, el ministro de Agricultura considera que “son los mercados los que tienen que decidir”.
Este último es, precisamente, el punto crítico. Quienes se oponen al trigo HB4 están de acuerdo con las ventajas tecnológicas que ofrece, pero señalan que en los mercados de destino en los que se comercializa el trigo argentino hay tolerancia cero en caso de detectarse trazas de cereal OGM. Eso, sostienen, coloca en una situación de posible rechazo de embarques.
En cambio, quienes defienden el desarrollo se apoyan en el sistema de trazabilidad del HB4 y que las ventajas agronómicas que ofrece respecto de que enfrenta la escasez de agua en mejores condiciones que los materiales convencionales. A su vez, señalan que es el primer evento transgénico desarrollado por una compañía nacida en la Argentina de productores agropecuarios y por científicos locales.
El partido se está jugando al límite en una campaña que se espera un récord de producción del cereal. Los mercados, nuevamente, tendrán la palabra final.
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