Desde hace 10 años me desempeño como responsable de comercio exterior en Alea y Cía SA, además de asesorar empresas agropecuarias de manera independiente en comercialización de granos y oleaginosas.
Todos los años en esta época, el productor argentino comienza a planificar los cultivos a sembrar en la próxima campaña de fina. Este año, el condimento adicional, es la pandemia global de coronavirus, la cual ha generado una caída impresionante en las bolsas de todo el mundo, sumado a la guerra del petróleo entre Arabia Saudí y Rusia, cuyo precio está en los niveles más bajos desde 2002.
Debemos preguntarnos entonces ¿cuál es el impacto en la demanda del trigo y de la cebada? Es importante diferenciar los distintos usos que tiene cada uno de estos dos cereales para poder analizar el probable escenario futuro.
El trigo se utiliza principalmente para producción de panificados y forraje animal (trigo de baja calidad), mientras que la cebada se utiliza para producción de malta y posterior elaboración de cerveza y también, como alimento para camellos. En este contexto, la demanda de trigo debería sufrir un menor impacto dado que el mundo va a seguir consumiendo tanto pan como sus subproductos, como así también carnes (producidas con el uso de forraje).
En la cebada, el impacto negativo será mayor. Por un lado, la cerveza no es considerada un bien de primera necesidad y por otro lado, habrá una menor demanda de consumo por el cierre transitorio de bares.
Yendo puntualmente al análisis de los márgenes y perspectivas de mercado de ambos productos, el primer factor que sobresale es que, en términos de rendimientos de indiferencia, estamos en una situación similar a la campaña 2019/2020. Esto se debe a que la caída en las cotizaciones de los insumos ha compensado la caída en los precios de los distintos commodities agrícolas.
Ahora bien, la nueva pregunta que surge es ¿cuáles son las proyecciones productivas para la campaña 2020/2021 de estos dos productos a nivel mundial y qué se espera en términos de precios?
Para el trigo, Strategie Grain estima una producción récord de 749 millones de toneladas, mientras que la cebada alcanzaría un volumen global de 154 millones de toneladas. En ambos casos, la relación stock/consumo (nos indica los días de abastecimiento y tiene una relación inversamente proporcional al precio) se presentan cómodas.
Sin embargo, la clave está en analizar los stocks en los principales países exportadores, dado que, representan la disponibilidad real de mercadería a la cual tiene acceso la demanda. El caso más ilustrativo es el trigo: China acumula el 50% de los stocks globales como reserva estratégica de alimentos. Cuando sacamos a este país del análisis, vemos que la relación stock/consumo se proyecta como la segunda más baja desde la campaña 2013/2014. Cualquier problema productivo será visto como una señal alcista para el mercado.
La contracara es la cebada, donde dicha relación se espera que sea la más alta desde 2010/2011: adversidades climáticas podrán ser amortiguadas por las amplias disponibilidades, lo cual representa, un potencial de suba acotado.
Como conclusión podemos decir que el trigo tiene mejores perspectivas en términos de precios versus la cebada. El productor argentino deberá estar atento a la recuperación productiva del trigo en Australia, lo cual significará mayor competencia en el mercado del sudeste asiático (ha absorbido gran parte del excedente exportable fuera de Brasil) y seguir de cerca el clima de los próximos meses en la Unión Europea (principal productor de cebada).
No es un año para especular: cuando el precio permita alcanzar un margen bruto razonable será importante captarlo y/o hacer uso de herramientas flexibles como puts y calls.
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