Luego de las precipitaciones que en la semana se registraron en diversas zonas, dieron inicio a la campaña o retomaron labores frenadas
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Necesidad y ansiedad. Esos sentimientos fueron los disparadores para que el domingo pasado el productor agropecuario Gustavo Garbarini, de Junín, salga a sembrar maíz luego de meses sin precipitaciones y tras la caída de 18 milímetros. Para él, ese fue el inicio de su campaña de granos gruesos. En el caso del maíz, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) solo se implantó el 19% de la superficie prevista [la entidad calculó un total de 8 millones de hectáreas], el mayor atraso en 20 años.
“Después de tanto tiempo, con un poco de agua ya salimos a sembrar. Anteayer volvió a llover, así que llegamos a hacer 60 hectáreas de maíz de primera; otras 80 las vamos a tratar de sembrar a fines de noviembre o principios de diciembre. Este año teníamos estimado hacer 250 hectáreas de maíz, pero con estas condiciones de sequía vamos a terminar en 120 con suerte”, contó el productor.
Como Garbarini, las precipitaciones de la última semana impulsaron a otros productores a iniciar la campaña gruesa de maíz y soja que venía demorada por la feroz sequía que ya ocasionó pérdidas irreversibles en los cultivos de trigo y cebada. No obstante, hay otros tantos ruralistas que aguardan más lluvias porque consideran que aún no están dadas las condiciones para iniciar la siembra.
Según informó ayer la BCR, el núcleo de precipitaciones tuvo lugar en el noroeste de Buenos Aires, sudeste de Santa Fe, extremo sur de Córdoba y el centro-norte de La Pampa. Los acumulados superaron los 60 milímetros. Los datos más destacados fueron: General Pinto, con 78 mm; Lincoln, con 74mm; Rufino, con 72 mm; y General Villegas, con 64 mm. En el resto de la zona núcleo los registros oscilaron entre los 15 a 40 milímetros, con un gradiente negativo hacia el sudeste bonaerense donde las lluvias fueron nulas.
“Estamos evaluando, de acuerdo a las próximas lluvias, si sembramos 500 hectáreas de soja de primera”, comentó Garbarini que, junto a sus dos hijos, produce entre 700 y 800 hectáreas, de las cuales 100 son propias y el resto arrendadas. En rigor, la entidad rosarina informó que, a pesar de las lluvias, las condiciones de humedad en toda la zona núcleo continúan siendo malas, con características de sequía en el 70% de los suelos. “Solo pasaron a tener reservas escasas o regulares el norte de Buenos Aires y el extremo sudeste de Córdoba”, apuntó.
Trigo y cebada
Para Garbarini, la campaña fina fue una “catástrofe”. En su caso, perdió las 75 hectáreas de cebada que sembró, a 20 hectáreas las picó para alimentar a la hacienda y a otras 55 las pastoreó. “Me crié en el campo y nunca vi que se pierdan los cultivos invernales de esta manera. Hicimos un recuento con el ingeniero y en las 280 hectáreas de trigo que hicimos hay lotes que pueden dar, como mucho, entre 800 y 1000 kilos. Nosotros sembramos con una tecnología que apuntaba a un rinde de 5000″, comentó.
Según la BCR, el área perdida de trigo trepa en la zona agrícola núcleo a casi 400.000 hectáreas y el rinde promedio cayó a 15 quintales por hectárea siendo que el promedio de la región es de 39 a 40 quintales por hectárea.
“Es una inversión a cielo abierto, verdaderamente dependemos del clima. Uno hace lo posible para sacarle el mejor rendimiento y todo se complica más con un Gobierno que solo está para los buenos momentos”, se lamentó Garbarini.
Otras situaciones
En Alberti, los 25 mm caídos entre el martes y miércoles no fueron suficientes para que el productor agropecuario y asesor Alfredo Benedicto de inicio a la campaña de siembra de soja. “La semana que viene vamos a evaluar si salimos a sembrar de acuerdo a las lluvias del fin de semana y a la humedad en el perfil de los suelos”, indicó. De soja de primera la expectativa es sembrar un 40% de la superficie, que son 2000 hectáreas.
En tanto, explicó que a la campaña de maíz la tiene suspendida. “A fines de noviembre/principio de diciembre vamos a evaluar si sembramos. Si persisten las condiciones de sequía no haremos maíz y a algún lote los vamos a dejar para soja de primera. Si es que se puede, si no quedarán sin nada”, dijo.
Sobre el trigo, indicó: “Las lluvias no revierten la pérdida de rendimiento, que las calculamos en un 70% respecto a las tres campañas últimas. Lo único que hacen es detener el avance de la pérdida. O sea los trigos pueden rendir un 25% sobre el rendimiento normal para esta zona”, precisó.
“Nosotros cuando presupuestamos la campaña lo hicimos con la posibilidad de un 30% de caída del rendimiento, después pasamos a estimar un 50%, pero ya lo superamos porque perdimos más del 70% en trigo. Si a eso se le suma la fecha en que vamos a sembrar la soja de primera y el maíz, nos da un 40% de pérdida de capital corriente”, dijo.
No obstante, aclaró que ese resultado sería “considerando que se normalicen las lluvias. Si eso no ocurre y la condición de sequía persiste durante el ciclo de cultivo de verano, la pérdida va a ser mucho mayor”, indicó.
El ingeniero agrónomo Mariano Giordano, que asesora y es productor también entre Monte Buey y Wenceslao Escalante y el sur de Villa María, en Córdoba, contó que después de las lluvias que dejaron entre 20 y 30 mm comenzaron la siembra de soja en los campos que tienen recarga de humedad. Proyectan hacer alrededor de 2500 hectáreas. En tanto, a diferencia de la mayoría de los productores de la zona núcleo, que tuvieron dificultades, al maíz temprano lo empezó a sembrar en septiembre pasado. Pudieron hacer 700 de las 950 hectáreas que estiman y el resto quedó para una siembra más adelante.
“Los perfiles están con una recarga media de humedad. Necesitaríamos lluvias todas las semanas, pero no hay pronósticos, así que arrancamos los lotes que están más seguros y tienen más capacidad de retención de agua”, dijo.
En la campaña de granos finos [trigo] sembraron alrededor del 80% de lo planificado. “Los cultivos venían regulares entre la baja precipitación y las heladas, pero la helada del 9 de octubre, que los agarró en el período crítico, dejó lotes con 100% de daño”, contó.
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