El derrumbe de los rendimientos y la importante superficie con cultivos perdidos dejarán muy frágiles las cuentas de los productores de cara a las siembras para la campaña 2023/2024
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A esta altura de la campaña 2022/2023 pocos dudan que la cosecha gruesa será un tremendo fracaso en la mayor parte de la región central del país. El desplome de los rendimientos es visible en todos los campos y es fácil adelantar sus consecuencias: quebrantos de los productores y enorme peligro para la cobranza en toda la cadena comercial que está “aguas arriba” de ellos. Será un año para ver cuáles son las espaldas de cada empresario para aguantar el golpe.
Mientras, ya comienzan a verse las primeras señales de este sogazo para la actividad agrícola: los proveedores interrumpieron la entrega de agroquímicos a un pool que siembra más de 10.000 hectáreas en las que la soja está fusilada.
Para el consultor Julio Lieutier, en el norte de Buenos Aires, un 90% de soja de segunda está perdida, varias de ellas ya con hacienda adentro. Y también se perderá el 50% de la soja de primera y del maíz tardío por lo menos, si siguen, como se pronostican, las altas temperaturas y la falta de lluvias. Según su visión, los daños son irreversibles y registros de 10-15 milímetros como los que se pronostican “no sirven para nada”.
Deudas a la vista
Si se simula la facturación de una empresa de la zona considerando también la pérdida del trigo, los cálculos preliminares de Lieutier dan una caída del 70% del ingreso neto como mínimo. Eso es sinónimo de pérdidas patrimoniales importantes y de un desplome del capital de trabajo para encarar la campaña 2023/2024. Expresado de otra manera: para sembrar el próximo ciclo agrícola habrá que endeudarse de manera muy significativa, sobre todo por quienes tomaron mucho campo en alquiler y obtuvieron rindes muy alejados de los históricos.
¿Qué decisiones se están tomando en ese contexto? Según el consultor, asumir la pérdida y diseñar una estrategia de siembras y de financiamiento. El primer paso es presupuestar lo más preciso posible e interrumpir todos los gastos que sean postergables. También se están explorando créditos en pesos para no quedar esclavos en el momento de venta y no perder liquidez.
En los casos más comprometidos, no se descarta tomar socios que aporten capitales compartiendo resultados, para no endeudarse por encima de límites razonables que sumirían a las empresas en riesgos muy grandes.
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