Los desafíos de algunos países no sólo pasan por transformar las commodities en productos de mayor valor agregado y generar un efecto multiplicador en el empleo, sino por crear el marco institucional para que el talento científico, tecnológico y de negocios se transforme en una ventaja competitiva.
Dos años atrás, el gobierno inglés definió el sector de alimentos como estratégico y diseñó un programa para impulsar la agrotecnología canalizando US$ 250 millones a través de iniciativas como las del Agri-Tech Catalyst Fund. Este fondo ya participó en más de cien emprendimientos privados "matcheando" la inversión inicial del inversor privado y dándole así una mayor aceleración al negocio. Además, creó Agrimetrics, un instituto de big data para centralizar la información crítica del sector para la toma de decisiones. Y están lanzando un centro de innovación para que los productores puedan estar más cerca de la etapa de investigación (R&D) para acortar el proceso de prueba y error y acelerar la salida de los nuevos productos al mercado.
En la Argentina, los dos candidatos a presidente muestran visiones antagónicas sobre el impacto que pueden tener los emprendedores en el desarrollo económico y social de un país. Mientras uno se apoya en la retórica populista para disimular su poco interés e iniciativa, otro realiza acciones concretas y ambiciosas para desarrollar una comunidad y red de emprendedores integrados al mundo a través de talleres de capacitación y el apoyo de incubadoras, inversores y financiamiento.ß
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