La Argentina, según los expertos, cuenta con potencial para producir cultivos que sirven para ese fin
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Según las proyecciones, para 2050 el 65% del combustible utilizado por los aviones será de origen biológico. En este contexto, la Argentina se posiciona como un país con una enorme oportunidad debido a su extensa disponibilidad de tierras que pueden destinarse a cultivos como la camelina, cuya semilla sirve para producir aceite y, a su vez, biocombustibles.
Durante el XXXII Congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), que se realizó en La Rural con el apoyo de Expoagro, se discutió el potencial de la camelina en una charla titulada “Camelina y biocombustibles: un puente verde entre dos generaciones”.
Emiliano Huergo, un experto del sector, destacó la “enorme oportunidad” que representan los biocombustibles para la industria aerocomercial dado el aumento del 70% en las emisiones de carbono en los últimos 15 años por el incremento del tránsito de pasajeros. “De no hacer nada, estas emisiones crecerían un 300%, lo cual es inadmisible en un mundo que ha firmado acuerdos de descarbonización y que estos acuerdos incluyen a las aerolíneas”, señaló.
Huergo subrayó que las nuevas tecnologías, como el hidrógeno o los motores eléctricos, están demasiado lejanas para enfrentar el problema actual. En cambio, los biocombustibles de baja huella de carbono son una solución viable. Estos biocombustibles pueden mezclarse hasta en un 50% con los combustibles tradicionales en aviones. Las materias primas utilizadas deben cumplir criterios estrictos: no competir con alimentos, no desplazar cultivos existentes y tener una baja huella de carbono.
Destacó el potencial de las brassicas, oleaginosas de invierno que se pueden cultivar en barbechos en la Argentina donde hay casi 20 millones de hectáreas desaprovechadas. “Estamos ante una demanda que va a crecer muy fuerte y una oportunidad para disponer de estas tierras”, dijo. Además, señaló que las proyecciones indican que para 2050 el 65% del combustible para aviones será de biocombustibles.
En la misma línea, Karina Crosignani, de CREG, coincidió: “La producción está aumentando, las exigencias están y cada vez hay mayor demanda de materia prima en Estados Unidos. Una de nuestras mayores plantas va a terminar el año cuadruplicando la demanda de materia prima. Actualmente consume unas 1000 toneladas por día y a fin de año pasará a 4000 toneladas diarias”, dijo. En este contexto, indicó que Chevron ha apuntado a tener una unidad de renovables: en julio de 2022 compró CREG Combustibles en Estados Unidos. Cuenta con 11 plantas en el mundo: nueve en Estados Unidos y dos en Alemania.
“Ustedes tienen la enorme ventaja de que es un cultivo que pueden producir; en Estados Unidos, el Midwest no se los permite. La demanda está y va a ser cada vez mayor, cada vez más industrias están usando renovables. Entonces, esto significa una alternativa para el futuro de nuestras plantas. Cuanto más produzcan (camelina), más podremos abastecer, porque la competencia es enorme”, dijo.
Además de la expectativa de demanda, Federico Varela, de Chacraservicios, destacó que comenzaron a adaptar variedades de camelina por los beneficios que tiene para mejorar los suelos y el ambiente. Según detalló, empezaron con el desarrollo de camelina hace casi 20 años en el norte de Estados Unidos y, posteriormente, en 2013, en la Argentina.
Para Varela el desafío es que este cultivo crezca en los próximos años. Indicó que no solo es importante acompañar al productor, sino también empezar a construir toda la cadena. “Es clave la parte de certificación, con las compañías de seguros para que lo conozcan, los bancos para que puedan financiarlo. Es construir una cadena de un cultivo que hace 10 años muy pocos conocían para que crezca”, dijo.
“Hoy en día originamos, procesamos, almacenamos, exportamos y distribuimos productos. Tenemos una función muy importante en medio de la cadena”, dijo, en tanto, Fernando Candia, de Bunge. Agregó que la empresa ahora enfrenta nuevas demandas de clientes y marcos regulatorios que exigen incorporar sustentabilidad en sus procesos: “Ahora no solo movemos productos, sino también productos que tienen ciertos atributos sustentables, que pueden venir a través de agricultura regenerativa o introduciendo nuevos sistemas para el productor, como el caso de la camelina”.
Candia destacó la importancia de adaptar el proceso para cumplir con estos nuevos estándares de sustentabilidad: “Nuestra función en este proceso es cómo lo hacemos, cómo podemos facilitar un proceso y tener éxito en transferir estos atributos sustentables con el producto, ya sea en el mercado de combustibles o en la cadena de suministro alimenticio, humana o animal”.
José Luis Alonso, productor agropecuario, subrayó la importancia de utilizar las hectáreas que quedan sin cultivo durante el invierno en la Argentina. Según Alonso, aún quedan por lo menos 6 millones de hectáreas sin aprovechar durante la temporada invernal, un factor crítico que debe ser abordado para mejorar la sostenibilidad del sector agropecuario.
“El gran interrogante es qué están haciendo los agrónomos y productores para cubrir ese invierno, frenar la pérdida de carbono, capturar agua, conservar nutrientes, mejorar el suelo y potenciar los cultivos de segunda”, comentó. Explicó que, tradicionalmente, se han utilizado cultivos de primera como la soja, sin incluir antecesores invernales, lo que constituye un grave error de concepto.
Alonso enfatizó que es esencial para los productores agropecuarios y agrónomos cumplir con la doble misión de reducir los gases de efecto invernadero y mejorar la reserva de carbono en el suelo. También destacó la necesidad de conectar esta práctica con el concepto de energía verde. “El gran desafío es cultivar en invierno, una práctica que estamos olvidando en la Argentina, donde seis millones de hectáreas se dedican exclusivamente a soja. Este es un error de concepto grave que debemos corregir”, precisó.
Lucas Andreoni, productor, comenzó con 700 hectáreas y ahora tiene 2300. Subrayó que el cultivo es beneficioso por su bajo requerimiento de agua, ofreciendo una oportunidad significativa en superficies amplias, como en el sur de Córdoba. Mencionó que facilita la rotación de principios activos, ayudando a combatir malezas resistentes. Andreoni describió el cultivo como noble y fácil de sembrar, capaz de resistir heladas severas. También resaltó su impacto positivo en los polinizadores y la apicultura.
Se publicó inicialmente el 8 de agosto de 2024
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