Fue desarrollada a partir Angus colorado, Hereford, Simmental y Tuli; se destaca por su aptitud para carne y su rusticidad
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En el Pabellón Ocre, donde están las llamadas razas varias, recién llegados desde Córdoba, Caldén y Piquillín, dos ejemplares colorados, pisarán por primera vez la pista central del predio de la Sociedad Rural de Palermo. Se trata de animales de una raza bovina sintética llamada San Ignacio, que fuera desarrollada por la Universidad Católica de Córdoba, en busca de nuevas herramientas y alternativas capaces de mejorar la producción ganadera en ambientes cálidos.
En diálogo con LA NACION, Ignacio Tomás, médico veterinario que trabaja para los campos de la universidad, contó que, si bien el año pasado participaron en Palermo en el concurso de novillos y Block Test, este año redoblaron la apuesta y, además de traer cinco novillos para la misma prueba, decidieron participar como raza en la arena palermitana. “Es la primera vez que la raza San Ignacio, con dos toros, pisará la pista central de Palermo”, dijo.
El nombre de la raza fue elegido en honor a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús a la que pertenece la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la universidad. Según describió, hace aproximadamente 31 años un grupo de científicos e investigadores de universidad cordobesa, encabezado por el ingeniero Oscar Cachi Melo, comenzó a buscar un animal rústico que mejor se adapte a las zonas calurosas del norte del país.
“Esas regiones son muy cálidas, donde hay mucho ectoparásito, mucha mosca, pocas precipitaciones y los suelos son buenos para la aptitud forrajera de pastos, pero en invierno las pasturas no son las mejores. Así que se necesita un animal que pueda adaptarse a esos medios”, detalló.
“San Ignacio está formada por cuatro razas: Angus colorado y Hereford (las dos británicas); Simmental (raza continental) y Tuli (raza africana Bos Taurus). Esta última tiene la particularidad que es muy buena en calidad de carne y, además, es la que aporta la rusticidad”, indicó y recordó que todos los animales de la raza poseen nombres de árboles autóctonos de la Argentina.
En el país, existen aproximadamente unas 30 cabañas distribuidas en todas las regiones, principalmente en el norte argentino: “Hay mucha gente que usa la raza San Ignacio o Tuli en cruzamientos sobre otras razas. Por ejemplo, quienes crían Angus colorado lo usan como cruce terminal para sus novillos y para reposición de hembras. Además de la rusticidad que aporta, el vigor híbrido es tremendo, es una opción superadora”.
Siguiendo el ejemplo de lo hecho por el reconocido científico Jan C. Bonsma de la Universidad de Pretoria (Sudáfrica), que desarrolló sus investigaciones en la Estación de Mara a partir de 1937 y que creó la raza Bonsmara, los cordobeses vieron oportunamente que la utilización de ganado nativo africano cruzado con ganado argentino de origen europeo podría ser un aporte importante para la ganadería nacional en general y la de la región subtropical en particular.
“Con la ventaja de contar con mejor genética de origen que la disponible para Bonsma en aquellos años y herramientas de evaluación que el profesor no tenía y que permiten arribar a animales de calidad superior”, dijeron.
Es sabido de las bondades de la genética africana en cuanto a la adaptación a ambientes hostiles manteniendo altos valores en aspectos productivos de gran importancia, tales como precocidad sexual, fertilidad y calidad de carne.
Luego de varias generaciones de cruzamientos, la universidad estuvo en condiciones de plantear un programa para la obtención de una raza sintética, producto del cruzamiento de ganado nativo africano con ganado europeo, seguido de un programa de selección aplicado sobre la población obtenida.
En Palermo
Para el profesional, la idea de traer a exponer fue precisamente mostrar la raza. “Dar a conocer el trabajo que hacemos año a año, que no es fruto de casualidad, sino que hay mucha gente que está comprometida con la raza San Ignacio”, manifestó.
Por ahora, los reproductores solo irían a jura y no a venta, por lo que regresarían al centro de reproducción que tiene la universidad, donde se extrae semen a todos los toros propios y de terceros: “La idea es que vuelvan pero veremos que resolvemos en el transcurso de los días de la muestra”.
Como parte de un establecimiento educativo, venir a Palermo para Tomás es “una oportunidad increíble”. “Es un hecho histórico para la raza, para la universidad y para nosotros los que estamos comprometidos con esto. Como todos dicen es una vidriera al mundo, así que nos sirve para mostrar el trabajo día a día que hace mucha gente”, cerró.
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