Lisselotte Diz vive en Germania, provincia de Buenos Aires, y está al frente de la Asociación de Criadores Holando Argentino (ACHA)
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Lisselotte Diz entiende que por delante la espera un gran desafío, además de seguir y honrar el legado que, de alguna manera, su abuelo, Elbio Diz, comenzó hace 79 años dentro de la Asociación de Criadores Holando Argentino (ACHA). Hace dos semanas fue electa como la primera presidenta de la institución. En la cadena láctea esperan que partir del cambio de Gobierno se puedan recomponer los precios, permitir el crecimiento de la genética y destrabar protocolos sanitarios para exportar genética a los países limítrofes.
Lisse, para los amigos, que es ingeniera en Producción Agropecuaria, también pertenece a la cuarta generación de productores lácteos de la familia Diz. Con una sonrisa que atraviesa el teléfono cuenta que su nombre se lo debe a su abuela materna, una alemana que se instaló en el país en 1923. La pasión que siente por los animales, dijo, la llevó a especializarse en nutrición en vacas lecheras, en Madison, Wisconsin, Estados Unidos. Además de hacerse cargo del establecimiento familiar, asesora a otros tambos dentro de la provincia de Buenos Aires, con los que se retroalimenta sobre las distintas problemáticas de esta raza, y le permiten potenciar la producción.
“Me parece bueno no quedarme solo con lo del tambo de mi casa, sino ver distintos sistemas. Es el desafío de tener y atender distintas problemáticas, con otros sistemas y tipos de explotación. Eso ayuda constantemente a mejorar. Muchas veces uno se encierra en su establecimiento y termina achatándose. Es una forma de estar actualizado y viendo opciones y oportunidades”, explicó. La experta, hija de Leoncio Diz, un hombre también dedicado a la producción láctea y relacionado con la entidad, está en Germania, provincia de Buenos Aires.
Dentro de la producción lechera, explicó, los sistemas extensivos son los más intensivos. “En el tambo siempre hay algo que tenés que estar solucionando: la guachera, la alimentación y reproducción. Es bueno tener un universo grande para tener información”, contó. Desde muy chica, y por el nexo familiar del establecimiento El Peregrino, comenzó a interiorizarse en el trabajo que se hace en los tambos.
“Desde muy chica estoy en contacto con el tambo y los animales. Siempre íbamos a exposiciones ganaderas y estaba presente en la preparación de los animales. Antes de empezar la universidad, pensé que me iba a dedicar más a la genética. Cuando comencé a estudiar y tuve las materias de nutrición y alimentación me di cuenta de que me gustaba muchísimo. A partir de allí me di cuenta de que eso era lo que me apasionaba”, agregó.
Las vacas, que de alguna forma son “sus clientas” o como ella las llama, son las que “evalúan” su trabajo. “Me encanta estar entre las vacas por la relación que establecés: es buenísimo. Sigo en contacto con ellas, a pesar de no dedicarme a genética. Me encanta y es un desafío enorme poder trabajar ahora en ACHA, porque si bien la lechería está pasando un momento bastante duro por la relación entre el precio de los granos y el precio de la leche, tenemos un desafío enorme, para ver que la lechería en la Argentina en algún momento pueda despegar”, especificó.
La Asociación también brinda servicios como el control lechero oficial, el registro de cría, la calificación del genoma, que son herramientas que le sirven al productor para tener información y que estas le ayuden a lograr una vaca más eficiente. La experta dice que desde la entidad intentan bregar porque los productores hagan control lechero y calificación, ya que eso va a permitir agrandar la base de datos para conocer qué pasa en la lechería a nivel país. Esta, a su vez, que retroalimente instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Conicet o las facultades.
Su rol dentro de ACHA
Lisselotte, si bien es la primera mujer en presidir la Asociación, tiene una vasta experiencia en el sector lácteo y dentro de la entidad. En 2015 fue secretaria del comité ejecutivo de ACHA que estaba bajo el ala de Guillermo Miretti. En 2019 siguió en el rol durante la presidencia de Máximo Russ. El 5 de este mes fue electa por asamblea como la presidenta de la entidad hasta 2025.
“El año que viene ACHA cumple 80 años; es una fecha fuerte, porque se ha convertido en un desafío de ir para adelante, para ver cómo mejorar y ver lo que el productor necesita. Mi abuelo estuvo en la formación de la Asociación en 1944, porque mi familia en 1943 había comprado las vacas”, rememoró. La fundación de la Asociación fue el 8 de noviembre de aquel año y su abuelo estuvo detrás de todo hasta el día 7. Es decir, no figura dentro del acta de constitución del comité ejecutivo porque se tenía que volver por un cumpleaños.
“Para mí es un desafío enorme. En la institución también se eligen productores por zona, pero cuando me hicieron directora titular fue mucho orgullo, pero también una responsabilidad enorme. Habrá que dedicarle mucho. Estoy muy conforme y cómoda con el equipo que formamos”, completó.
Las mujeres cada vez ocupan lugares de preponderancia dentro de asociaciones e instituciones relacionadas con el agro. Sin embargo, la actividad del tambo ha tenido bastante espacio femenino, desde las tareas cotidianas y ahora aún más en las carreras de especialización. “Lo importante es la producción. En los tambos hace muchos años que hay muchas mujeres trabajando. Eso está bueno, porque va en sintonía con lo que pasa en el campo”, explicó.
El sector lácteo fue uno de los más golpeados por la sequía y la crisis económica del país. Esperan que la situación mejore con la nueva gestión oficial. “Esta es una crisis bastante grave, porque a lo económico le tenés que sumar la sequía, que por suerte en algunas zonas se está revirtiendo, pero veníamos de tres años muy complicados, que fue como una presión a la producción. Además, el desbalance que hay entre el precio de la leche y los granos es muy grave. Teníamos el tema de que muchos tambos se quedaron sin reserva o sin poder hacer silo. Esto no se va a solucionar rápido. Vamos a transitar un periodo complicado”, agregó.
Aguarda que ahora tengan facilidades para exportar, porque la capacidad para crecer es enorme. “El productor es muy eficiente y si te dan las facilidades para poder producir la producción puede aumentar un montón y va a haber la cantidad necesaria para producir y exportar”, dijo.
Explicó, además, que la Argentina tiene las posibilidades de exportar genética, pero los protocolos sanitarios con otros países dificultan este crecimiento. “Es complicado poder cumplirlo y si con este nuevo gobierno se facilitan las cosas para que la genética Argentina vaya a países limítrofes, sería fantástico, porque que se está viendo en el país que con el uso de semen sexado cada vez hay más vaquillonas. Habría una muy buena cantidad de vaquillonas que podrían venderse y de esa forma habría un ingreso extra de dólares”, resumió.
Esta nota se publicó originalmente el 11 de diciembre pasado
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