Diego de Mendoza y Natalia de Miguel, especializados en microbiología, recibirán el premio de la Fundación Bunge y Born el miércoles próximo
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Los tradicionales premios científicos de la Fundación Bunge y Born, que se entregarán el miércoles próximo, tienen un impacto directo en la producción agropecuaria.
Según informó la fundación, la disciplina elegida en esta edición fue la microbiología, que consisten en el “análisis de las formas de vida y funcionamiento de los microorganismos, y que tiene un rol clave en el estudio de las enfermedades infecciosas, y en la industria alimenticia, energética y farmacéutica, entre otras”.
Por esa razón, el ganador del Premio Fundación Bunge y Born 2021 es Diego de Mendoza, nacido en Jujuy, bioquímico y doctor en Bioquímica, por la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), que realizó un posdoctorado en la University of Illinois (Estados Unidos), donde inició sus estudios en microbiología molecular.
En tanto, la ganadora del Premio Estímulo 2021 es Natalia de Miguel, bioquímica por la Universidad de Buenos Aires (UBA), doctora en Biología Molecular y Biotecnología, por la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). Actualmente es investigadora independiente del Conicet, vicedirectora del Instituto Tecnológico de Chascomús (Intech) y directora del Laboratorio de Parásitos Anaerobios.
De Mendoza, que desarrolló gran parte de su carrera en Rosario, conformó equipos considerados pioneros a nivel mundial con los que descubrió “una proteína que poseen las bacterias, que monitorea la temperatura ambiente y regula los lípidos de la membrana que las recubre. Esto permitió el desarrollo de aplicaciones biotecnológicas”, destacó un informe de la Fundación Bunge y Born.
“Otro aporte fundamental fue el hallazgo de otra proteína que monitorea la cantidad de lípidos que necesitan sintetizar las bacterias para reproducirse, lo que también contribuyó al desarrollo de antibióticos que atacan la producción de esas grasas e impiden así el crecimiento de las bacterias”, añadió.
A partir del trabajo de Diego de Mendoza y el equipo de investigadores ya hay empresas de biotecnología en el país que aplican estos desarrollos para biocombustibles, el diseño de plásticos biodegradables o el uso de microorganismos para la biotransformación de residuos agroindustriales en productos de alto valor agregado, entre otros, destacó la fundación.
Diego de Mendoza, de una vasta carrera científica, en la actualidad, es investigador superior del Conicet y profesor honorario de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
Parásitos
En tanto, la científica Natalia de Miguel lidera un equipo que tiene como principal blanco de estudio “la comprensión de dos parásitos anaerobios extracelulares de gran importancia en salud humana y ganadera: Trichomonas vaginalis, un parásito que ocasiona la enfermedad de transmisión sexual no viral, más frecuente en humanos -luego del HPV y el herpes-, del que hay poca investigación a nivel mundial; y el Tritrichomonas foetus, un parásito que afecta principalmente al ganado vacuno, ocasionando abortos en las vacas y por ende importantes pérdidas económicas en el sector”, señaló el informe.
Respecto de este último parásito, el equipo que encabeza Natalia de Miguel tiene actualmente dos líneas de investigación. “Una, que estudia los mecanismos que utiliza el parásito para regular la expresión de sus genes en las distintas cepas, y hacerse más virulento. La otra, se centra en el estudio de las vesículas extracelulares que libera el parásito y que son utilizadas para comunicarse con las células del aparato reproductor, al que necesita adherirse para desarrollar la infección. Este parásito causa irritación, secreciones, picazón, y en los casos en que la infección no es tratada puede hacerse crónica, y ocasionar mayor riesgo de cáncer de cuello de útero y prostático, complicaciones en el embarazo e infertilidad, así como también facilitar la infección de HIV o HPV”, añadió la fundación.
En la fundamentación para otorgar el premio estímulo consideró que Natalia de Miguel, alcanzó una " excelente producción científica” con líneas de investigación “sumamente originales a nivel internacional, con posibles aplicaciones médicas y veterinarias, sobre dos patógenos de importancia mundial, pobremente abordados, y -además- hacerlo en el país, con la dificultad que eso conlleva”.
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