BASF prevé duplicar el número de hectáreas en la región conectadas a la red y lanzar productos de protección de cultivos que tengan un menor impacto ambiental
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SAN PABLO.- La digitalización y el desarrollo de productos que tengan un menor impacto sobre el ambiente es una fórmula que está aplicando la industria del agro para responder a la demanda de mayor producción de alimentos con criterios sustentables.
Una de las compañías involucradas en ese proceso es BASF. Según informó Ademar de Geroni Junior, vicepresidente de Marketing para América Latina de la compañía de origen alemán, prevén llegar a 400 millones de hectáreas digitalizadas a nivel mundial en 2030.
“En la región, estimamos pasar el próximo año de dos a cuatro millones de hectáreas digitalizadas”, explicó el ejecutivo a un grupo de periodistas de Brasil, México y la Argentina, antes del World Agri-Tech’s South America Summit que comenzó hoy en San Pablo.
“Nuestro foco está en las necesidades del productor”, agregó Geroni Junior, en referencia a que la agricultura digital tiene como objetivo mejorar la eficiencia del uso de productos de protección y de desarrollo de cultivos con la aplicación de dosis precisas de herbicidas o fertilizantes, por ejemplo.
Entre otras herramientas, la utilización de mapas satelitales de suelos permite detectar malezas en los lotes y disponer la aplicación de productos en las cantidades justas. “Logramos entre el 60 y el 70% de ahorro en las aplicaciones”, indicó. Otro propósito de la digitalización agrícola es optimizar al máximo la densidad de siembra de semillas en los lotes. Esos sistemas de trazabilidad los desarrollan con una plataforma propia llamada Xarvio.
Ademar Junior explicó que el objetivo de la sustentabilidad también buscan alcanzarlo con los productos tradicionales que la compañía desarrolla, como herbicidas o fungicidas, entre otros. Indicó que tienen previsto lanzar nueve moléculas nuevas en los próximos años y que todas tienen en común reducir en un 50% el impacto ambiental de los productos.
Otro eje sobre el que están enfocados en BASF, dijo, es el de la reducción de la huella de carbono. En el caso de los proyectos en marcha, está el de participar de los mercados de bonos de carbono y reconoció que hay un incremento de las cotizaciones de estos instrumentos financieros que le ponen valor a la reducción de emisión de gases de efecto invernadero.
Además de los productos tradicionales de síntesis química, Ademar Junior explicó que BASF desarrolla biológicos. En la Argentina, la compañía de origen alemán tiene una planta en la localidad santafecina de Santo Tomé donde elabora inoculantes para soja. El ejecutivo explicó que proyectan construir en Alemania un gran centro de elaboración de productos biológicos. “Buscamos tener más estabilidad en las formulaciones a futuro”, destacó.
En la agricultura digital, explicó que desde hace ocho años tienen vinculaciones con start up que llevan adelante innovaciones tecnológicas. Lo hacen mediante una iniciativa que comenzó en Brasil y años más tarde se replicó en los Estados Unidos. Con la plataforma AgroStar tuvieron vínculos con 600 emprendedores de la región y algunas de ellas tuvieron el apoyo financiero de una empresa propia del denominado venture capital (que respaldan a compañías nacientes).
Evolución del negocio
Además del foco de la sustentabilidad, Geroni Junior destacó la importancia que tiene América Latina para una compañía como BASF que factura unos 10.000 mil millones de euros al año con productos para el agro, desde semillas hasta la protección de cultivos tanto extensivos como intensivos (frutales, entre otros). La región representa el 25% de las ventas, explicó.
Cuando se le preguntó al ejecutivo si la compañía tenía previsto adquirir alguna empresa líder de semillas y agroquímicos en los próximos años, dado que BASF se mantuvo al margen de la ola de fusiones y adquisiciones que atravesó la industria hace ocho años, el ejecutivo no dio precisiones, pero explicó tienen en claro las fortaleza de cada una de las empresas que participan en el negocio. “Nosotros somos fuertes en traits (mejoramiento de semillas) de soja y algodón”, señaló y, en forma escueta y con una sonrisa, reconoció: “tal vez si surge algo”.
En los últimos años hubo rumores sobre una posible venta de otro gigante de la industria de semillas y protección de cultivos como Bayer por un cambio de estrategia global que buscaría la separación de la rama agro de la de salud. Bayer compró Monsanto en 2018 por US$63.000 millones e hizo frente a las demandas judiciales en las que se alegaban perjuicios a la salud del herbicida glifosato. En el mercado hay especulaciones de que BASF podría ser una de las firmas interesadas en adquirir Bayer ya que hace ocho años se mantuvo al margen de la ola de fusiones y compras de la industria que modificaron el mapa global de esta industria.