El experto Martín Díaz Zorita explica que las plantas bien nutridas aumentan la eficiencia de uso de la escasa agua disponible; recomendaciones para la siembra de soja y maíz
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La nutrición de cultivos de verano en una campaña que tiene como telón de fondo la etapa final de La Niña fue el tema considerado en una reunión de Fertilizar Asociación Civil. En su transcurso, Martín Díaz Zorita recordó que el crecimiento vegetal es consecuencia de la combinación de la energía del sol con el dióxido de carbono de la atmósfera más agua y nutrientes. La suma sinérgica de estos elementos, mediante la fotosíntesis, permite producir granos, fibras o energía a través de los cultivos.
El técnico planteó una definición contundente: “En condiciones de secano, el agua almacenada a la siembra configura el 80% del rendimiento que pueden alcanzar los cultivos de verano”. Esa aseveración ha sido comprobada con numerosos ensayos en girasol y maíz, en los que se vio que la producción final aumentó cuanto más agua almacenada había, si la nutrición era adecuada.
Para justificar ese comportamiento, Díaz Zorita dijo que “asegurada la provisión de nitrógeno, la adecuada nutrición fosforada de maíz permite que las raíces alcancen mayor profundidad en la exploración del suelo. Así, con nutrición balanceada, cambia la arquitectura de las raíces de maíz y se generan más recursos para el crecimiento”.
Por su parte, en el cultivo de soja en vertisoles entrerrianos, la fertilización fosforada aumentó la cantidad de nódulos y la fijación de nitrógeno para el cultivo.
Con una mirada más general, Díaz Zorita mostró que en gran parte de la región pampeana este nutriente es deficitario. “Actualmente el 70% de los lotes de esa zona está limitado por el fósforo, en que restringe el desarrollo de las raíces”, advirtió.
La deficiencia proviene de la agricultura sin la reposición adecuada del nutriente. Mediciones realizadas en 2011 en la zona núcleo mostraban un contenido de fósforo promedio de 23 partes por millón. Los valores se desplomaron a 16,3ppm en 2018 y siguieron cayendo hasta la actualidad.
Otro elemento que puede limitar los rendimientos de los cultivos de verano es el zinc. “Es el quinto nutriente en importancia, útil para prevenir los daños que generan los radicales libres cuando las plantas se sobreexponen a la luz”, reveló .
Díaz Zorita hizo otra advertencia contundente: “El 83% de los lotes de la región pampeana muestra deficiencias de zinc”.
Entonces, cuando un productor decide sembrar un cultivo de verano, antes debe subsanar las deficiencias de nutrientes del lote mediante el primer paso, que es un correcto diagnóstico. La decisión de reponer los faltantes resulta rentable si se consideran los resultados de ensayos realizados por Fertilizar en maíz en las localidades de Eduardo Castex (La Pampa) y Nogoyá (Entre Ríos).
En esas experiencias se compararon el tratamiento testigo versus otro con la nutrición habitual que realizan los productores, a los que se agregaron otro con análisis de suelo y prescripción y un cuarto con estrategias de alto rendimiento, que consideraba la reposición necesaria de macronutrientes y el agregado de micronutrientes. En seis años de experiencias se vio que los rendimientos relativos del tratamiento más completo resultaron sustancialmente mayores a los que instrumenta el productor corrientemente y fueron muy superiores a los del testigo (ver gráfico).
En las experiencias también se observó que la nutrición completa aseguró mayor estabilidad a los rendimientos en años con limitaciones climáticas. Además, con la fertilización se pasó de una producción de 9kg de maíz por mm de lluvia en el testigo a 15 Kg con la fertilización, lo que demuestra que esta práctica aumente la eficiencia del uso del agua.
Recomendaciones prácticas
En la parte final de su exposición, Díaz Zorita enumeró las principales precauciones que hay que tener al realizar la aplicación de fertilizantes. En primer término, destacó que se debe seleccionar la fuente correcta, en función del análisis del suelo y de la especie por fertilizar. En segunda instancia, destacó la importancia de la aplicación en el lugar correcto (en superficie o incorporado), tras lo cual resaltó que hay que elegir el momento correcto (incorporarlo a la solución del suelo cuando las plantas lo necesitan, es decir antes de sembrar con el cultivo en crecimiento). Finalmente, sugirió tener cuidado con la dosis eligiendo la correcta de acuerdo a los estados fenológicas del cultivo y con un criterio de responsabilidad en el cuidado del ambiente.
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