Su uso puede lograr incrementos de producción de entre 5 y 15%; logran estimular los procesos naturales para mejorar la nutrición vegetal
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Hablar de los fertilizantes especiales implica que existen fertilizantes regulares, tradicionales, más simples o comunes. Son los que conocemos mayormente como “commodities” (Urea-Fosfato de Amonio, UAN, cloruro de potasio, etc). Se utilizan en grandes cantidades para aportar los nutrientes necesarios que son deficientes o no provee el suelo adecuadamente. Contienen altas concentraciones de uno o dos uno elementos químicos, son muy efectivos y económicos para solucionar deficiencias claras y manifiestas. La respuesta a su aplicación es de magnitud importante y atribuible al elemento que se agrega, como nitrógeno (N) o fósforo (P).
Por otro lado, tenemos una variada gama de productos que los consideramos “fertilizantes de eficiencia mejorada”; por ejemplo los fertilizantes de “liberación lenta o controlada”, diseñados para hacer un aporte gradual del N, reducir las pérdidas, ganar en eficiencia y reducir los riesgos de contaminación. Otro caso son las mezclas químicas que incorporan azufre (S) y zinc (Zn) a las fuentes tradicionales de P y N y han mostrado muy buenas respuestas, dado que estos dos elementos son cada vez más deficientes en los suelos agrícolas del país. También hay formulaciones para aplicaciones de nutrientes por vía foliar o por fertirriego.
Un concepto distinto y novedoso son los “biofertilizantes” y “bioestimulantes” que no contienen cantidades significativas de nutrientes en su formulación, pero que inducen un mayor crecimiento vegetal, logran mayor eficiencia de uso de los nutrientes y no son biocidas, por lo que se los cataloga como “fertilizantes especiales”. Son una opción económicamente atractiva y ecológicamente racional para aumentar el suministro de nutrientes. Estimulan los procesos naturales para mejorar la nutrición vegetal, la resistencia a patógenos y la tolerancia al estrés por lo cual mejoran la calidad y aumentan el rendimiento de los cultivos.
Los fertilizantes especiales han demostrado una respuesta en rendimiento de granos positiva y consistente. A la importante respuesta en productividad de los fertilizantes tradicionales, se puede adicionar un plus de rendimiento gracias a los especiales de 5 a 15 %. Esto está llevando a un rápido incremento en su uso y comercialización.
Vale aclarar que, a pesar de esta posibilidad que dan los fertilizantes especiales de complementar y potenciar los resultados de la fertilización tradicional, no habilita a sustituir o reducir la cantidad utilizada; pero sirven de complemento en un plan de fertilización.
Respuesta consistente
Dado que el estrés hídrico y térmico es muy frecuente en los cultivos extensivos de secano, la respuesta a los bioestimulantes es generalizada y consistente. Se suma a esto el uso de mayores dosis y productos herbicidas que agregan más estrés al cultivo. En base a más de 1000 observaciones en ensayos de campo se documentaron respuestas medias a estos productos mayor a 300 kg de grano por hectárea.
Los bioestimulantes formulados en base a aminoácidos o derivados proteicos mostraron respuestas promedio de 200 kg/ha en trigo, 244 en soja y 391 kg/ha en maíz, en especial aplicados en forma foliar en etapas vegetativas. Los formulados de extractos de algas, con respuestas de 242 kg/ha en soja y 447 kg/ha en maíz. Los elicitores, complementando la acción fungicida en muchos casos, mostraron una respuesta media en soja de 245 kg/ha sobre todo en etapa reproductiva.
Si bien todavía queda mucho por aprender, la utilización de fertilizantes especiales abre la posibilidad de obtener incrementos en los rindes, complementando la fertilización tradicional con los commodities. La selección de los diferentes productos, forma, momento y dosis de aplicación es fundamental para lograr los mejores resultados.
El autor es docente de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Entre Ríos