Ambos factores son clave para la incorporación de nutrientes en el trigo; también se recomienda un diagnóstico según el ambiente
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Crecimiento y producción de trigo se relacionan directamente con la eficiencia del uso del agua y según la disponibilidad y la oportunidad en la incorporación de nutrientes. En la región triguera argentina son frecuentes las condiciones de restricción nutricional, principalmente de fósforo (P), nitrógeno (N) y azufre (S), que en ausencia de estrategias adecuadas de fertilización reducen los rendimientos.
Los estudios en la región triguera muestran que, en ausencia de fertilización con estos elementos, la producción se reduce en hasta casi el 30% del rendimiento alcanzable. Esta brecha productiva es mayormente independiente de la condición del año y se intensifica en sitios naturalmente más frágiles. La calidad de los granos también disminuye ante planteos inadecuados e insuficientes de nutrición. Del análisis plurianual hemos descripto una directa relación entre la concentración de proteínas en los granos y la dosis ponderada de fertilización con N.
Plantear estrategias para el manejo de la nutrición requiere un diagnóstico adecuado de la oferta actual y potencial de nutrientes junto a la expectativa de producción que indicará la demanda de estos elementos. Las decisiones de manejo tienen que permitir, además de la correcta elección de la fuente en cuanto a su composición en nutrientes, elegir el lugar y el momento adecuados para su aplicación en dosis suficiente para nutrir al cultivo. Para cada uno de los principales nutrientes limitantes – P, N y S - se dispone, según las regiones de producción, de modelos específicos de diagnóstico y de recomendación de fertilización que mejoran la interpretación y el diseño de las estrategias de fertilización del cultivo.
Las necesidades de fertilización con P requieren del muestreo y análisis de suelos en su capa superficial (hasta 20 cm). En sitios con niveles de P extractable inferiores a 22 ppm las respuestas a la fertilización con fuentes fosfatadas mejoran los rendimientos casi 6 kg de grano / kg del nutriente aplicado. Como la movilidad del P en el suelo es escasa, para lograr alta conversión es clave incorporar el P en el suelo próximos a los sitios con activo crecimiento de raíces.
Para decidir la dosis de fertilización con N también es importante evaluar la oferta de nitratos en los suelos hasta 40 cm de profundidad. Con los resultados de esta medición, y previendo la expectativa de producción, los modelos simples de diagnóstico posibilitan estimar la dosis de fertilizante a aplicar. En gran parte de la región triguera, se recomienda la aplicación de los fertilizantes nitrogenados entre la siembra y el inicio del macollaje. Hacia el sudeste de la región es posible la corrección fraccionada entre estadíos tempranos y de pleno macollaje de los cultivos en sincronía con la ocurrencia de condiciones hídricas favorables que permiten la rápida incorporación del nutriente en los suelos.
Hay que considerar que para producir una tonelada de granos con una concentración mínima de proteínas se requieren aproximadamente 30 kg de N. Si las condiciones de cultivo son más estresantes, la eficiencia de incorporación disminuye y aumenta la cantidad de nutriente a aplicar para producir cada tonelada de granos. En sitios con altos requerimientos, o de muy alta producción, es posible sostener la mayor demanda de N para la formación de proteínas complementando la fertilización nitrogenada de base con aplicaciones tardías de N, complementadas con la aplicación de herramientas de diagnóstico tales como la concentración aparente de N foliar. En las regiones trigueras argentinas, al aumentar la necesidad de fertilizar con N es de mayor significancia la provisión de S. Por lo que, para los sistemas agrícolas intensivos actuales, es recomendable aplicar S en dosis de, al menos, 10 kg/ ha tal de mejorar la eficiencia de uso del N y del P aplicados.
Así, la fertilización con P localizada en el momento de la siembra y la aplicación de N entre la siembra y el inicio del macollaje contribuyen a la incorporación eficiente de los nutrientes y su transformación en producción. La dosis de N está estrecha y directamente ligada a los rendimientos y la calidad objetivo de los granos. Por lo tanto, siempre, y aún mas ante contextos de incertidumbre, para el manejo de la nutrición del cultivo es conveniente implementar diagnósticos ambientados tal de conocer la oferta de nutrientes y expectativas de rendimiento.
El autor es docente e investigador de la Universidad Nacional de La Pampa
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