Desde la soja RR hasta el maíz BT/RR, en el agro hay numerosos ejemplos de cambios tecnológicos que alentaron otras transformaciones
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En las últimas dos décadas, la economía argentina muestra una productividad estancada. En contraste con lo anterior, la producción agrícola registra -en el mismo período- mejoras de productividad que tienen como resultado reducciones en el costo de producción de entre 30 y 40 por ciento. Estas reducciones son consecuencia directa de incrementos en el producto obtenido en relación al total de insumos empleados.
Un aspecto poco analizado del proceso anterior es el concepto de “cascada de innovación”. Por esto entendemos una situación donde una innovación (o un cambio en condiciones de mercado) resulta mejoras inmediatas de productividad, pero además “gatilla” o cataliza innovaciones que permiten mejoras adicionales a las que ocurrieron en un primer momento. La cascada de innovación resulta en impactos que crecen conforme pasa el tiempo.
Un ejemplo de “cascada” es el de la soja RR. El descubrimiento de un gen de tolerancia a un herbicida permitió reemplazar la labranza convencional por la siembra directa. Esto representó una mejora inmediata en términos de costos de producción y de mejoras de manejo de suelos. Pero una vez que apareció la soja RR, se avanzó en la creación de germoplasmas de mayor rendimiento, de resistencia a insectos, de tolerancia a la sequía, manejo agronómico del cultivo y otros aspectos. En ausencia del gen RR, no se hubieran catalizado posteriormente muchas estas innovaciones que tuvieron gran impacto sobre el cultivo.
La reducción del precio relativo fertilizante/grano ocurrido en la década del 80 es otro ejemplo de “cascada”. Al respecto, no resulta casual que el aumento en la demanda de conocimiento sobre el uso de estos insumos ocurrió en forma simultánea con la caída en el precio relativo fertilizante/grano. Esto se explica pues cuando el precio de los fertilizantes en términos de producto supera cierto umbral, no vale la pena invertir esfuerzos en mejorar el conocimiento sobre su uso. En contraste con lo anterior, al mejorar precios relativos se potencia tanto la demanda como la oferta de información relativa al uso de estos insumos. Y esto es lo que ocurrió.
La tecnología de maíz RR/BT constituye un tercer - y notable - ejemplo. Este material genético fue introducido hace dos décadas, y permitió reducir daños producidos por insectos (gusano barrenador y cogollero). Estas plagas impedían retrasar fechas de siembra del cultivo. La genética RR/BT en maíz hace posible la siembra en primavera avanzada, con la gran ventaja de exponer menos al cultivo a los déficits hídricos del comienzo del verano. Pero además, al permitir siembras más tardías, también facilita incorporar “cultivos de servicio” de notable impacto agronómico.
El congreso de maíz tardío llevado a cabo el pasado octubre ilustra el concepto de “cascada de innovación” al que hacemos referencia. En dicho evento se presentaron una docena de conferencias más un número importante de posters resumiendo resultados de investigaciones. Los temas tocados incluyeron impronta ambiental, cultivos de servicio, nutrición, brechas de rendimiento, manejo del cultivo en función de la disponibilidad de agua y otros.
Otras iniciativas, como la Red de Maíz Tardío, aportan conocimiento adicional sobre el cultivo. Podemos preguntarnos: en ausencia de la innovación inicial (en este caso, del gen BT/RR) ¿hubiera ocurrido esta intensa actividad de investigación y desarrollo? La respuesta es que no: fue el gen BT/RR el que abrió oportunidades de creación de conocimiento que antes no existían.
En las últimas dos décadas la superficie de maíz aumentó de 3,5 a más de siete millones de hectáreas. En el mismo período, los rindes promedio del cultivo pasaron de 4,4 a 7,1 toneladas por hectárea, un incremento de 61,3 por ciento. La más que duplicación de la superficie sembrada, y el significativo incremento de rinde son consecuencia de la cascada de innovación comentada en esta nota.
De lo anterior se desprende lo siguiente: los costos de frenar la introducción de nuevas tecnologías o de distorsionar precios de mercado pueden ser enormes. En efecto, a los impactos directos de corto plazo, deben sumarse aquellos asociados a trabas o frenos a la “cascada” comentada en esta nota.
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El autor es docente de la Universidad del CEMA.
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