Los desarrollos para la actividad apuntan a aumentar la productividad y a la regularidad de los distintos indicadores a lo largo del tiempo
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Las últimas tendencias en tecnologías ganaderas en Estados Unidos apuntan aumentar la productividad de los rodeos de cría y la eficiencia de conversión de alimento en carne de cada animal en la invernada. Hay muchas herramientas aplicables para la Argentina, algo que pudo ver un grupo de empresarios que visitó establecimientos en Montana, Ohio, Kansas, Wyoming, Nebraska, Washington, Oregon y North y South Dakota.
Fue en un viaje de 7880 kilómetros organizado por Select Sires & Juan Debernardi, con el propósito de conocer los últimos avances en producción bovina y los desarrollos más recientes de la mejor genética del mundo. Se visitaron más de 25 empresas de diferentes eslabones de la cadena ganadera, entre criadores comerciales, cabañeros productores de genética, feedlots, universidades y centros de inseminación y de biotecnología.
Cría eficiente y de alta producción
Un objetivo prioritario en la cría vacuna de Estados Unidos y de la Argentina es la regularidad en los índices productivos a lo largo del tiempo. Por eso, con el objeto de poder identificar y premiar las vacas Angus superiores, la Asociación Americana de esa raza creó el programa Pathfinder Angus. Este programa tuvo sus inicios en 1978 y busca distinguir a las vacas que sean mas precoces, de pubertad temprana, alta fertilidad y excelente habilidad materna, medidas en kilos de ternero al destete.
Para que una vaca sea galardonada con la distinción de Pathfinder requiere haberse preñado por primera vez, como máximo, 30 días más tarde que el promedio de todo el rodeo al que pertenece. Además, debe tener un mínimo de tres partos consecutivos, en los que sus crías sean destetadas, por lo menos, con un 5% más de peso que sus contemporáneas.
Asimismo, la vaca no debe parir nunca con más de 30 días de retraso comparada con el resto del rodeo. Con estos requisitos, el programa busca determinar su regularidad de parto y la capacidad de producir terneros superiores en peso al destete año tras año. Por otro lado, los toros que han engendrado un mínimo de cinco o más vacas Pathfinder se consideran Padres Pathfinder.
Así, Pathfinder es un galardón valorizado por los cabañeros y productores tradicionales. “Muchos toros se venden con el argumento de tener tres generaciones de vacas Pathfinders”, cuenta Santiago Debernardi, gerente comercial de la empresa.
Otra línea de trabajo en cría es la selección por elevada tasa de crecimiento del ternero. El cabañero Kelly Schaff, de North Dakota, ofrece vacas que crían un ternero que pesa 450 kilos y tiene igual tamaño que la madre al destete de 7 meses. Estos terneros se pueden vender como toros de 750 kilos a los 12 meses. “Son un Formula 1″, grafica Debernardi.
Kelly seleccionó madres y recopiló información durante muchos años para lograr estos animales que rompen las reglas de la naturaleza, al tener una tasa de crecimiento exagerado hasta los 14-15 meses y luego maduran temprano, para evitar que sigan creciendo y alcancen un peso adulto inconveniente. Una vez logrado ese objetivo en algunos animales, mediante consanguinidad se logra estabilizar el carácter en la descendencia.
El interés por este tipo de genética determina que al remate de esta cabaña concurran interesados de todo el mundo, que colapse el alojamiento en las cercanías y que venda 500 toros en cada remate a 15.000 dólares como promedio versus los 4000 dólares de otras cabañas. Lleva realizados 119 remates consecutivos y ese evento fue declarado como la actividad de mayor interés para el estado de North Dakota.
La genética de carne ingresa al tambo
En los tambos de Estados Unidos, a partir del semen sexado y de las pruebas genómicas, se pueden identificar tempranamente las terneras y clasificarlas como de “tercio superior”, “medio” o “inferior”.
“El costo de criar una ternera del tercio inferior es mayor que el costo de oportunidad para venta, y no conviene hacerlo”, apunta Santiago.
Con esa información genética, a las peores vacas del tambo se les da semen de toros para carne, que dan crías que se pueden vender a 150-200 dólares según cruza y lugar, versus los 20-50 dólares del Holstein puro.
Surge así el concepto de cría mojada: la vaca pare el ternero cruza con toro para carne, se le suministra calostro y se vende de inmediato a feedlots o a frigoríficos integrados con la producción. Estos compradores adquieren esos animales porque los tambos norteamericanos tienen excelente nutrición y sanidad, por lo que los terneros desarrollan rápidamente si son bien alimentados. Además, la industria cárnica norteamericana busca homogeneidad, un carácter mucho más considerado en los tambos que en los rodeos de cría, lo que asegura lotes parejos, con muchos terneros iguales.
Esta nueva modalidad productiva –Beef on Dairy- generó una revolución. Por ejemplo, Select Sires, compañía que tiene el 45% del mercado de inseminación en EE.UU., vendió 500.000 dosis de semen de carne para criadores orientados a la producción de carne y 3.000.000 de dosis de carne para productores tamberos durante 2021.
Es decir, se vendieron 6 veces más dosis de Beef on Dairy que de Beef on Beef. Es un fenómeno que se repite en otros centros de inseminación y que produjo el colapso de las instalaciones para congelamiento de semen. “Como resultado, en Estados Unidos los mayores productores de carne vacuna son los tamberos”, destaca Debernardi.
Por su parte, en el país del Norte es muy fuerte el programa Carne Angus Certificada. Cualquier animal de pelaje negro puede calificar para este programa, por lo cual todos los productores -incluidos los tamberos- quieren ofrecer novillos negros, al tener un plus de valor. Y muchas cruzas de Holando por Angus dan terneros negros, lo que explica el interés por esta nueva combinación genética. En la Argentina, sólo los tambos muy eficientes pueden considerar esta posibilidad, ya que la mayoría requiere todas las vaquillonas para reposición.
Invernada: con la lupa en cada animal
En engorde de novillos, los cañones apuntan a seleccionar los que evidencian mayor eficiencia de conversión de maíz en carne. “Hay tecnologías para seleccionar por ese carácter, que tiene una heredabilidad alta, del 25%, con muchas cabañas enfocadas hacia este objetivo”, define el empresario.
La selección se instrumenta con módulos de comederos inteligentes desarrollados en Canadá, denominados Grow Safe, aunque hay otros sistemas disponibles, que permiten solo el ingreso de la cabeza de cada animal, que tiene una caravana electrónica en la oreja.
El comedero registra la merma de peso del alimento con una balanza y la relaciona con la identidad de cada individuo. Así, analiza día por día la cantidad de ración consumido por cada animal, lo que permite realizar comparaciones relacionando el consumo de alimento con la ganancia de peso y, por ende, su eficiencia de conversión. En algunas cabañas también hay balanzas en los bebederos, para detectar los animales más eficientes en el uso del agua, con mediciones también diarias.
Las pruebas se hacen con animales de un mismo peso, biotipo y edad, que consumen una dieta fija, tras lo cual se cotejan los datos obtenidos. Así se genera una curva de eficiencia de conversión que cuantifica el alimento consumido y la ganancia de peso de cada individuo.
“En EEUU nos aventajan en más de 15 años midiendo eficiencia de conversión con una cantidad impresionante de comederos inteligentes instalados”, observa Debernardí. Un ejemplo es el Midland Bull Test en Billings, Montana, una empresa familiar que brinda el servicio de recría de toros a distintos cabañeros de EE.UU.; allí hay más de 300 Grow Safe instalados, para obtener información que se traduce en el desarrollo de genética cada vez más eficiente.
Las asociaciones de criadores están trabajando en esta línea de selección y agregan el carácter a las pruebas de progenie y a las pruebas genómicas. Se considera que, si se pudiera mejorar el 1% la eficiencia de conversión de alimento en carne vacuna, se podrían ahorrar 40 billones de dólares por mejor uso del maíz en Estados Unidos.
Por otro lado, además de los aspectos productivos ganaderos, en Estados Unidos se le presta mucha atención a la calidad de la carne que produce cada res. El mercado norteamericano premia mucho el marmoleo, es decir la incorporación de grasa intramuscular en los cortes. Por esa razón, hay distintas categorías del producto, que generan diferencias de hasta 200 dólares por novillo según el grado de engrasamiento de la carne que producen.
La calidad de la carne –su terneza, color, jugosidad, etc.- se mide con parámetros específicos más que por apreciación visual. Una de las herramientas que se ha desarrollado en los últimos años son las ecografías para medir el espesor de la grasa dorsal y el grado de terminación de un animal.
Este equipamiento está siendo usado masivamente en Estados Unidos y es utilizado por las cabañas nacionales, que contratan ecografistas especializados para generar los datos para incluir en las Diferencias Esperadas entre Progenies de un toro (DEP). “Las mediciones generalmente se hacen a los 18 meses y generan información que se utiliza para la selección genética por ese carácter”, destaca Alejandro Aznar, otro viajero.
Trasplante embrionario
En un tramo del viaje, los participantes visitaron Trans Ova Genetics, un centro de trasplante embrionario. Esta técnica consiste en recoger los embriones de una hembra donante y transferirlos al útero de otras receptoras en los que se completa la gestación.
Permite acelerar la selección en los programas de mejoramiento genético, al obtener un elevado número de descendientes por unidad de tiempo, a partir de las hembras de mayor potencial genético.
Se inicia con la estimulación hormonal de la función ovárica de la hembra donante, para provocar una ovulación múltiple, en lugar de la ovulación simple propia de la especie vacuna.
Las hembras se inseminan en el momento adecuado y se permite el desarrollo de los embriones en el útero de la donante hasta que se recogen mediante un lavado interno. Los embriones recogidos pueden transferirse a las receptoras de manera inmediata, que llevan la gestación a término, o pueden conservarse a bajas temperaturas durante un período prolongado.
La principal limitante de esta técnica es el reducido número de embriones obtenidos en cada recolección, lo que representa un costo importante. “En Trans Ova Genetics han logrado aumentar el número de embriones recogidos hasta nueve por vez en las vacas más importantes versus los seis que se obtienen en la Argentina”, cuenta el cabañero Alejandro Aznar, uno de los viajeros.
Para lograr ese resultado, es preciso detectar la aparición del celo en cuanto comienza a manifestarse, incluso de noche, para realizar la inseminación. Para lograr ese cometido, en el centro utilizan un dispositivo colocado en la vaca donante que emite una señal hacia una PC cuando aquella es montada, lo que permite la inseminación en el momento óptimo.
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