La eficiencia en las pulverizaciones es un camino sin retorno. No sólo permite ahorrar costos sino también poner freno al impacto que tiene el uso extendido de fitosanitarios. Un desarrollo de INTA está por salir al mercado
El uso inteligente y eficaz de los herbicidas está ganando cada vez más adeptos entre los productores, en deterioro de la habitual práctica de cubrir con fitosanitarios la totalidad de los lotes. Las aplicaciones localizadas requieren de dos herramientas que deben ser utilizadas en forma conjunta: un sistema que permita la confección de un mapa de prescripción y un equipo de pulverización que admita la aplicación de herbicidas en forma selectiva. Hoy, ambas herramientas distan de ser alternativas de alcance masivo. Pero una serie de desarrollos de INTA estarían cerca de salir al mercado para ampliar las posibilidades de acceso a esta tecnología.
La primera de las tecnologías diseñadas por los investigadores de INTA es un detector de malezas basado en el método de detección NIR/RR, que determina la cantidad de luz reflejada por la planta cerca del infrarrojo y en el rango del rojo. Dado que el suelo y las plantas reflejan cantidades distintas de ambos espectros, es posible utilizar esta característica para realizar una clasificación. Está probado que se trata de una herramienta sumamente beneficiosa para la detección y aplicación de herbicidas en el barbecho. En el país existen dos sistemas disponibles de estas características, se trata del Weedit y el Weedseker. Pero la principal barrera con la que cuenta el productor para poder acceder a estas herramientas es su elevado costo.
La posibilidad de poner la tecnología al alcance de muchos productores la aporta el INTA. Andrés Moltoni está a cargo del laboratorio de agro electrónica del Instituto de Ingeniería Rural del INTA y es una de las cabezas del proyecto. “Nosotros ya lo desarrollamos y ahora una importante empresa nacional lo va a comenzar a fabricar, una vez que cerremos el convenio. La idea es que sea mucho más barato que todos los otros equipos del mercado”, señala el investigador.
Este equipamiento trabaja detectando e identificando, con una precisión que alcanza el 95%, las manchas de malezas, para luego ser tratadas con el fitosanitario seleccionado por el productor. De esta manera se logra una aplicación específica, se minimiza el impacto ambiental y se evita desperdiciar herbicidas en zonas donde no hay presencia de malezas, generando una gran reducción de costos.
“Al usar esta tecnología de detección de malezas para aplicaciones sitio específicas, en caso de un lote 50% enmalezado, el productor se ahorra el 50% del producto. Esto se debe a que está evitando hacer la cobertura total, es decir, evita aplicar innecesariamente en el otro 50% del lote que no lo necesita”, apunta el ingeniero. Pero el volumen de dinero ahorrado se eleva muchísimo más cuándo se necesita utilizar productos más caros, o graminicidas específicos para una maleza resistente.
Pero este dispositivo se complementa con otro proyecto que lleva adelante el INTA en relación a la pulverización. Se trata de un equipo que permite regular el caudal de agroquímicos a esparcir, pero a diferencia de los sistemas tradicionales no tiene la necesidad de alterar la presión. “Es un sistema basado en la modulación del ancho de pulsos (PWM). Básicamente es una válvula que abre y cierra muy rápidamente, que puede regular el porcentaje de tiempo de apertura, y cambiar así el caudal sin modificar la presión”, resume Moltoni. Su principal ventaja es que al no variar el ancho de la gota, se reduce significativamente el riesgo de deriva, lo que a su vez conlleva ahorro en la cantidad de herbicida, reducción de costos y menor riesgo de contaminación ambiental en zonas periurbanas.
A su vez, el INTA también trabaja en el desarrollo de un software que automáticamente confeccione mapas de prescripción derivados de imágenes aéreas. “El drone captura las imágenes, y el sistema arma un mosaico y marca las zonas donde está enmalezado”, explica el ingeniero. Luego, lo único que queda por hacer es cargar ese mapa en la pulverizadora y decidir qué dosis se debe aplicar en los lugares donde se hayan detectado las malezas. “Todas estas nuevas herramientas te ayudan a optimizar los tiempos y a mejorar la eficiencia”, sentencia Moltoni.
Por último, el investigador del INTA destaca la importancia de la innovación tecnológica nacional con el objetivo de optimizar la eficiencia de la producción agropecuaria. Es que a los beneficios de abaratar costos y generar trabajo, muchas veces se suman cuestiones que no siempre se tienen en cuenta. “Los productos y maquinarias importadas fueron pensados para el país de origen y muchas veces no son los mismos desarrollos que se necesitan para nuestra realidad productiva”, concluye.
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