Mantener el sistema funcionando con las vacas con buena condición corporal para que puedan volver a ciclar; asegurar reservas de calidad para el invierno e implantar nuevos pastoreos si llueve próximamente serían las prioridades de manejo
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La sequía sigue deteriorando los sistemas de producción lechera de las distintas cuencas, con mayores efectos en los planteos pastoriles. El efecto es inmediato a través de la caída de la producción diaria por vaca, pero también mediato, por pérdida de estado corporal, que se reflejará en la menor productividad en las temporadas siguientes. Ante esta realidad, los empresarios toman como prioridad mantener el funcionamiento del sistema con las vacas en buenas condiciones, asegurar suficientes reservas para el invierno y sembrar nuevos pastoreos si comienza a llover próximamente.
“En el oeste de Buenos Aires los tambos venían bastante bien de lluvias en 2021 y gran parte de 2022, pero en noviembre-diciembre las precipitaciones fueron escasas, acompañadas de heladas. Siguió un enero algo mejor, pero en febrero se cortaron las lluvias, con muchos días de altas temperaturas. En marzo solo cayeron 28 milímetros, por lo que se enfrenta un panorama muy complicado en los tambos”, describe Jorge García Bouissou, empresario tambero de Trenque Lauquen.
“Enfrentamos el invierno con poco silaje de maíz, confeccionado con forraje parcialmente seco y sin grano, y muy pocos rollos de pasturas, que también son de muy baja calidad. El cóctel negativo se completa con precios recargados para los pellets de soja por el Programa de Incremento Exportador y con la imposibilidad de haber sembrado pasturas y verdeos en febrero-marzo de este año. Además, el perfil del suelo está muy seco: aunque llovieran 40 milímetros, se absorben rápidamente y no se produce rebrote de las pasturas. Todo esto genera una gran preocupación hacia delante en las empresas”, agrega. Esta realidad ha provocado el cierre del muchos tambos en la zona y mucha oferta de vaquillonas, lo que da la pauta de que no hay como alimentarias en los que quedaron.
Frente a la penuria forrajera, Jorge admite que todavía no ha secado vacas anticipadamente, al estar en el pico de producción estacional, pero no descarta hacerlo próximamente. También ha viajado al valle del río Colorado en busca de reservas de calidad, confeccionadas a partir de alfalfa de corte. Está dispuesto a pagar más de lo que cotizan los fardos de regular calidad de Trenque Lauquen, por los que se piden 40$/kg. Mientras, no queda otra que aumentar la proporción de alimentos concentrados en la dieta de los vientres en producción.
Garcia Bouissou viene seleccionando su rodeo lechero desde hace 60 años con semen de toros mejoradores de Select -Debernardi y de otros centros, con registros y controles que le permiten soportar un poco mejor el mal momento forrajero, con vacas que siguen produciendo leche con menos alimentos, comparadas con otras que la redujeron drásticamente.
Si ocurrieran lluvias en las próximas semanas, el empresario sembraría trigo y cebada con doble propósito, para la alimentación de las lecheras a la salida de invierno y primavera.
También probaría con la implantación tardía de pasturas polifíticas que pueden desarrollar razonablemente si enfrentan invierno benigno.
“Las fábricas de leche también resultaron afectadas por la sequía porque deben competir agresivamente por la poca mercadería producida; en mayo pagaron 90$/l de leche y deberán superar 100$/l para que se puedan cubrir los costos de producción del tambo”, observa Garcia Bouissou. A juicio del productor, la escasez de leche continuará en primavera porque las fábricas chicas de muzzarella y de otros productos lácteos no tienen stocks frente a clientes que mantienen una demanda activa.
Caída de la producción en Santa Fe
Darío Dell Erba es un empresario tambero que gerencia seis tambos pastoriles en tierras propias y alquiladas de Rafaela. Su situación actual es muy compleja: “Por efectos de la sequía, la producción del tambo cayó 20% en 2023 y hoy tengo como meta mantener el sistema funcionando y que las vacas conserven un estado que les permita ser preñadas, más que recuperar de inmediato la producción lechera”.
Su decisión se basa en que las pasturas más viejas están deterioradas y las pocas nuevas que pudo sembrar recién darán los primeros pastoreos en agosto-septiembre, con bajas producciones iniciales, siempre y cuando el clima acompañe.
“En los dos años anteriores no pudimos implantar nuevas pasturas por la sequía, pero en marzo y abril llovió algo y pudimos empezar; en las próximas semanas la evolución del clima será clave para su desarrollo y aprovechamiento temprano en primavera”, se esperanza Dell Erba.
El papel de las nuevas pasturas será clave si se tiene en cuenta que las reservas con que cuenta el tambo no son de buena calidad: “Se picaron maíces de escaso desarrollo, sin grano, que conformarán un forraje de mantenimiento, no un alimento para producción” diferencia.
Según Dell Erba, la suplementación con concentrados en volúmenes importantes no es rentable con la actual relación precio de la leche/ precio de los granos: “el dólar soja 3 distorsionó la comercialización y determinó que los agricultores no la vendan; entonces, la poca mercadería disponible se encareció para feedlots y tambos. Además, el aumento de la soja se trasladó al precio del maíz por simpatía y por bajos stocks. En ese contexto, con pasturas deterioradas y sin poder usar maíz para aportar energía y soja para proporcionar proteína, la producción lechera se desploma”, sintetiza Darío.
El empresario calcula que, para poder utilizar concentrados en volúmenes importantes, el precio de la leche debería estar en 110$/l. La buena noticia para los tamberos es que las fábricas ya no están obligadas a entregar productos con precio fijado por el Gobierno; esa normativa se suspendió y el precio se determina con el juego de la oferta y de la demanda.
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