Juan Pedro Prada vive en la Isla del Martillo, en el Delta del Paraná, y contó a LA NACION la situación que experimentó por el avance del fuego
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“No quedó nada”. Con esa frase, Juan Pedro Prada (35), intenta graficar el estado de destrucción en el que quedaron alrededor de 2100 hectáreas de las 2500 que tiene el campo ubicado entre la Isla del Martillo, Arroyo la Escalera y Paranacito, en el Delta. Durante el incendio que devoró cerca de 20 terneros, cerdos, ovejas y caballos, el productor vivió una pesadilla.
“Me dejó solo 400 hectáreas para toda la hacienda que tengo, ahora el ganado come en los campos de los vecinos, porque no quedó nada”, asegura el productor que es puestero en esa zona, donde también tiene su propio lote de animales. La angustia de Prada es, justamente, por la falta de pasturas para alimentar el ganado en pie y las pérdidas económicas ocasionadas a raíz del fuego.
“A los terneros se le salieron las pezuñas y ahora los estamos tratando con antibióticos. Se me murió un caballo, cerdos y ovejas”, enumeró y explicó que hasta ahora, el fuego más o menos, se apagó. “Lo hemos podido controlar, lo que sucede es que al haber mucho terraplén, los campos rebrotan cuando empiezan el calor y la calentura de la ceniza vuelve a reflotar, al no ser campo llano”, narró.
En el campo afectado, afirmó, había 1700 animales, entre los que estaban los de los dueños y los suyos, que suman 300 cabezas. La peor parte del incendio se la llevó el lugar donde estaban a resguardo sus animales.
“Ese fuego fue intencional. No creo que haya sido un accidente, porque viene de quemar muchas hectáreas y no viene de un solo lado. Como los campos están tan secos, como ahora, llegó y agarró el mío, pero era sabido que iba a llegar. Pero no me cierra que haya llegado tan rápido al campo, del viernes al lunes ya me había quemado todo. Para mí, lo hacen adrede porque son campos que los únicos que andamos somos nosotros”, relató en medio de la angustia. Prada también cuenta que se crio en la isla y que nunca había visto un incendio de similares características, y que perjudicara a tantas familias en la zona.
“Esto fue siniestro, porque no paró nunca. Viene de un incendio desde hace un mes, esto no lo hace un productor, sino una mano dañina”, extendió y contó que lo extraño es que el campo no está en la costa del Delta, y que para recorrer se necesita por lo menos una hora y media. Además, recordó que esa zona presenta una de las sequías más importantes de la historia.
“Me quedé sin campo, es grande la pérdida para un isleño y puestero. Ahora no tienen nada de comida”, afirmó. También explicó que un ternero apenas nace ronda los 40.000 o 50.000 pesos, por lo que las pérdidas para ellos ahora son significativas. “Esos animales valen plata, y yo de eso tendría que sacar novillos gordos a fin de año”, contextualizó.
El productor indicó que en este momento tienen los animales pastando en otro campo vecino. “El incendio llegó a 2000 metros de donde está la casa, si no se me quemaba todo”, dijo y agregó: “Todos nos quieren echar la culpa a los productores, a los isleños. Tratan de instalar que nosotros somos los que prendemos el fuego, como si fuéramos ajenos a esto, y es una enseñanza [que tenemos] de toda una vida. Criamos animales acá para poder vivir. La isla es mi pueblo, es lo único que tenemos. Nosotros no las explotamos y tampoco las vamos a quemar, nos criamos y vivimos acá”, puntualizó.
Por otra parte, advirtió que hizo la denuncia sobre lo ocurrido, pero tampoco llegó la policía al lugar. “Esperemos tener soluciones pronto, porque la gente habla por hablar. Nosotros tenemos la sensación de haber perdido todo, yo tenía una desesperación en ese momento. Me agarró una debilidad en el cuerpo que no se aguantaba, pero tenía que ponerme fuerte para seguir. Estuve tres días sin parar con la hacienda, para controlar porque se quemaban los campos donde pastaba”, describió.
Para finalizar, Prada expresó que espera que pronto llegue la lluvia para dar un poco de alivio a los rebrotes y “pasar el verano”, aunque es consciente de que el principal problema ahora en la isla, así como en varias partes del país es la sequía que afectó, por ejemplo, lagunas y afluentes de la zona. “Uno tampoco se puede estar todo el tiempo en el campo para encontrar a quien lo hace, pero hay una mano oscura que está haciendo estas cosas”, sintetizó.
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