En 2014, Nicolás Bergmann dejó su trabajo en una compañía de semillas y se unió a la empresa agropecuaria familiar para desarrollar productos agtech con imágenes de drones y satélites que se procesan con inteligencia artificial
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A los 33 años, el ultimátum de su padre para que entre a trabajar a la empresa agropecuaria familiar fue el puntapié para que Nicolás Bergmann renunciara a la firma de semillas en la cual trabajaba. Tras ese paso, junto a Ricardo, su papá, y Pedro, su hermano, creó en 2014 Vistaguay, una startup que nació como un desprendimiento tecnológico de la compañía familiar Taguay.
La firma que vio la luz desarrolla productos agtech a partir de imágenes de drones y satélites procesadas con inteligencia artificial. Monitorean más de dos millones de hectáreas y ya están presentes, además de la operación en la Argentina, en México, Guatemala, Colombia y Brasil. Incluso, comenzaron con algunos trabajos en los Estados Unidos.
Tras recibirse de ingeniero agrónomo a los 24 años, Nicolás se fue a estudiar precisamente un posgrado a EE.UU. en fertilidad del suelo y fisiología vegetal. Luego regresó a la Argentina pero, en lugar de ingresar a trabajar en Taguay, optó por un puesto en una empresa de semillas como responsable de investigación de la producción. En 2013, durante una charla con su padre y su hermano, estos le dieron la última posibilidad de ingresar a la empresa familiar.
“Fue una decisión difícil para mí porque estaba muy cómodo en la empresa de semillas, tenía mucha posibilidad de crecimiento. Abrirme para apostar a una nueva área de desarrollos con drones en 2014, que se conocía poco de esta tecnología, era como armar un cohete, mandarlo a la luna y decir: vamos a ver qué sale”, cuenta.
A pesar de ello, viniendo de una familia de productores conocía en primera persona las necesidades y los espacios en donde se podía aplicar dicha tecnología como una solución. Y ahí encontró un negocio.
Durante un año recorrieron el país “a fondo” para hacer un estudio de mercado. Visitaron a productores de caña de azúcar, de arándanos, de limones, productores forestales, de cultivos en general.
“Una vez que terminamos el análisis de mercado decidimos que éramos fuertes en la parte del agro y pusimos todo nuestro esfuerzo para generar productos agtech dentro del sector. Comenzamos a trabajar con empresas de Estados Unidos para poder aprender y entender el modelo, lo que queríamos desarrollar en Vistaguay”, detalla.
El siguiente paso era comenzar a generar un equipo con ingenieros agrónomos, gente especializada en desarrollar programación y algoritmos para los productos. Así empezaron con las primeras tecnologías para controlar la evolución de los cultivos, por ejemplo, con precisión milimétrica y en tiempo real.
“El drone es como un ojo que está en el aire y que tiene una muy alta resolución espacial, puede brindar información en un momento determinado para poder tomar decisiones, medir y hacer auditorias de procesos dentro del campo para a partir de ello tomar mejores decisiones”, expresa.
Con el tiempo se dieron cuenta de que, si bien el drone es una excelente tecnología en la que hay muchísimo para seguir explorando en términos de sensores y cámaras, de desarrollo de algoritmos, aplicación de inteligencia artificial, es una tecnología que no se aplicaba para todo. Fue así que empezaron a combinarlo con imágenes satelitales.
“Si bien tiene una resolución espacial menor, es decir el tamaño del pixel posee menor detalle, es suficiente para los objetivos en el campo. Entonces, dependiendo de lo que el usuario está necesitando, opta por tomar información a partir de un satélite o volar con su drone y procesarlo en nuestra plataforma”, indica.
En este contexto, le encontraron un nicho al drone sobre el cultivo de maíz para medir la calidad de siembra. “Desarrollamos una aplicación de vuelo para que el drone vaya a distintas zonas dentro del lote, tome una foto y, a partir de esa imagen, los algoritmos arrojan la cantidad de plantas por hectárea que hay en esa muestra y, además, dos variables que son muy importantes: la variabilidad temporal y la variabilidad espacial”, explica.
“Este fue un año muy interesante porque, justamente, hubo muchas zonas en donde el estrés hídrico fue alto y esto nos permite poner foco en los lugares que tenían que ser atendidos porque el satélite nos marcaba dónde estaban los problemas. El drone actuaba como lupa para ir a ese lugar y dar con detalle información para luego armar un diagnóstico (por ejemplo, de deficiencias de nitrógeno)”, comenta.
Además, a partir de drones ofrecen la posibilidad de generar mapas de prescripciones para el control de malezas que se pueden cargar en una pulverizadora con GPS y corte por sección para hacer aplicaciones selectivas. También tienen el servicio para mapas de índice de vegetación para ver el estado del cultivo.
Bergmann destaca que cualquier persona que tenga un drone puede generar información al procesar las imágenes en la plataforma de la firma sin ser un experto en procesamiento de imágenes y teledetección. “Mucha gente tiene drones y no sabe que cada imagen y video que toman tiene mucho valor por la información que se puede generar a partir de ellos”, concluye.
Esta nota se publicó originalmente el 5 de marzo de 2022
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