Expertos del sector alertan que se reduce una oferta de tecnología
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Sorpresa. Una opción menos para los productores. Luego de que la firma alemana Bayer anunciara que suspenderá la venta de semillas de soja en la Argentina y el negocio de la tecnología de resistencia a insectos en el cultivo conocida como Intacta, en el campo la noticia generó fuertes repercusiones que fueron desde la preocupación hasta evaluaciones propias sobre los motivos que llevaron a la firma a la decisión.
“La compañía ha decidido suspender su negocio de semillas y biotecnología de soja en la Argentina a partir de la campaña 2021/22”, señaló la firma en un comunicado. “Con una presión de insectos más baja que otras regiones, Argentina representó aproximadamente el 10% del total de la superficie sembrada con Intacta RR2 PRO® en América del Sur en 2020/2021”, agregó. Con esta última frase, dio a entender que la tecnología no tuvo la penetración de mercado que preveía. Además, descarta cualquier otro motivo como la falta de una nueva ley de semilla que pide la industria en general para protección de las inversiones en nuevas tecnologías.
En rigor, la tecnología tuvo una mayor penetración en el norte, con una incidencia de insectos más importante, antes que en las regiones templadas.
“Es una triste noticia, un retroceso para el país. Acá tenemos el 90% de soja de Intacta”, apuntó Lucas Norris, presidente de Prograno, una entidad con fuerte presencia de productores en la región de Salta.
“Independientemente de que hay picudo -una plaga-, bajaba dos aplicaciones de insecticidas”, agregó. En rigor, por la resistencia a insectos la tecnología significa un ahorro de aplicaciones para los productores. Según Norris, de cinco aplicaciones al menos los productores se ahorraron dos. Significa en plata unos 12 dólares por hectárea por aplicación.
“Esto va a afectar en un retroceso de variedades porque la no Intacta nunca llegó al potencial de rinde de la Intacta”, señaló el dirigente. Dijo que con la tecnología se había logrado una mejora de 600 a 700 kilos “porque las plantas crecen sin tanta presión de insectos”.
Rodolfo Rossi, fitomejorador de soja y referente en la introducción del cultivo transgénico en el país, calificó como “triste” la noticia anunciada por la firma alemana.
“Para mi es una triste noticia que una empresa que en primer lugar posee un germoplasma líder en el mundo, marca Asgrow y además tecnologías innovadoras en sus líneas de trabajo, deje de ser una opción para el productor argentino”, señaló.
“En mi opinión, mientras la propiedad intelectual en semillas no se respete en el país vamos a seguir recibiendo noticias de desinversión en este campo y vamos a ser menos competitivos en la cadena de la soja”, agregó.
El cuadro de situación
En Bayer le quitaron cualquier vinculación a su decisión con la falta de una nueva ley de semillas que reclama la industria semillera en general. La actual norma data de 1973, cuando no existía la biotecnología en soja. Durante el gobierno anterior se estuvo cerca de una nueva ley, pero fracasó.
Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), opinó que la Argentina necesita producir más soja porque tiene una producción estancada hace 10 años.
“Como exportadores nos interesa que en la Argentina haya más producción y con más tecnologías. Lo de Bayer (por el impacto de la noticia) va en el sentido contrario”, dijo.
Luis Zubizarreta, presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja), opinó: “Creemos es una lástima y mala noticia para la cadena. Debemos de trabajar en generar condiciones para que haya más inversiones en investigación y desarrollo de semillas. Es critico incrementar la productividad y ello requiere un urgente trabajo en el desarrollo de una ley de semillas moderna”.
Para Santiago del Solar, productor y exjefe de Gabinete del Ministerio de Agricultura de la Nación en el gobierno de Mauricio Macri, la decisión de la firma podría haber estado vinculada a que la tecnología no penetró tanto en la zona templada de producción, con menos presión de insectos que en el norte.
Y agregó: “Me da la impresión que es un tema de seguridad jurídica, de falta de una nueva ley de semilla que proteja el germoplasma y la biotecnología”.
Según indicó, en 2019, la posibilidad de una nueva ley estuvo “servida”, pero no salió y al respecto indicó: “Estuvo por salir en 2019 pero no hubo apoyo suficiente de la oposición (el peronismo en ese momento) y no apoyaron los semilleros. Ahí se perdió la oportunidad, que estaba servida y para pegar un salto de calidad. El dictamen (de la ley) contemplaba las dos cosas (germoplasma y biotecnología) porque era un solo pago”.
“No es que es se retira del negocio global, ¿por qué se retira acá y no en Brasil’?, se preguntó Del Solar.
En tanto, Horacio Busanello, consultor, reflexionó: “La informalidad del mercado de semillas de soja en la Argentina atenta contra el desarrollo de germoplasma y contra la introducción de nuevos eventos tecnológicos. Del comunicado está claro que no llegarán nuevos eventos de la mano de Bayer. A largo plazo será una desventaja frente a otros países pero también es cierto que la presión de insectos, malezas y enfermedades es menor en la Argentina que en países como Brasil y Paraguay”.
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