En Mendoza hay quejas de los productores por los valores que reciben por uva, ciruela, damasco y durazno
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MENDOZA.- En medio de las dificultades actuales, las economías regionales buscan subsistir, pero es una tarea que se hace cada vez más cuesta arriba, sobre todo para los productores que están más abajo en la cadena productiva. Por eso, en la tierra “del sol y el buen vino” no solo alzaron la voz en los últimos días los viñateros, en medio de la Vendimia, por el escaso valor del precio de la uva, sino que salieron a la luz los reclamos de los demás productores de diversos cultivos, sobre todo de frutas de carozo, quienes aseguran que los costos están por el piso y que hoy la actividad primaria está en riesgo.
Por eso, hacen un llamado a las autoridades para intervengan en el sector, ya que aseguran que no se están cumpliendo con los acuerdos con los empresarios. A esto, se le suma la constante incidencia de las inclemencias del tiempo, que siguen dejando a la deriva a cientos de familias que pierden todo antes de cosecharlo, como sucedió esta semana con los embates del granizo en diversas zonas de la geografía local.
“Es una situación apremiante; los precios que nos ofrecen pagar son una vergüenza”, contó a LA NACION, Cristian Bonini, productor del sur mendocino, de la comuna de General Alvear, quien tiene plantaciones de ciruela y membrillos.
Por eso, a la hora de sacar cuentas, se exaspera. “Nos van a pagar en promedio $200 por kilogramo de ciruela, cuando el costo de cosecha es de 60 pesos. En 2021 cobramos $120 y pagamos $17 de cosecha”, se lamentó el productor, quien comentó además, como ejemplo, que la pera para pulpa se pagó $60, con un costo de cosecha de $30. “El precio de los duraznos es también una vergüenza, todo es una locura. Hay productores que están desapareciendo; van a fundir a los pocos que quedan”, acotó.
“Es desesperante nuestra situación; la respuesta que hemos recibido de algunos dirigentes del campo es que el Gobierno y los industriales, entre gallos y medianoche, decidieron los precios de este año, sin darles participación. Una vez más, estamos solos; con valores por el piso”, se quejó otro trabajador consultado por este diario, quien incluso puso el ojo en las empresas más grandes que también producen.
“Hacen su propia vuelta, con producción propia para su industria. Esta situación también nos golpea fuerte a los más chicos. El Gobierno tiene que salir a marcar la cancha y darnos incentivos fiscales que apalanque el precio de la fruta”, añadió.
Marcelo Cid es otro productor, con finca en San Rafael, preocupado por la acuciante situación que padecen a la hora de hacer números y poder subsistir. “Nos encontramos con un muy bajo interés en los compradores, en especial en la industria, que lleva a la situación que los precios que ofrecen son casi los mismos que el año pasado”, comentó Cid, en referencia a la comercialización del damasco, a 80 pesos el kilo; el durazno, a 150 pesos; y la ciruela a 180 pesos, a pagar en 3 cuotas a partir de abril.
“Con estos valores se hace imposible afrontar los costos de la cosecha y menos aún el acarreo, ya que todos estos valores son puestos en planta del comprador. Es una vergüenza; un año de trabajo y que te paguen migajas”, acotó el productor, quien pone sobre la mesa los diferentes costos, como el monto que pide un cosechador: $650 y $800 por cajón de 20 kilos.
A esto hay que sumar el flete, por lo que el productor va a recibir unos 4000 pesos en 3 cuotas, quedándole sólo 2500 pesos por una jaula de 20 kilos; algo así como $125 por kilo, a cobrar en cuotas de $32 por mes.
Situación
“Con los valores que tiene el combustible, los insumos y los derechos de riego, el futuro de las fincas está claro. Ya hay cantidad abandonadas, ya que ni siquiera existe quien quiera invertir en esto, y va a haber muchísimas más”, alertó.
“Yo abrazo la idea del libre comercio, de la libertad de precios, pero lamentablemente en este país esa libertad se traduce en ver quien puede explotar más al otro, cómo puedo obtener mayor ganancia aprovechándose de los mas débiles en la cadena de consumo. Somos un país donde no existe la competencia, las empresas se ponen de acuerdo en qué pagar por su materia prima y por supuesto en cómo aumentar los precios de sus productos terminados”, cerró el productor.
Desde el Ejecutivo mendocino toman nota de la situación, aunque reconocen que es “muy compleja” la realidad del sector, por lo que aseguran que se trabajará arduamente para lograr que se organicen y asocien como ocurre, por ejemplo, con la vitivinicultura. “Estructuralmente es un problema que venimos teniendo hace tiempo, en especial, por la pisada del tipo de cambio, con aumento de costos en los insumos. Es, principalmente, un problema de la macroeconomía, que afecta a toda esta cadena industrial. De a poco se empieza a acomodar, con expectativas hacia adelante, pero no se puede ver ahora mejoras, sobre todo para los productores más chicos”, reconoció a este diario Sergio Moralejo, subsecretario de Agricultura y Ganadería de Mendoza.
Por eso, las autoridades provinciales reconocen las dificultades que enfrenta todo el sector de las frutas de carozo, por lo que apuestan a potenciarlo como clúster, para que se definan más y mejores políticas, bajo una clara trazabilidad que permita incluso acceder al financiamiento, y sobre todo, que se cumpla a rajatablas con los acuerdos fijados. Esto, en relación con las quejas de los productores más desfavorecidos que aseguran que hay empresarios que no están respetando lo dispuesto en la mesa de concertación de precios, al menos, con la ciruela.
A fines de enero se realizó en San Rafael la Mesa de Concertación de la Ciruela organizada por el Ministerio de Producción provincial, de la que participaron cámaras de comercio, industriales, funcionarios y productores. Sin embargo, cuesta que las firmas cumplan con lo establecido. En ese sentido, los productores alertaron que en ese encuentro se dispuso el precio base de la ciruela en 22 centavos de dólar, sobre la base del dólar exportador, pero con el correr de los días algunas industrias ofrecían solo 17 centavos de dólar.
“Es verdad que algunos industriales no están cumpliendo. Lamentablemente, no podemos fijar el precio. Pero, buscamos que todo acuerdo se cumpla. De todas maneras, más importante es poder avanzar en una tarea que ordene al sector, al tiempo que se va acomodando la macro, ya que son bienes transables, que si tienen un tipo de cambio competitivo, se mejora en todo sentido. Hay que ir por sistemas de cooperativas y organización estructural, con todo el sector integrado”, completó Moralejo.
De hecho, en el Gobierno mendocino apuestan a generar mayores lazos entre todos los actores de la cadena, con el objetivo de llegar a conformar una “Fecovita” [una federación de cooperativas que hoy es para el vino] con el sector de las frutas de carozo, lo que permitirá incluso acceder más fácil y rápido al financiamiento.
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