Un grupo de productoras formó “Mujeres de la Viña” en el Valle de Uco, Mendoza, para darle valor agregado a la propia uva
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MENDOZA.- Un patrón que se repetía: padres que elegían darle la finca a un hermano o a un tío si no tenían hijos varones. Por eso, ellas sabían que la decisión ya estaba tomada en el seno familiar. Así crecieron en sus hogares las hoy denominadas “Mujeres de la Viña”, un grupo de 21 mendocinas del Valle de Uco que en 2018 decidieron torcer su destino e impulsar una iniciativa que promueve la integración horizontal de productores vitivinícolas con perspectiva de género.
Sin dudas, la realidad en casa las marcó para siempre y decidieron mostrarle al mundo que sí pueden, que saben manejar un viñedo y que están preparadas para producir las uvas de sus generaciones anteriores. Así, con ese empuje y unión nació un vino que busca sorprender al país y al mundo: “Apasionadas”.
“Nos unimos para darle valor agregado a nuestras uvas. En el grupo participan mujeres profesionales, docentes, amas de casa y se combinan saberes y experiencias y sobre todo trabajo en equipo para lograr “Apasionadas”, nuestro vino, que es como tener un hijo; anhelado, gestado y cuidado, con el acompañamiento de nuestro enólogo Pedro Villalba, quien nos asesora. El proyecto continúa con capacitaciones permanentes y con la impronta de que el nuevo vino tenga tan buena recepción como el de este año”, contó a LA NACION Carina Venturín, una de las productoras vitivinícolas mendocinas que se animó a dar el gran paso en la industria. Están trabajando para obtener la personería jurídica de “Mujeres de la Viña”.
El proyecto vio la luz hace tres años a partir de un diagnóstico realizado por el Centro de Desarrollo Vitícola (CDV) de La Consulta, en el departamento de San Carlos, en el Valle de Uco. Según contó a LA NACION Federica Noelia Agüero, miembro de esa asociación y asesora de la iniciativa, en 2018 durante varias visitas detectaron la presencia de muchas mujeres productoras de la zona, que trabajaban individualmente y aisladas pero que compartían las mismas demandas, inquietudes, temores, prejuicios e intenciones de permanecer y desarrollarse en el sector, que históricamente ha estado en manos de varones.
Así, desde ese momento se buscó continuar con el espacio de integración horizontal para capacitarse, afianzar vínculos y trabajar en forma conjunta, para que se acabaran las limitaciones y ellas no perdieran la uva.
“Estamos muy entusiasmadas y agradecidas con este proyecto. En nuestra zona la mayoría de los productores vinifican la uva y se la venden a las bodegas, por lo general capitales extranjeros. Por eso, es uva de excelente calidad y alta gama y se venden a buen valor, pero había momentos donde no tenían dónde colocar la uva. Bajo este contexto comenzamos a hacer reuniones para escucharlas y brindarles herramientas. Así, empezamos a darles valor, capacitándolas y que elaboraron su propio vino”, expresó Agüero, quien contó que durante el primer año hicieron 100 botellas para que empezaran a mostrar su trabajo, ya que anteriormente ninguna había producido vino.
En el segundo año, realizaron una partida mayor de Malbec y Merlot, que aún están vendiendo. Pero ahora el desafío es mayor: ya tienen 2000 litros de vino en tanques y barricas para poner pronto en el mercado el vino con la marca “Apasionadas”.
En la medida que los procesos de comercialización resulten exitosos, quieren aumentar gradualmente la producción, con la intención de posicionar la marca en el mercado local. Actualmente, cuentan con 500 botellas de vino distribuidas en 250 botellas variedad de Malbec y 250 botellas de Merlot, ambas de la cosecha 2020, que se destinarán a la venta.
“Tanto en la producción y elaboración de vinos, como en el terreno de las especialidades y otros eslabones de la industria, se destacan mujeres que comenzaron a liderar y crecer en un territorio históricamente ocupado por una mayoría masculina”, ponen de relieve desde la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), a través de su unidad ejecutora de Pequeños Productores y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), quienes acompañan e impulsan el proyecto “Mujeres de la Viña”, en línea con los objetivos del Plan Estratégico Vitivinícola 2030.
Coviar brindó un aporte económico de $250.000 para que el grupo pueda adquirir equipamiento: despalilladora, tanques para vinificación y una bomba centrifuga. Se trata de un crédito para el fortalecimiento de capital de trabajo que no es reembolsable, pero mediante el cual el grupo se compromete a reinvertir la misma cantidad de dinero en más capital de trabajo para crecer como unidad productiva.
En tanto, desde el INTA sede La Consulta se les brindó un espacio físico en calidad de préstamo en la estación experimental que les permite conservar y fraccionar el vino que luego comercializan.
Según explicaron desde Coviar, “Mujeres de la Viña” se constituye como un caso de éxito dentro del trabajo que se viene realizando desde los CDV, con el objetivo de identificar necesidades, definir estrategias colectivas e implementar acciones para el desarrollo vitivinícola; fortaleciendo la participación y extensión de conocimientos a los pequeños productores, como así también a las instituciones y mecanismos que apoyen la integración horizontal y vertical de los productores.
En todo el país funcionan 13 CDV en distintas regiones: siete en Mendoza, dos en San Juan, uno en La Rioja, uno en Catamarca, uno en Salta y uno en Patagonia Norte. “Como productoras primarias, somos las encargadas de manejar a diario el viñedo. Pero, después del proceso de reuniones y capacitaciones nos animamos a probar la elaboración en muy poquita escala. Ahora, queremos seguir creciendo; nuestro sueño es que tengamos un lugarcito en el mercado local y extranjero. Nuestro gran desafío es crecer como elaboradoras de vino y acompañar a quienes están empezando con nuevos proyectos e incorporar a más mujeres en la vitivinicultura. El grupo cada día se consolida más, con el sueño de convertirnos en una pequeña empresa de mujeres que hacen vino”, contó a LA NACION Alicia Caraballo, otra de las sancarlinas que apostó a “Mujeres de la Viña”.
Las integrantes del grupo aportaron ya durante la Vendimia 2021 la mano de obra para la cosecha de las uvas, la elaboración del vino y el fraccionamiento en botella. Además, por ser un proyecto de integración horizontal cada una de las productoras del grupo contribuyó con 200 kilogramos de uvas para la elaboración de los 2000 litros de vino que se proponen comercializar.
“A pesar de la crisis, a veces se puede, uniéndose, asociándose. Las mujeres tienen eso: no se agotan, siguen para adelante. Hay productores que vendieron sus tierras, y ellas no, siguieron luchando, porque tienen valores culturales. Esto es darles entusiasmo a otras mujeres porque sabemos que hay otros sectores, como la ganadería, donde las mujeres no tienen su lugar o son opacadas. Deseamos que en algún futuro, las mujeres podamos incluir toda la producción en el proyecto y que no se necesite vender la uva a capitales extranjeros”, concluyó Agüero.
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