En un escenario de precios bajos, los especialistas aconsejan medidas específicas de manejo agronómico para que el cultivo exprese su máximo potencial
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De la rentabilidad calculada para la soja en el momento de siembra solo quedan esquirlas. Varios misiles provenientes de Estados Unidos (muy buena cosecha) y de Brasil (perspectivas de producción récord) provocaron explosiones que hicieron añicos los precios. Mientras tanto, los importadores chinos comen pochoclo y esperan, sin ningún apuro para completar los embarques.
Hacia adelante, los productores no tienen mucho por hacer si no aprovecharon las mayores cotizaciones del otoño-invierno; solo les queda trabajar el otro componente del ingreso, es decir el rendimiento.
A fines de diciembre, las sojas sembradas en octubre están entrando en floración; las de noviembre están cerrando el surco y las de segunda, en plena emergencia o más desarrolladas según la fecha de siembra. Ahora es el momento de tener una referencia de qué potencial tienen los cultivos sembrados temprano; para ello se deberían realizar varios chequeos. Primero, revisar la nodulación en la raíz principal de la soja. Lo ideal es que tenga de seis a nueve nódulos; valores inferiores evidenciarían un menor abastecimiento de nitrógeno al cultivo”, alerta un asesor del sur de Santa Fe.
El segundo paso sería cuantificar la población de plantas, que puede variar de 240.000 a 360.000 por hectárea según sistema de siembra. Interesa una distribución espacial pareja, con buena separación de plantas en el surco para evitar competencias. El siguiente punto sería verificar si la raíz principal no encontró una zona compactada, por ejemplo, un piso de sembradora, y se acodó.
“Recién a partir de que los chequeos anteriores hayan dado resultados satisfactorios se podría analizar la conveniencia de complementar la nutrición del cultivo viendo si hace falta agregar fósforo, zinc, boro o calcio”, advierte el profesional.
El nitrógeno es un caso aparte. La soja puede no llegar a satisfacer el 100% de sus requerimientos de este elemento en planteos de alta producción. La bibliografía indica que obtiene el 50% de los nódulos y el resto lo extrae del suelo. Si las plantas sufrieron algún estrés, como seca, pueden dejar caer los nódulos y quedar desabastecidas, ante lo cual puede ser necesaria una fertilización en estados reproductivos. “El último paso sería la prevención de ataques de enfermedades, pero para eso falta bastante”, aclara el asesor.
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