El alza del precio de la soja en Chicago, que llegó a superar los US$500 por tonelada y luego bajó a US$496, podría generar una valorización de la cosecha sin vender por US$ 350 millones y un impacto adicional de entre US$ 2500 y US$ 5000 si las condiciones de mercado persiste, según los especialistas. No obstante todos coinciden en que el clima es el gran limitante debido a las condiciones de sequía que atraviesa el cultivo en varias zonas productivas.
La suba de 35 dólares por tonelada en el precio de la soja en las últimas dos semanas representa US$350 millones extra, tomando las 10 millones de toneladas de soja 2019/2020 que restan por vender de la actual campaña.
"Sube el valor de las existencias, con una suba de 35 dólares en las últimas dos semanas, los 10 millones de toneladas de soja 2019/2020 remanentes son US$350 millones extra que pueden quedar en el país si se avanza en la comercialización de esa mercadería; en una distribución del 67% para los tenedores de esa soja tanto productores, acopiadores o industrias y el 33% para el fisco (por retenciones)", puntualizó a LA NACION Juan Manuel Garzón, economista del Ieral, de la Fundación Mediterránea.
Según David Miazzo, jefe economista de FADA, con una cosecha buena la mejora de precios podría generar un mayor ingreso de divisas por unos siete u ocho mil millones de dólares por cereales y oleaginosas, "Una sequía moderada podría llevarse unos cuatro mil millones de dólares de las divisas extras pero si la sequía es grave, la mejora de precios de la soja no va a alcanzar siquiera a compensar la caída de la producción", afirmó.
En este sentido, Garzón destacó que para la soja que está en desarrollo, la "soja nueva", los mayores precios son, en parte la otra cara de una moneda, donde la sequía que avanza y se consolida en el país y la región: "Dependiendo del impacto final que tenga la sequía, estos mayores precios pueden compensar o no la caída de producción".
Asimismo, el economista remarcó que la compensación es más bien macro, porque en la micro puede haber muchos casos donde la producción se resienta por la sequía y por lo tanto no haya compensación posible. "En el extremo, quien sea muy dañado por la sequía y produzca 0 granos, no tendrá compensación alguna. La ausencia de compensación puede ser a nivel de productores o de regiones. Por ejemplo, Córdoba luce hoy más afectada que Buenos Aires por la sequía", ejemplificó.
Por su parte, Teo Zorraquín, consultor en agronegocios y director de Zorraquín & Meneses, opinó que las últimas lluvias y la suba de precios afuera ayuda a los ánimos del productor. "Si todo va bien y las 50 millones de toneladas se producen puede ser una buena noticia", dijo.
Para Zorraquín, es difícil hacer cuentas lineales de los dos últimos meses donde la soja subió unos 100 dolares. "Si uno lo multiplicara ese valor por los 50 millones de toneladas esperadas el número es US$5000 millones, pero no es necesariamente así porque parte de la soja futura le falta mucho por recorrer, porque todavía no se terminó de sembrar y el clima está haciendo daño. A su vez los productores y exportadores ya la vendieron parte de esa soja, es decir ya tiene precio fijado", detalló. "Probablemente no sea más del 15 o 20 por ciento. Si hacemos una cuenta intermedia sería US$2500 pero a ojo de buen cubero esa cuenta puede llevar a confusión", agregó.
En coincidencia, Ricardo Baccarin, analista agrícola, sostuvo que la suba de precios se debe a la buena demanda china y las sequías de Brasil y la Argentina, como también de la activa participación de fondos comprando. En cuanto al ingreso de divisas, señaló que es algo difícil de precisar hoy en día y que va a depender del tamaño de la cosecha.
"Los precios son muy buenos pero si no se materializa las lluvias, la situación empeorará. Si la caída productiva es importante, la suba de precios podría no llegar a compensar esa merma", alertó y subrayó que se debe mirar el clima en la Argentina y en Brasil, como también la evolución internacional del dólar, "que abarata relativamente el precio de las materias primas, que se expresan en esa moneda".
En este contexto, Garzón recordó que en los últimos tres eventos de sequía, el daño en la producción de soja en los periodos 2008/2009, 2011/12 y 2017/18, fue entre un 15% y 35% aproximadamente según los casos.
El economista de FADA rescató tres factores fundamentales que explican el incremento de la soja, por un lado la sostenida demanda china, además está la contracción de la oferta de América del Sur por la gran sequía, que ayudó a sostener el precio y por último la política monetaria expansiva de Estados Unidos y la UE, principalmente, que es el que puede generar estabilidad de esta tendencia alcista en el tiempo: "Esos países han estado imprimiendo dólares y euros y existe una mayor liquidez a nivel mundial".
En una perspectiva futura, remarcó que la liquidez monetaria va a continuar, que difícilmente la demanda china siga creciendo al ritmo actual y que se debe estar atento a ver que pasa con el clima. "Como mínimo los precios de la soja se sostendrán a los niveles actuales pero existe alguna posibilidad para que sigan aumentando. Lo único que podría entorpecer esa mejora en el precio de la soja es que aparezca una nueva ola de Covid-19 que lleve a una caída de la economía a nivel mundial", concluyó.
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